Que Microsoft es una de las compañías tecnológicas más grandes del mundo es algo que nadie duda. Tocan decenas de diferentes temáticas, incluyendo por supuesto software y también hardware. En los últimos años han ampliado significativamente los mercados en los que luchan, y eso ha terminado requiriendo una amplia reestructuración y organización.
En pocas palabras podríamos decir que Microsoft ahora se divide en cuatro grandes áreas: sistemas operativos, tanto de escritorio como móvil o el software de la Xbox One; dispositivos y servicios, incluyendo hardware como Microsoft Surface, ratones, teclados o las consolas; Cloud y empresa, con gran carga profesional y centrada en ofrecer servicios web; y por último servicios online más centrados en el público doméstico, como Bing, Skype u Office 365.
Estas nuevas áreas de trabajo traen consigo nuevos ejecutivos y cabezas visibles, como Terry Myerson, Julie Larson-Green, Satya Nadella o Qi Lu, que son los encargados de las cuatro divisiones que plantean oficialmente.
¿Qué repercusiones tiene todo esto? La principal es la de permitir la innovación a una gran velocidad y eficiencia, palabras que forman parte del título del anuncio realizado por Microsoft hace unas horas. En el mundo real, deberían ofrecernos cambios mucho más rápidos en sus productos y servicios para así ofrecer nuevas funcionalidades.
Estos cambios no serán instantáneos, y aunque se apliquen de forma rápida tardarán en ser efectivos. Microsoft se centrará en los próximos meses en sus nuevos productos (Windows Phone 8.1, Office 365 y Xbox One), y será ya de cara al año 2014 cuando posiblemente veamos los frutos de esta amplia reestructuración.
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