Los móviles cada vez desde edades más tempranas y sin vigilancia paterna: ¿debe empezar así el primer contacto?

Los móviles cada vez desde edades más tempranas y sin vigilancia paterna: ¿debe empezar así el primer contacto?
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Decimos entre risas que los niños ya no nacen con un pan bajo el brazo, sino con un móvil, pero quizás la exageración sea cada vez menor. Los smartphones y los tablets representan una fuente de entretenimiento mucho más accesible e intuitiva que un ordenador, además de que los desarrolladores han tenido a bien llenar las Stores de apps para niños. ¿A qué edad empieza la interacción con los dispositivos electrónicos? Y, por otra parte, ¿a qué edad debería empezar?

Hace algo más de un mes tratábamos este tema a consecuencia de una encuesta realizada por Internet Matters acerca de la conveniencia de que exista o no una edad mínima de acceso a los dispositivos electrónicos y además de cuál era ésta según el personal entrevistado. En este caso se trataba de una muestra de 1.000 padres de niños con edades comprendidos entre 8 y 11 años en Reino Unido, y para el 84,6% de los casos creían conveniente que sí exista esa edad mínima, y que ésta fuese de 9 a 11 años.

Una edad que queda lejos de lo que se ha visto en otro estudio, esta vez realizado en una muestra de la población proveniente de Philadelphia, Estados Unidos. En este caso el New York Times era quien se hacía eco de las conclusiones, entre las cuales destacaba el hecho de que en el 75% de los casos los niños de unos cuatro años tenían acceso a algún dispositivo electrónico (tablets, smartphones o reproductores de mp3) sin supervisión de los padres.

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Los médicos no los odian, pero los sufren

Como ocurría en el primer caso, no se trata de unos datos representativos para la sociedad en general, de hecho en este caso es de ámbito local (se realizó sobre 350 familias que respondían al cuestionario al asistir al Centro Médico Einstein de Philadelphia). Pero aún siendo así encaja con el que realizó en 2013 Common Sense Media a nivel nacional en EE.UU., en el que se veía que el 72% de los niños de hasta 8 años usaban uno de estos dispositivos, casi el doble del porcentaje en 2011 (el 38%).

Jugando con el móvil

La doctora Hilda Kabali, autora principal del estudio del hospital de Philadelphia, apuntaba que en un tercio de estos casos el niño maneja incluso dos dispositivos simultáneamente. Un colega de la Dra. Kabali, el Dr. Michael Rich del Hospital de Boston, comenta que basándose en las observaciones a familias con las que trabaja, no le sorprendería que al realizar el mismo estudio en su hospital no se sorprendería ante resultados similares.

Cuando usan uno de estos dispositivos a veces ni siquiera responden y sin embargo sí reaccionan de una manera agresiva si se les quita el terminal

Algo que también expresaba el pediatra Gabriel Ruiz, que comentaba en un artículo relacionado con este tema que en su consulta ve a niños de edades cada vez menores (incluso con meses) manejando dispositivos electrónicos. Matiza que a veces ni siquiera responden tanto a él como a sus padres, pero que sí que reaccionan de una manera agresiva si se les quita el terminal.

Cada vez más pronto

Vemos que la edad media de acceso a dispositivos electrónicos varía pero en lo que parecen coincidir es que cada vez este momento llega antes. Ya lo hemos visto en caso de Estados Unidos, y en España la edad inicial media de utilizar estos dispositivos por primera vez se sitúa entorno a los 2 y 3 años según calcularon en un estudio realizado en enero de 2014 por Protégeles titulado “Menores de Edad y Conectividad Móvil en España: Tablets y Smartphones

Se hizo a partir de una muestra de 1.800 niños españoles de hasta 10 años y adolescentes de 11 a 14 años, analizando la relación de los menores a la situación actual en cuanto a la presencia de los dispositivos como tablets o móviles. Se vieron aspectos como qué uso hacían, la implicación de éste en la privacidad, así como sus reacciones cuando desconectan de los dispositivos.

A la edad de 10 años un 30% de los niños españoles ya es poseedor de un terminal, casi un 70% a los 12 años y un 83% a los 14 años

En cuanto a tener un teléfono móvil propio (ya sea nuevo o heredado), a la edad de 10 años un 30% de los niños ya era poseedor de un terminal, casi un 70% a los 12 años y un 83% a los 14 años. Y ya se trate del teléfono móvil o de cualquier otro dispositivo en casa o en otras partes, algo que ha sido determinante para que los dispositivos se extiendan a cada vez más edades es el hecho de que, tras una normalización de internet ya desde hace años, vivimos en un estado de conexión permanente.

La utilidad: descanso para unos, abstracción para otros

Como cabría pensar, para los niños los usos más frecuentes son las apps de juegos y las que contienen o muestran vídeos como las de las cadenas de televisión o YouTube. Estos usos salen reflejados en ambos estudios, y en el realizado en Philadelphia además matizaban que algunos acceden sin problemas a la galería de fotos y la repasan y que el uso diario del móvil o tablet ya es habitual en la mayoría de niños de 2 años.

Obviamente hay variaciones con la edad. Es lo que refleja el estudio de Protégeme en cuya muestra se abarcaba hasta los 14 años, con lo que vemos también los usos durante los primeros años de la adolescencia. En este caso los usos más habituales entre 11 y 14 años son la mensajería instantánea, las fotos y vídeos (hacerlos y compartirlos), escuchar música y buscar información, siendo los menos frecuentes las llamadas y el correo electrónico.

El hecho de no tener WhatsApp se traduce en el adolescente en la sensación de estar ausente, ajeno a lo que acontece en el grupo

En cuanto al mayoritario, hablar de mensajería es hablar básicamente de WhatsApp. La app se utiliza en un 76% de los casos entre 11 y 14 años (frente al porcentaje en que realizan llamadas telefónicas, 29%) y el hecho de no tenerlo se traduce en la sensación de estar ausente, ajeno a lo que acontece en el grupo, algo relacionado con lo que veíamos al hablar del miedo a la desconexión por temas sociales, lo que se empieza a designar con el acrónimo FoMO [como ya vimos](https://www.xatakamovil.com/movil-y-sociedad/y-tu-hasta-que-punto-puedes-estar-sin-consultar-tu-smartphone-quizas-padezcas-fomo-el-miedo-a-no-estar-al-dia). Con respecto a los padres, **los móviles y los tablets son el nuevo Tetris**. Es decir, recordando aquellas consolas portátiles con este juego que ya constituían **una recompensa a un buen comportamiento o un recurso a mitigar uno no tan bueno** por ejemplo en una sala de espera, situación que puede ser eterna para niño y tutor. Con los años el móvil ha hecho las veces de estas consolas portátiles (salvando las distancias), siendo algo efectivo y de manera rápida. Esto, el recurso fácil, sale reflejado en los estudios que veíamos y lo podemos ver directamente en situaciones como una cola o la que mencionábamos de la sala de espera. En el caso del de Philadelphia refleja que en la mayoría de estas situaciones los padres buscan distraerlos mientras realizan las tareas del hogar o para tranquilizarlos cuando se hallan en público. ##Qué recomiendan los médicos [[image: {"alt":"Los ni\u00f1os y las apps","src":"11dd38\/nina-apps","extension":"jpg","layout":"normal","height":375,"width":650}]] Hay dos aspectos básicos a considerar en la edad de en la que los niños empiezan a introducir los dispositivos electrónicos en sus rutinas. Por un lado está la **influencia en su desarrollo cognitivo** y por otro el hecho de que, al tratarse de un contacto que tendrán con casi el 100% de seguridad a partir de cierta edad, **convenga iniciarlo relativamente pronto y con ciertas pautas**. La [Asociación Americana de Pediatría](http://pediatrics.aappublications.org/content/128/5/1040.full) (AAP) recomendó en un principio la total abstinencia de pantallas en niños menores de dos años, pero posteriormente suavizó esta advertencia de modo que no se tratase de una ausencia total, sino de **una restricción por horario con atención a los contenidos** por parte de los padres. Es decir, atendiendo a qué uso hace el niño, de manera que se favorezca la interacción y no como recurso fácil para calmarlos si se ponen nerviosos.
Según el Dr. Ruiz, un uso temprano puede afectar al desarrollo del lenguaje, fomenta la actividad sedentaria y favorece que los padres distraigan su atención

Para el Dr. Ruiz el primer acceso a los dispositivos por parte de los niños en sus primeros años de vida es de gran importancia por el desarrollo cerebral, cognitivo y emocional que ocurre hasta los 3 años. Cita en su artículo que el uso temprano de las pantallas (en referencia a tablets y móviles) puede afectar al desarrollo del lenguaje, fomenta la actividad sedentaria y favorece que los padres distraigan su atención, citando la publicación que enlazábamos al mencionar la AAP.

Kathy Hirsh-Pasek, profesora de psicología de la Universidad de Temple, Philadelphia, se mostró alarmada ante el resultado del estudio realizado en esta ciudad. Menciona las consecuencias directas en el desarrollo social de los niños si se solucionan ciertos comportamientos poniéndolos frente a un dispositivo móvil.

Simplemente desconocemos qué consecuencias tendrá el hecho de dejar que se peguen a una golosina digital

Empezar pronto, pero bien

Bebé con un PC

Así, desde Protégeme ven como algo positivo el hecho de que la adopción o el uso de TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en edades más tempranas, dado que aún existe un vínculo más cercano entre padres e hijos y éstos los toman como referencia en mucha mayor medida que durante la adolescencia. Y de esta manera intentar que haya un aprendizaje de las posibilidades de la red así como de las recomendaciones al respecto de la seguridad y otros aspectos que de otra manera podrían mal-aprender o directamente no hacerlo.

Se busca que se haga un uso más productivo y creativo de la red, generando contenido y opinión más allá de las redes sociales, la mensajería o las consultas a los medios de información

Lo que se plantea en este estudio es, de hecho, que el que los niños empiecen cada vez más pronto a familiarizarse con los dispositivos al tener una mayor receptividad y a su vez con internet. Y por extensión, que se depure el uso de la red que en conjunto aún está extendido tanto en mayores a partir de 30 y 40 años como en los adolescentes. Es decir, que se haga un uso más productivo y creativo generando contenido y opinión más allá de las redes sociales, la mensajería o las consultas a los medios de información.

Todo ello siempre con la supervisión y participación de al menos uno de los tutores. De hecho, las apps educativas pueden ser una ayuda como mostraba la revista Science. El mes pasado publicaba un estudio en el cual se veía como los estudiantes de primer grado que usaban la app Bedtime Math junto con sus padres mejoraban sus conocimientos en matemáticas en unos meses.

Ampliando el temario en la escuela de casa

Recopilando lo que en general opinan los profesionales, ante este contacto primario con los dispositivos por parte de los más pequeños se hace más necesario que nunca que los adultos retomen el papel de referentes en esta cuestión. Es decir, que además de que el primer contacto se empiece en una edad adecuada, que no sea algo pasivo sino una experiencia para ambos en los que el entretenimiento sea además una manera de aprender.

Toca Apps en el iPad

Lo que también recuerdan en el trabajo de Protégeme es que, sobre todo en los niños ya conscientes de lo que es internet y que empiezan a ser usuarios, los padres les den nociones de la gestión de los datos personales y les aconsejen sobre privacidad y el uso que las apps hacen de ellos. Según este estudio, al menos el 40% de los menores de 11 a 14 años de edad ha buscado información sobre cómo proteger sus datos personales a falta de recibir esta información de sus padres.

Además, como recordaban Hirsh-Pasek y el Dr. Ruiz, no hay que olvidar las consecuencias en varios aspectos del desarrollo cognitivo según cuánto tiempo y de qué manera los niños usen estos dispositivos. A este respecto, en el estudio de Philadelphia se veía que en un 25% de los casos los padres afirmaban que dejan a sus hijos llevar el dispositivo a la cama aunque éste provoque alteraciones del sueño. A lo que el Dr Rich añadió:

Llevan a los niños a dormir a un ambiente que impide conciliar el sueño

Por tanto, lo importante es que nos informemos sobre la edad conveniente para iniciar este contacto, que según apuntan los distintos estudios se situaría a partir de los 2 y 3 años, y que al menos durante los primeros años sea una actividad monitorizada, de tiempo controlado y con la participación activa de los padres. Toca hacer bien los deberes para saber cómo es la mejor manera de ponerlos.

En Xataka Móvil | Una encuesta abre el debate: ¿deben existir una edad mínima para tener un móvil?

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