Motorola Edge 40, análisis: una joya escondida en la frontera de la gama media y gama alta

Motorola continua con su objetivo de lucirse en la gama media y gama alta de smartphones. Este año ya ha hemos conocido dos de sus primeras apuestas. El Motorola Edge 40 Pro fue el primero y ahora le ha seguido el Motorola Edge 40. Se trata de un smartphone que, sobre el papel, viene a tratar de ganarse un puesto entre medias, situándose en la estrecha línea de la gama media y la gama alta. Y ya te avanzamos que en la práctica se mantiene ahí.

El pasado año pude probar el Motorola Edge 30 y reconozco que fue uno de mis móviles favoritos de 2022. Por eso, tenía muchas ganas de conocer a su sucesor, al cual he podido volver a 'sentar' en mi mesa de análisis para ponerlo a prueba en todas las situaciones posibles y así comprobar de primera mano en qué medida se acerca o aleja de su antecesor.

Ficha técnica del Motorola Edge 40

Cuesta mucho encontrarle pegas en diseño y experiencia de uso

El Motorola Edge 40 ha reducido ligeramente sus dimensiones para convertirse en un móvil aún más compacto que el Edge 30. Y aunque aquel pesaba 12 gramos menos que este, lo cierto es que el apelativo de “peso pluma” se sigue manteniendo, dado que apenas se nota ese cambio y los 167 gramos que pesa el Edge 40 le hacen ser una de las raras excepciones en la industria.

Esas dimensiones recortadas y que su peso no sea excesivo lo hacen tremendamente cómodo de manejar, incluso con una mano. Esta buena sensación también se nota cuando comprobamos que cabe en casi cualquier bolsillo. Lo mejor, sin duda, es su estrechez, ya que su formato de pantalla curva, del que te hablaré más adelante, hace que sea muy fino. Además, el terminal cuenta con certificación IP68 frente al agua y al polvo como una de sus principales novedades.

Respecto a materiales, nos encontramos con cuero vegano. Dice Motorola tener un compromiso con el medio ambiente que se expresa tanto en este tipo de construcciones como en el packaging, el cual en su mayoría está compuesto de cartón y papel reciclado. Este material de pseudo cuero tiene una ventaja más y es que repele muy bien las huellas, aunque no tanto el polvo y otros elementos. Al menos en la versión en color negro.

El material en sí produce una sensación muy agradable al tenerlo en mano. Como dato adicional, decir que está presente en las versiones en color negro, como la unidad que hemos probado, y en color verde. Existe una tercera opción en azul que sólo se vende a través de la web de Motorola y que en lugar de ese cuero sintético opta por materiales más metalizados.

La pantalla es otro de los puntos fuertes, pese a ser curva. Esto lo digo porque servidor es poco fan de este tipo de paneles, pero asumiendo ya lo estandarizado que está, debo decir que al menos la curva no es demasiado exagerada, ni fomenta los toques fantasma. Lo que nuevamente se demuestra es que las pantallas siguen siendo uno de los puntos fuertes de Motorola. Panel pOLED de 6,55 pulgadas de diagonal, 144 Hz que le dotan de fluidez y una muy buena calibración de color.

La pega de la pantalla está en la gestión del brillo automático. Desconocemos si es por un problema con el sensor de luz de nuestra unidad, si es generalizado o si se podrá resolver mediante software. El caso es que en algunas ocasiones hemos notado que excede el brillo cuando es innecesario, lo cual conlleva un mayor consumo, de la misma forma que a veces hemos necesitado un mayor brillo que de forma automática no se ha configurado. Lo positivo es que, en condiciones de mucha luz directa sobre el panel, y aunque sea subiendo el brillo manualmente, el contenido de la pantalla se ve bien. Este Motorola Edge 40 cuenta con un brillo máximo de 1.200 nits, aunque no es sostenido durante demasiados minutos.

El apartado de sonido también es una muestra de estar ante un móvil que se acerca mucho a la gama alta. No tenemos jack de 3,5 mm para auriculares, aunque tampoco se esperaba en una gama como esta y menos viendo que sus antecesores no lo llevaron, siendo el Motorla Edge el último con ello. Lo compensan sus dos altavoces estéreo con Dolby Atmos y con una gran calidad. Alcanza un volumen que, sin ser excesivamente alto, está muy bien y además no distorsiona. Con este ingrediente y los de la pantalla, el consumo de contenido multimedia ha sido muy gratificante.

El paso de Qualcomm a MediaTek se nota

Uno de los elementos más importantes que ha cambiado del Motorola Edge 30 a este Edge 40 es el procesador. Si aquel montaba un Snapdragon 778G+ de Qualcomm, en este nos encontramos un corazón MediaTek, en concreto el recién presentado Dimensity 8020. No debería ser este un cambio dramático, menos viendo el buen hacer de MediaTek en los últimos tiempos, y efectivamente no lo es. El Motorola Edge 40 es un dispositivo tremendamente solvente y que perfectamente podría pasar como un gama alta. Salvando ciertas distancias, sí, pero ya digo que no muy alejado en el día a día.

Ese buen trabajo del chip lo percibimos tanto en tareas algo más pesadas como en videojuegos de alta resolución gráfica. Por supuesto, va sobrado en las tareas más cotidianas. Sin embargo, la gestión de la temperatura sí es un punto diferencial con la generación anterior. Para mal.

El teléfono se calienta demasiado rápido cuando nos ponemos exigentes, siendo un claro punto débil del dispositivo. En este punto, esa suave y agradable textura mate no juega precisamente a su favor. El terminal no llega a calentarse hasta un punto que resulte preocupante, aunque en mano sí se siente algo incómodo.

En puntuaciones de benchmark observamos ese salto con la generación anterior. Además, se muestra muy peleón con su competencia más directa. Así es como quedan:

Como sistema operativo nos encontramos la última iteración de My Ux, la capa de Motorola basada en Android 13. Como siempre, esta es una capa muy cercana a Android puro, aunque trae algo de bloatware. Esto es algo que nos sorprende y disgusta a partes iguales, dado que no suele ser habitual en este fabricante, pero incluye algunas apps aparte de las propias de Motorola que poco o nada aportan. Véase un juego de puzzles como ejemplo. Respecto a actualizaciones, el fabricante confirma que recibirá tres actualizaciones de Android completas y que durante el cuarto año le seguirá brindando soporte con parches de seguridad.

Como elementos de seguridad tenemos un desbloqueo facial que, como en la mayoría de smartphones Android, no es lo más práctico si realmente queremos un sistema seguro, dado que se ejecuta a través de la cámara frontal y no cuenta con sensores de reconocimiento en tres dimensiones. Eso sí, funciona bastante bien, aunque lógicamente le cuesta cuando la luz ambiental no es buena. Por su parte, el lector de huellas en pantalla funciona a las mil maravillas. Es preciso  y, además, muy rápido y con una muy buena posición en la parte inferior de la pantalla.

Para la batería debemos dar la razón a Motorola en aquello de que resulta complicado añadir más en un móvil tan compacto, aunque ha mejorado respecto a su antecesor alcanzando una capacidad de 4.400 mAh. Lo malo es que vuelve a pecar de exceso de consumo con los 144 Hz activos, costando mucho llegar al día de uso completo con esta tasa de refresco.

De media, y como ves en la anterior captura, puede llegar a día y medio de uso con algo más de 7 horas de pantalla. El uso ha sido “normal”. Es decir, apps de mensajería, tirar alguna foto, GPS, llamadas por voz y un poco de consumo multimedia con apps como Amazon Prime Video o YouTube.

En cuanto a la velocidad de carga, decir que nos encontramos con una potencia máxima de 68 W y como tal se incluye en la caja un cargador capacitado para ello. Como era esperable, y sin ser el móvil con la mejor carga rápida, los tiempos son bastante buenos, destacando la idea de poder tener un 40% en sólo un cuarto de hora y quedando así su resumen:

• 5 minutos de carga: 8% de batería
• 10 minutos de carga: 29% de batería
• 15 minutos de carga: 40% de batería
• 30 minutos de carga: 74% de batería
• 40 minutos de carga: 90% de batería
• 54 minutos de carga: 100% de batería
• Total del 0% al 100% → 54 minutos

El procesado le hace un flaco favor a la cámara, aunque se puede salvar

El Motorola Edge 30 compartía cámaras traseras con el Motorola Edge 30 Pro, lo cual resultó ser un gran aliciente. En este nos encontramos no sólo con unas lentes diferentes a su respectiva versión ‘Pro’, sino que también pierde por el camino un sensor de profundidad respecto a aquel Motorola Edge 30. A priori se debía compensar por software y, aunque se logra, lo cierto es que el procesado flojea por otros lados como veremos a continuación.

La app de cámara como tal, no nos ofrece nada revolucionario, lo cual tampoco es negativo. Como en otros móviles de Motorola y de otras marcas, se ofrece una opción de cámara dual para capturar a la vez una instantánea con la frontal y otra con la trasera al estilo BeReal, mientras que el resto de opciones clásicas permanecen. El modo nocturno y el ‘Ultra-Res’ para fotografías de 50 megapíxeles (50,3 concretamente) se esconden en el apartado ‘Más’, aunque se puede configurar a nuestro gusto, manteniendo siempre fijas las opciones de foto y vídeo.

De primeras, el anterior ejemplo nos sirve para mostrar como la cámara principal arroja buenos resultados por norma general. Sin embargo, deja ya entrever una ligera tendencia a la saturación de color que, en siguientes ejemplos, veremos de una forma más evidente. En cualquier caso, insistimos, son buenos resultados en lo que a calidad general se refiere.

El tratamiento que hace el software de Motorola de las escenas no es lo más preciso y este otro ejemplo sirve para apreciar el exceso de saturación. Esto no es algo necesariamente malo y de hecho va por gustos, pero objetivamente arroja resultados con tonos muy alejados de lo que es la realidad de la escena. Obviamente, en modo ‘Pro’ se puede balancear para ajustarlo a nuestras preferencias.

Este selfie fue tomado en el mismo lugar y momento que la anterior fotografía. Nos sirve para ver una diferencia abismal en lo que a color se refiere, siendo mucho más realista la interpretación de la cámara delantera en este sentido. Pese a ello, son más que evidentes sus defectos en calidad (texturas y otros detalles que capta) y especialmente en lo que se refiere al fondo de la imagen dejando de lado el sujeto principal.

La cámara gran angular tiene casi los mismos defectos y mismas virtudes que la principal. Como aspectos positivos, que personalmente creo que pesan más en la ecuación, nos encontramos con planos de mucha calidad a nivel general y en buenas condiciones de luz.

Sin embargo, tiende también a saturar, lo cual visto lo visto podemos incluso darlo por bueno al no haber por tanto diferencias entre lentes. En otros dispositivos nos hemos llegado a encontrar resultados tan diferentes entre la gran angular y la principal que parecerían de diferentes móviles. En lo que a distorsión se refiere, sobre todo en los laterales, existe, aunque no es dramático.

Esta otra fotografía está tomada con el máximo zoom disponible, digital, por supuesto. En ausencia de teleobjetivo como en tantos otros gama media, destaca sobre todo por no ser estrictamente un recorte de lo que capta la principal, sino que incluye su propio procesado para remarcar las texturas. No es que brille especialmente en ello, ya que se nota incluso exagerado. Tampoco es algo exclusivo de este Motorola Edge 40, pero no es tan habitual verlo en móviles de gama media. Así que es de aplaudir la idea, aunque la ejecución sea la que es.

No he podido probar todos los móviles de gama media del mercado, pero no son pocos los que han pasado por mis manos y creo poder decir aquello de ¡por fin un modo macro decente en un gama media! Aquí, y nuevamente es una apreciación personal, creo que el exceso de saturado no le sienta nada mal a la fotografía. Sobre todo cuando se observa que el enfoque, aunque no sea perfecto, es bueno y se arroja una buena calidad de detalle. Desde aquí, gracias al insecto que tuvo a bien posar para ser inmortalizado y dar fe de este buen modo macro.

Una prueba que me reafirma en que es el software el culpable de la excesiva intensidad de color es el modo retrato. Se hace con las mismas lentes y, como apreciarás en la anterior imagen, ofrece un color mucho más cálido. Eso sí, se captura en 12,6 megapíxeles y eso hace que pierda mucho detalle. Si nos centramos en la particularidad de este modo, que no es otra que el recorte y el desenfoque, vemos que hace un buen trabajo. No obstante, no acaba de ser del todo certero y me deja con la duda de si la presencia del sensor de profundidad lo hubiera perfeccionado (recordamos que el Edge 30 sí lo tenía).

Consciente de no poderle pedir peras al olmo, lo cierto es que el modo noche ha supuesto una grata sorpresa. Aquí, como me sucedió en el macro, la interpretación de color que se hace le va muy a juego. El resultado con esta modalidad activa son fotografías que mejoran mucho la escena en condiciones de poca luz sin que resulten irreales. Incluso el detalle como el de las baldosas del suelo es muy similar al que se capta de día. Además no requiere de demasiado tiempo de exposición.

Para los selfies nocturnos no hace falta ni siquiera que haya una pequeña farola que nos ilumine. En ausencia de flash y como sucede en otros dispositivos Android, el modo noche de la cámara frontal se apoya fundamentalmente en la luz blanca que ilumina la pantalla cuando procedemos a hacer la foto. Así, con nuestro rostro iluminado por esa cegadora luz, obtenemos un selfie correcto. Darlo por bueno es no ser sinceros viendo que la calidad no es nada del otro mundo, pero a nivel de luminosidad que es lo que importa en este tipo de fotografías, cumple de sobra.

En resumidas cuentas, y pese a mi insistente queja con la saturación de color, creo que las cámaras reman a favor del terminal. Ponen de manifiesto un claro problema de Motorola con el procesado de color con el caso opuesto a lo que también viví con el Motorola Edge 30 Neo. De ahí que tenga dudas en decir que sea de los mejores móviles en fotografía en la gama media. Sin embargo, los defectos son salvables y la calidad general es de notable.

Galería de fotos completa del Motorola Edge 40

Motorola Edge 40, la opinión de Xataka Móvil

Con 100 euros de subida en este Motorola Edge 40, o 200 si tenemos en cuenta que el Motorola Edge 30 se ha mantenido casi siempre con ofertas a 399 euros, lo cierto es que en lo personal me generaba mucha curiosidad saber si el salto estaba justificado. La conclusión es que se nota una evolución muy justa. Buen rendimiento sin echar de menos a Qualcomm, buen salto en batería y sin renunciar a valores seguros como la experiencia multimedia con su buen panel y sonido estéreo.

Ahora bien, el apartado fotográfico no ha evolucionado como se esperaba, dejando además un procesado que, aunque va por gustos, pierde mucha naturalidad con respecto al Motorola Edge 30 e incluso otros terminales de rango inferior dentro de Motorola. Aunque tampoco supone un drama si tenemos en cuenta la posibilidad de disparar en modo manual y reajustar nosotros mismos los parámetros.

Así, a fin de cuentas el Motorola Edge 40 supone un reencuentro con una especie casi en extinción, la de los móviles Android compactos. Lo es además en una gama en la que perfectamente puede competir con grandes nombres como el Samsung Galaxy S23. Si se aceptan esos ligeros sacrificios en autonomía en favor de un tamaño compacto y que la cámara requiere de algo más de atención, resulta un movilazo. Y si encima aparece en oferta, mejor que mejor.

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