No creía en los anillos inteligentes, pero me he comprado uno por poco más de 10 euros y ahora pienso lo contrario

He probado un anillo inteligente de AliExpress baratísimo y me ha sorprendido gratamente

Los anillos inteligentes son los nuevos wearables de moda y sin embargo, no son para mí. O no lo eran, esencialmente por dos razones: los modelos a la venta en España me parece que tienen un precio elevado (por ese precio, me compro un smartwatch) y su diseño tosco. Entonces abrí AliExpress y me encontré un anillo inteligente que me hizo ojitos: tiene una estética similar al resto y un precio de lo más atractivo: me costó poco más de 10 euros.

Esta operación tuve que repetirla un par de veces (no quiero adelantar acontecimientos), pero en poco más de una semana lo tenía en casa. Nada más llegar, lo saqué de la caja, leí las instrucciones y lo puse en marcha: basta con ponerlo a cargar, descargar la app en el móvil y emparejarlo mediante Bluetooth. Fue coser y cantar: llevo una semana con un anillo inteligente baratísimo y esta ha sido mi experiencia.

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Como veis sobre estas líneas, el packaging y todo lo que incluye es cumplidor: viene correctamente protegido, incluye el cable de carga, una pequeña hoja con las instrucciones de uso y poco más. Más allá de un adaptador para la carga, no hace falta más para ponerlo en marcha.

COLMI-anillo inteligente R02, carcasa de acero de titanio de grado militar, monitoreo de la salud, IP68 y 3ATM, modos multideportivos impermeables

Un diseño que da el pego (pero sigue siendo tosco)

Sí, lo sé, para gustos los colores. Entiendo que albergar componentes en un objeto tan pequeño como un anillo supone un desafío técnico, pero el resultado apuesta por unas líneas gruesas que recuerdan a una arandela. Sé que este diseño es típicamente masculino y sí que echo en falta que la integración del hardware se hiciera quizás jugando con otros elementos ornamentales, pero esto no es culpa del Colmi o2, que así se llama este anillo, y sí la norma actual de los anillos inteligentes. Así que sí, es tosco, pero tan tosco como los demás. Teniendo en cuenta que se trata de algo diseñado para llevar siempre encima, el aspecto es importante, pero supongo que será cuestión de tiempo que estos gadgets evolucionen a nuevas versiones.

La cara exterior del anillo es brillante, suave y esmerilada, bastante agradable al tacto. Hay dos acabados disponibles: oro y negro, pero teniendo en cuenta que por su bajo precio no se pueden esperar milagros, elegí el negro suponiendo que iba a quedar más discreto. Aquí no hay titanio que valga, solo un recubrimiento de acero de titanio que da el pego (al menos en negro). En el interior, el fabricante ha optado por dejar a la vista la circuitería y también encontramos dos círculos concéntricos: es donde lo cargaremos.

En mi semana de uso lo he llevado para todo, en la ducha, en partidos de padel, para salir a cenar y también para dormir. Tengo que decir que me he olvidado completamente de que lo llevaba puesto por lo cómodo que resulta (pese a ser gordito, 2,7 milímetros) y su ligereza. Este punto es importante puesto que yo siempre duermo sin reloj porque me molesta y con este wearable no he tenido inconveniente.

Asimismo, tiene resistencia IP68 y 3ATM, así que fregar o estar en contacto con el agua no ha sido un problema. Por otro lado, tampoco se ha rayado, aunque la superficie se ensucia con facilidad, pero basta con pasarle un paño (o el dedo, incluso) para que quede bien.

Lo de las tallas sí que me ha dado algún que otro quebradero de cabeza, hay cuatro: 8, 9, 10 y 11. Siguiendo las indicaciones, me medí la circunferencia y pedí la talla 11. Me quedaba enorme. Probablemente no fue la mejor medición del mundo, pero al volver a pedir otro de la talla 9 todavía me sigue quedando un pelín grande, aunque medianamente apañado (y sin tanta holgura como para que se caiga) en el dedo corazón de la mano izquierda.

Funciones y aplicación: más y mejor de lo esperado

Cuando vi todo lo que prometía, quedé sorprendida porque mi premisa es esperar lo mismo que de la típica pulsera de actividad de 20 euros. Es decir, una estimación de pasos y distancia recorrida, calorías quemadas, ritmo cardíaco y poco más.

Aunque a título personal este tipo de pulseras se me quedaron cortas hace años y aposté por un reloj (el Apple Watch), siguen teniendo su razón de ser y su público, por ejemplo gente no muy tecnológica que simplemente quiere monitorizar una actividad básica. En versión anillo tendremos que recurrir al móvil para visualizar métricas, pero a cambio tenemos un dispositivo discreto y extremadamente cómodo.

Pero ojo porque va bien servido en cuanto a métricas: a las anteriormente mencionadas hay que añadir 20 disciplinas deportivas (sí, el tenis está), el sueño, la presión arterial, el oxígeno en sangre, el estrés y el ciclo menstrual. Por cierto, para que registre la actividad deportiva es necesario acudir a la aplicación justo antes de empezar y pulsar sobre el botón de '¡Vamos¡' para elegir el deporte y que comience a registrar datos. Tendremos que desandar el camino para detenerla. Es un poco rollo y es fácil que se te pase, pero es lo que hay cuando no dispones de botones o pantalla para interactuar desde el propio dispositivo.

Bastante más de lo que tenía en mente, pero una cosa es la cantidad y otra la calidad. Ahora bien, si miramos a fondo hay algunos datos que patinan porque no todo lo mide igual. Habida cuenta que no dispongo de instrumental médico de precisión para verificar su exactitud, tengo que decir que donde más consistencia he encontrado es en el sueño y los pasos, que no se desvían más de un 10 - 15%.

No va a ganar una medalla a la exactitud, pero cumple como orientación. Si lo dejas tal cual viene, mide de vez en cuando, pero en cada métrica puede elegirse que mida cada media hora (aunque obviamente eso pasa peaje a la batería).

En pocas palabras: cosas como los pasos o el sueño bastante bien, pero en otras más avanzadas (propias de modelos más premium) como el oxígeno en sangre me ha devuelto datos como una bajada hasta el 90% imposible de 5 a 7 de la mañana. Vamos, que en la práctica, espera lo mismo que una pulsera de actividad básica.

Hablemos de la aplicación, el lugar donde lo vuelca todo. El código QR de las instrucciones nos lleva a QRing, una aplicación gratis disponible para iPhone en App Store y para Android en Google Play Store. En emparejamiento fue rápido y la app cumple de sobra a nivel visual y en funcionamiento. No es tan bonita como la de Apple, pero su diseño es claro y funcional: tiene tarjetas con un resumen de ciertas métricas a las que podemos entrar para visualizar más a fondo y editar esa pantalla para retirarlas.

Además dispone de un modo claro y otro oscuro, cuenta con un modo perdido, está bien organizada y un dato importante: cada vez que entramos, la app se actualiza con los últimos datos medidos, pero si queremos acceder a históricos diarios, semanales o mensuales, entonces es necesario registrarse e iniciar sesión. Finalmente, cabe destacar que aunque está en castellano, algunas traducciones son mejorables y hay palabras que se han quedado en inglés.

Autonomía y carga: es barato y se nota

Para que nos hagamos a la idea, lo máximo a lo que se puede aspirar actualmente con un anillo inteligente de los caros es una semana de autonomía en el mejor de los casos, aunque la horquilla va de cuatro a siete días. El Colmi R02 tiene una batería de polímero de litio de 17 mAh de capacidad y poniéndolo con todas las mediciones cada media hora (es decir, el escenario más desfavorable) y una vida bastante activa me ha dado para dos días y medio. Dejando mediciones puntuales y sin registrar deportes, ronda los cuatro días de autonomía como máximo.

No, gran autonomía no está entre sus virtudes, pero a cambio en aproximadamente dos horas de carga pasa de 0 a 100%, algo que puede comprobarse en cualquier momento desde el apartado 'Me' de la aplicación. Por cierto, quiero destacar lo fácil que es alimentar su batería: el pin está imantado y el encaje es bueno, por lo que no habrá cargas en falso.

Anillo Colmi R02, mis conclusiones una semana después

Esta ha sido mi primera experiencia con un anillo y he quedado bastante satisfecha. ¿Me ha animado a comprarme un modelo más caro? No, porque el diseño sigue sin gustarme y el precio está todavía fuera de mi presupuesto, pero sí que me parece útil como complemento a mi reloj. Me explico: que sea tan discreto y cómodo me ha hecho poder dormir con el anillo puesto, algo esencial para monitorizar lo (poco) que duermo. Tengo claro que el segmento de los anillos inteligentes acaba de empezar y que tarde o temprano este gadget se diversificará y encontraremos modelos más modestos de marcas reputadas para este menester.

Dejando a un lado la experiencia general con los anillos y centrándome en el Colmi R02, creo que vale más de lo que cuesta. Tiene un diseño resultón, la app funciona bien y aunque peca de ofrecer demasiadas mediciones, para una monitorización básica y aproximada es suficiente.

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Portada | Eva Rodríguez de Luis

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