El smartphone es uno de los dispositivos electrónicos que utilizamos con mayor frecuencia, si no el que más. Muchos de nosotros no concebimos salir de casa sin él, y no dudaríamos un instante en darnos la vuelta y regresar a buscarlo si descubriésemos que lo habíamos olvidado. Y es que, poco a poco, estos terminales han ido sustituyendo en nuestro día a día a otros gadgets, como cámaras de fotos compactas y reproductores de MP3, entre otros dispositivos.
Muchos usuarios, incluso, prefieren utilizar un smartphone y no un lector de libros electrónicos para leer sus publicaciones favoritas debido a su habitualmente mayor portabilidad. Además, si su teléfono móvil inteligente les acompaña a todas partes, ¿por qué no utilizarlo también como lector electrónico? Un smartphone puede ser una herramienta de lectura estupenda, pero hay varios consejos que pueden ayudarnos a disfrutar más esta experiencia, sobre todo si tenemos en cuenta que, a diferencia de los lectores de libros electrónicos dedicados, no han sido diseñados específicamente para esta tarea.
Tinta electrónica, la referencia
Los lectores de libros electrónicos tienen una ventaja importante frente a los smartphones y los tablets en este escenario de uso: utilizan pantallas de tinta electrónica. Aunque el propósito de este post no es profundizar en la tecnología de estos dispositivos (si os apetece saber cómo funcionan podéis echar un vistazo a esta entrada de nuestros compañeros de Xataka), nos viene bien recordar que estas pantallas, a diferencia de los paneles LCD TFT, no necesitan retroiluminación.
Por esta razón, provocan menos fatiga ocular que las pantallas retroiluminadas, consumen menos energía, son más finas y ofrecen imágenes brillantes que es posible observar cómodamente incluso en entornos muy iluminados. Afortunadamente, si decidimos utilizar nuestro smartphone para leer libros electrónicos podemos tener en mente varios consejos sencillos que pueden resultarnos de mucha utilidad para paliar en cierta medida estas desventajas, y, que, por tanto, pueden también ayudarnos a tener una mejor experiencia de lectura.
Cuidado con el nivel de brillo
Cuando leemos, habitualmente ponemos toda nuestra atención sobre el texto para asimilarlo correctamente. El nivel de concentración que conlleva una lectura prolongada puede reducir ligeramente la frecuencia con que parpadeamos, lo que unido a la fatiga ocular que provoca una exposición prolongada a la retroiluminación de las pantallas LCD TFT, suele ocasionar que acabemos con molestias en los ojos, e, incluso, con dolor de cabeza.
Un nivel de brillo excesivo puede provocarnos fatiga ocular en poco tiempo, e, incluso, dolor de cabeza
Podemos minimizar estos síntomas y ser capaces de leer textos en la pantalla de nuestro smartphone durante mucho tiempo si reducimos el nivel de brillo de la pantalla. Cada teléfono móvil inteligente tiene una intensidad diferente, por lo que es muy difícil dar una medida exacta del valor que debe tener para reducir la fatiga ocular. Eso sí, es importante que tengamos en cuenta que el brillo que utilizamos habitualmente en nuestro smartphone suele ser excesivo para afrontar una lectura prolongada, por lo que lo ideal es reducirlo cuando vayamos a utilizarlo para leer y queramos hacerlo de forma confortable.
Como he comentado antes, es muy difícil dar una medida del brillo que pueda aplicarse por igual a todos los smartphones del mercado, pero, después de probar más de una decena de terminales de distintos fabricantes, he comprobado que suele dar buenos resultados utilizar un nivel de brillo que oscile entre el 35 y el 50% de la máxima intensidad.
Lo único que puede obligaros a incrementarlo es que os encontréis en un entorno muy iluminado, y tengáis que subir el brillo para poder ver correctamente la pantalla. En cualquier caso, probad y daréis con la intensidad que os permite ver bien la pantalla de vuestro smartphone provocándoos una mínima fatiga ocular.
La fuente y la agudeza visual
Buena parte de las apps que podemos instalar en nuestros smartphones para leer libros electrónicos nos permiten modificar el tamaño de la fuente, e, incluso, el color del lienzo o el fondo sobre el que aparecen las letras. Al igual que nos ha sucedido con el brillo, es difícil dar un consejo preciso que revele qué tamaño de fuente debemos utilizar. Pero tenemos pistas que puedan ayudarnos a averiguar cuál es el adecuado para cada uno de nosotros.
Los oftalmólogos suelen aconsejar que coloquemos nuestro smartphone a unos 30 cm de nuestros ojos
La agudeza de cada persona es diferente, y determina la capacidad de nuestro sistema visual para apreciar los detalles más sutiles del objeto que estamos observando. No obstante, los oftalmólogos suelen aconsejarnos colocar nuestras fuentes de lectura, se trate de una publicación en papel, un lector electrónico o un smartphone, a una distancia aproximada de nuestros ojos de unos 30 cm. Por esta razón, lo ideal es que os decantéis por aquel tamaño de fuente que os permita leer el texto de forma confortable a esa distancia. Si en algún momento os dais cuenta de que, de forma involuntaria, estáis guiñando ligeramente los ojos, incrementad un poco el tamaño de la fuente.
Otro apunte: leer colocando el smartphone en posición horizontal suele ofrecer una experiencia más agradable debido a que nos obliga a afrontar menos saltos de línea, y, en consecuencia, forzamos un poco menos nuestros ojos al ofrecerles un enfoque con mayor continuidad.
Más resolución, menos aliasing
Ahora nos topamos con el tamaño de la pantalla y la resolución. ¿Cuáles son los idóneos específicamente para leer? La cantidad de información que podemos observar en una pantalla no depende tanto de su tamaño como de su resolución. Ambos parámetro suelen ir ligados, pero esto no siempre es así. Una pantalla capaz de mostrarnos bastante texto simultáneamente nos provocará menos fatiga visual que otra que nos obliga a cambiar de línea y de página constantemente debido, ante todo, a que nuestros ojos se verán obligados a reenfocar con menos frecuencia.
Por otra parte, si nuestro smartphone tiene una resolución muy elevada, de más de 300 puntos por pulgada, las fuentes tendrán un mayor nivel de detalle, y los contornos apenas padecerán aliasing, que es ese efecto desagradable que provocan los bordes dentados cuando la resolución no es muy alta. Como es lógico, la lectura es más confortable si los contornos de las tipografías son suaves.
Por estas razones, a la mayor parte de los usuarios les resultará más placentero leer sus libros electrónicos en un smartphone equipado con una pantalla de 5 pulgadas y resolución Full HD, por ejemplo, que en otro de 3,5 o 4 pulgadas y resolución inferior.
En futuras entregas de este especial profundizaremos en las aplicaciones de lectura de libros electrónicos para smartphones más atractivas disponibles actualmente. No os las perdáis.
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