Muchas apps tienen como germen una casualidad o el hecho de que sean el fruto de una conversación de amigos (y alguien con idea de código). Algo así les pasó a Nikil Viswanathan y Joseph Lau cuando tuvieron la idea para crear su app Down to lunch, aplicación para organizar planes espontáneamente que se popularizó entre los universitarios pero que se encontró un buen escollo en su ascenso: numerosas acusaciones de tráfico humano.
Una historia que conocemos por Business Insider y que a priori resulta bastante impactante al relacionar una app tan sencilla con algo tan grave como la trata de personas. No obstante, así como hemos conocido casos en los que se coloca a las apps como las herramientas que usan acosadores, timadores y otros delincuentes para cazar a sus víctimas como You Now o Kik, en este caso parece que se trata de algo distinto.
En este caso las acusaciones que llegaban tanto por redes sociales como por la App Store y la Google Play Store, más o menos como ya pasó con la app Snapdeal en la India, y que se multiplicaron como en su momento hicieron las descargas de la app, que llegó a ser la segunda en la App Store estadounidense y la primera en la categoría de apps sociales. ¿Cómo pasó de ser una app para quedadas espontáneas a ser la presunta herramienta para los traficantes de personas?
El sueño a lo Silicon Valley que se tornó pesadilla
Down to lunch es casi la mínima expresión de app, tanto por su uso como por el hecho de que se creó en tan sólo un día (sin detenerse mucho a revisar el desarrollo) con un único propósito: que el usuario encuentre el plan que busca en el momento. De hecho, explican sus creadores a Business Insider que la app aún arrastra muchos bugs y que no estaban preparados para el éxito que tuvo, lo cual finalmente les llevó a contratar un pequeño equipo para empezar a mejorarla.
Pero esta no fue la mayor de sus preocupaciones. A medida que la app se extendía entre los alumnos de la Universidad de Georgia y otros campus, Nikil Viswanathan empezó a ver acusaciones en las reseñas de la App Store, siendo éstas compartidas en capturas por cuentas de Twitter con alto número de followers, según apunta el co-creador. Cuentas como la de Dory con casi un millón y medio de seguidores.
Las acusaciones hacen referencia a que la app se usa para traficar con personas, recomendando que no se descargase. Twitter lo viralizó y en poco tiempo se contaban por centenas, pero su co-creador veía que no tenían una base firme y daba la impresión de que se trataba de hechos inventados.
Viswanathan lo vio tan claro que imaginó que el resto de usuarios compartiría esta impresión, pero no fue así
Algo que vio tan claro que imaginó que el resto de usuarios compartiría esta impresión, dado que la app sólo permite interactuar con personas que el usuario tenga en su agenda (es decir, que posea su número). Por ello la tesis de que no tenga sentido el caer en un engaño, dado que en realidad es más bien complicado que los eventos lleguen a muchos usuarios por esta limitación. Y de hecho según explica una de las principales peticiones por parte de los usuarios es que se integre en Facebook, con el fin de que haya mayor alcance.
Pero no fue así y los usuarios no sólo tuvieron en cuenta las acusaciones, sino que además hacían eco de las mismas en redes sociales y otros canales. Como consecuencia, la app perdió el 90% de su crecimiento en menos de 48 horas. Todo esto hizo pensar a sus creadores que tras estas acusaciones había una estrategia de alguien de su competencia y que además le estaba funcionando.
De pleito a pleito
¿Tiene razón Viswanathan y se trata de una campaña de la competencia? Varias comprobaciones hacen pensar que su co-creador esta vez sí estaba en lo cierto. La jefa de la división de tráfico humano de la oficina del fiscal de Texas declaró al New York Times que no encontraron ninguna evidencia que dieran peso a esas denuncias, y además vieron que las cuentas que habían compartido las reseñas con acusaciones empezaron a desaparecer. Como también desaparecieron algunas de estas reseñas por parte de Google y Apple en sus respectivas tiendas de apps.
Lo que tampoco se ha demostrado es que en efecto se trate de una campaña orquestada por parte de alguien de la competencia, si bien Viswanathan sospecha que se pudieron haber pagado miles de dólares por ello, dado que los retweets se multiplicaron exponencialmente tras ser retwitteados por cuentas parodia. Cuentas que en ocasiones reciben sustanciosas sumas por tweet, como explicaba BuzzFeed en algunos casos (como el que antes citábamos de Dory).
Esta sencilla app, además, se enfrenta a otra batalla legal entorno al spam que al parecer sigue generando pese a que tras las quejas iniciales de los usuarios se intentó reparar a principios del pasado mes de abril. Aunque Viswanathan mantiene que en esta ocasión tampoco hay base para la denuncia y que los usuarios sólo pueden invitar de manera individual. Y lo que también mantiene el equipo es la intención de que la app crezca hasta ser una plataforma más completa, y de monetizar su producto mientras esté teniendo éxito.
Vía | Business Insider
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