Hace tiempo que los pagos móviles dejaron de ser el futuro, ya están entre nosotros y son el presente de multitud de usuarios que echan mano de su smartphone para pagar cosas a diario. Tanto es así que además de las soluciones que va proponiendo cada sistema operativo, los propios bancos cuentan ya con sus herramientas específicas. Incluso algunos ajenos quieren sumarse a la fiesta, de ahí el auge del nuevo sector fintech que tan fuerte pega ya en muchos países.
Las opciones de cada sistema operativo y de cada fabricante de móviles (Apple, Samsung) van aterrizando sin prisa pero sin pausa. Apellidadas Pay, algo que hemos de agradecer a la desbordante imaginación del sector, todas cuentan con alguna ventaja sobre la competencia pero comparten algo común: siguen sin triunfar de forma rotunda. ¿Qué es lo que le falta a estos servicios de pagos móviles? Vamos a ver algunas cosas que, de estandarizarse, supondrían un buen empujón para estos sistemas de pagos móviles.
No todas las tarjetas, no todos los bancos
Si hay algo que frena la expansión de un servicio es que no sea accesible por todo aquel que quiera utilizarlo. Ya no se trata de que se publiciten poco o de que dependan de otros factores. Que alguien quiera y no pueda es el principal impedimento, y a día de hoy los servicios Pay no funcionan ni con todas las tarjetas ni con todos los bancos.
Podemos coincidir en que cada entidad bancaria tiene su solución sobre la mesa, pues a día de hoy es más raro encontrar un banco sin sistema de pagos móviles propio que al contrario. Esto, sin embargo, debería ser algo ya solventado por los servicios que ofertan Apple, Samsung, Google y compañía. Sea de donde sea mi tarjeta o con qué banco esté, debo poder usar tu servicio y a día de hoy no es posible.
Ni tampoco todos los teléfonos
Al hecho anterior, el de la limitación por proveedor de tarjetas o por tipo de banco, hemos de sumarle el hecho de que estos sistemas de pago están limitados aún a unos pocos dispositivos que, además, no son los superventas en todas las marcas indicadas. Si quieres un iPhone, compras automáticamente uno compatible con Apple Pay pero en el caso de Samsung hay decenas, literalmente decenas, de móviles que no son compatibles con Samsung Pay.
En cuanto Android Pay aterrice en todos los países ocurrirá exactamente lo mismo. Unos dispondrán del sistema y otros no. Ni siquiera dependerá de que el propio teléfono disponga o no de chip NFC y lector de huellas, pues algunos servicios funcionan también para pagos a través de la web, sino de una actualización de software que se retrasa o sencillamente de la decisión de los directivos. Éste móvil es compatible y éste móvil no. Así de sencillo. Porque si de algo dependen no los pagos móviles es de la potencia del terminal.
No NFC, no party
Esto nos lleva a un impedimento que sí es físico pero que puede solventarse, y algunos ya han demostrado que puede hacerse. Uno de los requisitos lógicos cuando hablamos de pagos contactless, como la mayoría de pagos con el teléfono móvil, es el de tener un chip NFC instalado en nuestro teléfono. Llevan años entre nosotros pero no están ni mucho menos extendidos al 100% del parque de teléfonos.
Algunos fabricantes los usan, otros no, algunos filtran en función del modelo que compremos. No hablamos del lector de huellas para autentificarnos a la hora de hacer el pago sino del chip que debe transmitir la información con el propio lector de tarjetas del comercio que corresponda. Decíamos que esto se había solucionado antes y lo hizo Vodafone con su Wallet. En su origen había la opción de tener una pegatina que fijábamos al móvil y disponíamos de pagos desde la misma, ¿por qué se ha desechado esta solución en buena parte de los competidores?
Llegamos a los lectores, una de las evoluciones más lentas
Dependiendo del país en el que estemos, nos encontramos ante un grado de evolución con respecto a los pagos contactless u otro. No nos referimos a los pagos móviles, que a fin de cuentas son los últimos en llegar, sino al propio pago con tarjetas que están preparadas para apoyarse sobre el lector y efectuar la transacción. Siempre que el lector lo permita, y ahí está el problema, que no todos lo permiten.
Tanto Samsung Pay como Apple Pay, y el resto de sistemas de pagos móviles, especifican claramente que necesitan un TPV que sea compatible con pagos sin contacto. Los móviles pueden pagar desde hace poco pero hay tarjetas contactless desde hace años, y ni por asomo el 100% de TPVs del mercado son compatibles con ellas. Este paso sí es fundamental, pues de nada sirve poder pagar con tu móvil si el comercio no te lo acepta. No por normativa sino por imposibilidad física.
El valor añadido
Estaremos de acuerdo en que los pagos móviles son algo avanzado pero que, a la hora de la verdad, nos obligan y limitan a hacer exactamente lo mismo que con una tarjeta de crédito. Hay que sacarlo del bolsillo y hacer el mismo gesto para pagar con él: acercarlo a lector, introducir el PIN, recoger el recibo cuando corresponda. Aquí lo definitorio son los servicios de valor añadido, y no están extendidos.
Samsung Pay, por ejemplo, permitirá llevar tarjetas de fidelización asociadas a nuestra cuenta. Menos tarjetas en la cartera es siempre un avance pero este sistema no está en otros servicios de pago móvil. Hablábamos de las tarjetas compatibles y no compatibles, y se trata de una zancadilla real a la expansión de estos pagos desde el momento en que podemos sacar unas tarjetas de la cartera pero otras no. Si el objetivo es prescindir de la cartera, ¿a qué esperan?
Una de las grandes ventajas que tiene un teléfono móvil es que es a la vez tarjeta y TPV. Es emisor y es receptor. Eso supone una ventaja en cuanto puedes usar tu móvil para prestar dinero a un amigo con un simple contacto, o simplemente devolverle algo que le debías. De nuevo estamos ante una ventaja evidente del móvil sobre la tarjeta de crédito y que, contra todo pronóstico, muy pocos aprovechan. Los servicios de pago móvil que permiten prestar dinero a amigos y conocidos se cuentan con los dedos de una mano y, desde luego, ninguno de ellos es un Pay como el de Apple, Samsung, LG, Android o el que toque.
Llegará el día en que podamos ir por la calle sin ningún tipo de efectivo en el bolsillo pero aún resulta imposible, y sólo Twyp Cash nos permite utilizar el sistema de cashback que sí impera en otros países. Acercarte a un comercio, comprar algo y llevarte algo de efectivo en el bolsillo cuando salgas por la puerta. Otra funcionalidad que está muy lejos de ser masiva.
Aún mucho por hacer
Todos los proveedores de servicios para pagos móviles quieren lo mismo. Que podamos realizar todo tipo de transacciones con nuestro móvil y que además su servicio sea el único que utilicemos. Pero a la hora de la verdad, ni podemos hacerlo todo con un móvil ni podemos limitarnos sólo a un servicio si queremos hacer más cosas que las que cada uno permite.
Estos servicios avanzan y eso siempre es una buena noticia para todos, pero todos los pequeños problemas que presenta cada uno de los servicios Pay actuales no hace sino frenar una transición tan inevitable como necesaria. Los teléfonos móviles podrían jubilar a las tarjetas de crédito en pocos meses si los servicios Pay se lo propusiesen, pero cada uno hace la guerra por su cuenta y ninguno se ha convertido aún en una solución integral.
Descuentos, promociones, posibilidad de financiar las compras en el momento de retirarla, prestar dinero a amigos, abonar una cena entre varios teléfonos a la misma vez. Todas son funciones que ayudarían a que estos servicios despegasen y que por ahora parecen poco menos que una utopía. Hay mucho por avanzar, mucho por hacer. Llegará el día en que las tarjetas sean historia, pero todavía no.
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