Cada año se lanzan al mercado centenares de modelos distintos. Si hay algo que no falta en el mercado móvil son teléfonos. De todos los tamaños, de todos los colores y para todos los gustos. Pero sobre todo, de muy diversas potencias. Y la potencia, a efectos de obtener el mejor terminal o destacar sobre la competencia, cobra una especial importancia.
Algunos componentes se diferencian claramente sobre el papel, pero en su rendimiento influyen otros y la eficiencia conjunta se altera, de forma que hacen falta agentes externos capaces de medir cuán potente es realmente un dispositivo. Es en este punto en el que aparecen los benchmarks, pues no son más que eso, pruebas de rendimiento objetivas que podemos realizar a nuestros teléfonos. Y a otros dispositivos, claro.
Qué es exactamente un benchmark
Como decíamos, un benchmark es una prueba de rendimiento, tal cual. De igual forma que los humanos tenemos las carreras de fondo, velocidad, con obstáculos y demás, los teléfonos móviles y otros dispositivos tienen pruebas diseñadas específicamente para medir su capacidad generando resultados. Resultados objetivos, pues todos los componentes se evalúan siempre de la misma manera. La mejor forma de compararlos entre sí.
Los benchmarks son muy diversos. Hay algunos que envían al procesador complejas ecuaciones matemáticas a fin de medir el tiempo que tardan en resolverlas, otros dedicados a medir los tiempos de lectura y escritura tanto en la RAM como en la memoria interna de los teléfonos, incluso las microSD, y hay otros específicamente diseñados para generar gráficos 2D y 3D y apretar las clavijas a las gráficas que acompañan a los procesadores.
Casi todas las partes importantes, a nivel de funcionamiento, de un teléfono móvil son benchmarkeables, medibles. Desde el procesador, GPU incluida, hasta las memorias, pero también el módem mediante pruebas de velocidad de descarga y de subida, e incluso las cámaras y las pantallas. Aunque para estos últimos se acude a laboratorio externos especializados, no son pruebas que podamos realizar por nuestra cuenta.
Las pantallas, por ejemplo, se miden en DisplayMate mientras que las cámaras pasan por los tests de DxOMark. Los únicos laboratorios externos fiables a la hora de realizar este tipo de pruebas pues, como en el caso de los benchmarks que podemos ejecutar nosotros mismos, siempre realizan las mismas pruebas de la misma manera, para poder puntuar los resultados obtenidos de forma similar.
Entonces, ¿para qué sirve un benchmark?
Dado que se trata de pruebas para medir el rendimiento bruto de un teléfono móvil en cada uno de los componentes, los benchmarks nos sirven para saber qué modelos son más potentes que otros. Sin más, aunque en ocasiones también revelan qué fabricantes hacen "trampas" a la hora de construir sus teléfonos, como incluir memorias con velocidades inferiores a las prometidas o avisar a sus chips de que funcionen a más velocidad si detectan estas pruebas.
Pero básicamente, un benchmark sirve sólo para eso, para saber si nuestro teléfono es o no más potente que el que tenemos en la otra mano. O que ese otro que estamos viendo en la web mientras evaluamos su compra. Otro uso menos extendido es el de saber si nuestro teléfono funciona de forma defectuosa, devolviendo velocidades de escritura menores a las óptimas y mostrando, por ejemplo, que la memoria interna tiene algún problema. Pues los teléfonos pasan pruebas antes de ponerse a la venta pero en todas partes cuecen habas, y los errores existen.
En cuanto a las compras, la variedad de benchmarks existentes hace que podamos discriminar entre un teléfono y otro en función de qué busquemos exactamente. Si lo que queremos es una gran autonomía podemos buscar resultados de PCMark, obviando el resto de pruebas, o si lo que queremos es rendimiento para juegos podemos acudir a 3DMark en sus distintos tests adaptados para diferentes resoluciones y procesadores.
Es importante, sin embargo, no dejarse llevar por los resultados de los benchmarks de forma ciega. Estas pruebas de rendimiento nos dicen, efectivamente, qué teléfonos son capaces de desarrollar más potencia que otros pero eso no define la experiencia de uso que tendremos con ellos, aparte de que tal vez obtengamos puntuaciones menores a causa del sistema operativo que no se correspondan con la realidad.
Es conveniente, por tanto, que demos a los benchmarks la importancia justa. Medidores de rendimiento bruto pero nada más. En el día a día de un teléfono influirán decenas de factores adicionales y no sólo que el procesador que tengamos funcionando sea o no el mejor disponible, o que esté acompañado por los mejores escuderos. Una mejor puntuación en un benchmark no hace a un teléfono superior.
¿Cuáles son los benchmarks más populares?
Antes comentábamos que tanto DxOMark como DisplayMate son las pruebas indicadas para medir la calidad y respuesta tanto de cámaras como pantallas, pero no forman parte de las pruebas de rendimiento que podemos realizar por nosotros mismos, por nuestra cuenta. Entre éstas, os mostramos las más populares y las que, por otra parte, utilizamos en los análisis que realizamos aquí en Xataka Móvil.
Empezamos por AnTuTu, posiblemente el benchmark más popular de todos los que pueblan las tiendas de aplicaciones móviles. Se trata de una prueba de rendimiento que mide la respuesta general de la interfaz, del propio sistema de la CPU, la GPU, la memoria RAM y la lectura y escritura de datos en la memoria interna del teléfono. Produce una puntuación en forma de cifra única y es uno de los más completos, y el que tenía que encabezar este listado.
Seguimos con Geekbench, una prueba de rendimiento que realiza pruebas tanto al procesador y todos sus componentes internos como a la memoria RAM, y a cómo se conjugan entre ellos. A diferencia de AnTuTu, Geekbench sólo se centra en el procesador y sus adyacentes pero produce resultados más detallados. Concretamente, una puntuación para el rendimiento del procesador en modo mono núcleo y otra puntuación para el rendimiento multinúcleo.
Otra prueba de rendimiento para el procesador de nuestro móvil es GFXBench, que también pone a trabajar a la GPU para ver de qué es capaz el procesador en líneas generales pero centrado en los gráficos. Con esta prueba obtenemos, por ejemplo, los frames por segundo que es capaz de generar y mantener el procesador durante la ejecución de una aplicación o de un juego. Se trata de una prueba muy interesante.
Y dado que nos hemos metido en gráficos, es el momento de hablar de la existencia de 3D Mark, un benchmark dedicado, como su nombre indica, a evaluar la creación de gráficos 3D por parte del procesador, principalmente de la GPU, y ver con qué soltura es capaz de moverlos en pantalla. La prueba de los gamers la llaman, y genera un resultado único en forma de cifra.
Otros benchmarks algo menos conocidos pero no por ello menos usados son Vellamo, que se encarga de medir, entre otras cosas, la habilidad del procesador para ejecutar HTML5, ofreciendo resultados en forma de núcleos individuales y también en multi núcleo, o PC Mark, en el que encontramos el que posiblemente sea el test más fiable en cuanto a duración de baterías, y tests para comprobar qué tal navegan por la web nuestros teléfonos.
Hay muchos y muy variados benchmarks pero hemos tratado de mostraros los más populares, los más usados y los que suelen utilizar los fabricantes para colocar sus móviles por encima de los de la competencia, pero, que quede claro, no están todos los que son. En caso de que conozcas más benchmarks que uses de forma específica para distintos fines, te invitamos a dejarlos en los comentarios.
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