Las noticias falsas son un mal endémico en esta era de comunicación masiva en la que nos encontramos. Y es que del mismo modo que Internet y las redes sociales son una herramienta de comunicación extraordinaria, si se aplica el mal uso en ellas pueden reportar el efecto contrario, algo que llevamos tiempo viendo con el asunto de las "fake news" o noticias falsas.
Facebook lleva tiempo detrás de un método que permita frenar este modo de desinformación, incluso ha creado herramientas que permitan a los usuarios identificarlas para que no se sigan extendiendo, pero hay canales mucho más rápidos y mucho menos accesibles donde se gesta este tipo de contenido casi vírico. Hablamos de los servicios de mensajería instantánea, concretamente de WhatsApp, quién parece estar ahora buscando el modo de frenar la difusión de este tipo de bulos.
Cuando la privacidad entra en juego
No tenemos que irnos muy lejos para encontrarnos con este tipo de contenido inventado y ver la facilidad con la que se extiende. Y es que apenas hace unos días, tras los trágicos acontecimientos sucedidos en España, pudimos ver cómo una noticia falsa que renace tras cada ataque terrorista en Europa volvía a ocupar los teléfonos de los usuarios impulsada a través de los grupos de WhatsApp.
Bulos en formato de cadena, noticias falsas y demás contenido negativo que no hacen sino desinformar y asentar miedos impostados, ése es el problema del que WhatsApp está siendo consciente pero ¿cómo luchar contra ello a la vez que se mantiene la privacidad de los usuarios? Complicado.
Uno de los ingenieros de software de WhatsApp, Alan Kao, declaró recientemente que si bien WhatsApp quiere terminar con la difusión de noticias falsas en su plataforma, el modo de determinar qué es falso y sobre todo, de localizarlo, es un recorrido altamente complicado.
Dicha complejidad radica en el cifrado extremo a extremo utilizado por la aplicación para proteger la privacidad de los usuarios. Este sistema impide (a priori) el acceso a terceros a nuestras conversaciones, incluyendo (se supone) a la propia compañía. Según palabras del propio Kao: «Debido a la encriptación, no podemos leer el contenido de los mensajes» y además añadió que por el momento la única solución viable es la de educar a los usuarios en un intercambio responsable de información.
Todas las soluciones conducen a una invasión de la privacidad
Dado que es tan complejo que se acceda al contenido compartido por motivos evidentes de privacidad y además, tras las palabras del ingeniero que aluden directamente a una profilaxis educacional de los usuarios para identificar contenido falso, es probable que WhatsApp se vea en la tesitura de seguir los pasos de Facebook y añada una opción que permita reportar contenido presumiblemente falso.
Sin embargo, esta solución volvería a caer en el mismo problema: ¿quién accede al contenido reportado? Estamos de nuevo ante un claro caso de enfrentamiento entre seguridad y privacidad, algo que ya hemos visto anteriormente (sin la misma magnitud, obviamente) con temas como el de Telegram e Isis. Quedamos a la espera de conocer qué solución decide aplicar WhatsApp o si por el contrario, seguirá dando prioridad a la privacidad, aunque eso suponga que las noticias falsas continúen su esparcimiento.
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