Los pagos móviles están más de moda que nunca. Samsung Pay acaba de aterrizar en España, los bancos están buscando que las empresas tecnológicas no les coman el negocio de un terreno tradicionalmente suya mientras nuevos actores también buscan quedarse con un trozo de su pastel. Y aunque Yaap podía aparentar ser una pequeña start-up no era así.
Tras esta app estaban CaixaBank, el banco Santander y Telefónica, que invirtieron 27 millones de euros para buscar una nueva vía para que los pequeños negocios conociesen y fidelizasen mejores a sus clientes. Pero lo cierto es que lo que funcionaba en Yaap era el pago entre personas, algo que se mete en el negocio de los bancos inversores, y ante ese riesgo de tener el enemigo en casa los socios tras la app han decidido liquidarla.
Lo cierto es que Yaap no era rentable pero tampoco podían esperar su socios alcanzar el umbral de la rentabilidad en apenas dos años desde su lanzamiento. La alianza entre los bancos y el operador se anunció en mayo de 2013, aunque el lanzamiento comercial de Yaap no se produjo hasta junio de 2014.
Para los usuarios la app era conocida por ser una de las primeras que permitía el pago entre personas de una manera muy sencilla. Quizás llegaron incluso muy pronto, pero a base de inversión y de regalos a los primeros usuarios (baterías externas o entradas de cine) la app consiguió más de 150.000 descargas.
Se desvió de la intención de los inversores
Y aunque lo que más triunfaba entre los usuarios era ese intercambio de dinero con Yaap Money, los inversores lo que buscaban era el impulso de Yaap Shopping. La estrategia de esa otra rama de negocio era buscar al pequeño comercio de barrio, que quizás con unas capacidades tecnológicas limitadas confiasen en esta solución para enganchar a los usuarios.
Para ello Yaap Shopping era una vía para que esos comercios pudiesen hacer llegar a los usuarios cercanos sus ofertas y descuentos. El nicho se escoró hacia la moda, logrando contar con más de 10.000 productos de 600 tiendas de Madrid y Barcelona, pero al parecer ese nicho era demasiado reducido.
Tras los 27 millones de inversión inicial de CaixaBank, Santander y Telefónica, Yaap apenas ingresó 2.444 euros en 2014, con unas pérdidas que se iban hasta los ocho millones de euros. Ante esas cuentas y el desvío del negocio hacia los pagos entre personas, los inversores han decidido que es hora de cerrar el negocio, algo que se producirá de manera inminente.
¿Podemos sacar conclusiones del fin de Yaap? Lo cierto es que el caso es muy particular, dado la razón principal del cierre. Si fuese exclusivamente por la nula rentabilidad podríamos decir que los inversores han tenido poca paciencia, mientras que por el número de usuarios logrados no deberían tener demasiadas quejas, aunque desconocemos datos de uso real. Lo cierto es que en todo lo que rodea a los pagos móviles, ya sea en establecimientos comerciales o entre personas parece haber una burbuja que provocará más desapariciones, fusiones o compras.
Vía | Expansión