Sin prisa pero sin pausa, los gigantes de la fabricación de teléfonos móviles están abandonando China. Algunos lo hacen mirando a India, como Apple con los iPhone SE, y otros miran a Vietnam, como Samsung, que casi ha cerrado todas sus líneas de fabricación en el país de la Gran Muralla. Pero mientras eso sucede, junto a China (y en su interior) reside el mayor fabricante de iPhone del mundo, y también uno de los más grandes en general. Hablamos de Foxconn.
Foxconn tiene su sede central en Taiwán pero también fabrica, y mucho, en China, aunque esté ya en proceso de apertura de varias fábricas por todo el planeta. Incluyendo Estados Unidos, naturalmente. Pero mientras eso ocurre, la mayoría de iPhone salen de la provincia de Henan, en China, y allí la fábrica tiene problemas. La política zero-COVID de la fábrica ha conducido a protestas violentas por parte de sus trabajadores. Y todo ello con la campaña de Navidad en marcha.
La enfermedad de Foxconn pone en riesgo la campaña de Navidad del iPhone
Cuando decimos que se trata de una de las mayores fábricas de móviles del mundo lo hacemos con números sobre la mesa que asustan. En las líneas de Zhengzhou de Foxconn trabajan más de 200.000 personas. Personas que, en muchos casos, duermen en esta ciudad-fábrica (similar a la de OPPO en Dongguan) para así poder cubrir los turnos de fabricación sin que la producción se ralentice. Y si dichas condiciones ya eran duras, llegó el COVID en su fase final. O eso esperamos.
Foxconn en Zhengzhou (provincia de Henan, China) armó una serie de políticas sanitarias para evitar la propagación del COVID entre sus trabajadores, y dichas políticas están mermando la moral de los trabajadores que ahora protestan de forma violenta. La mayoría de esos 200.000 trabajadores llevan varias semanas en estado de aislamiento debido a un brote de la enfermedad que se trata de controlar. Pero el aislamiento no es más que un jarro de gasolina sobre unos ánimos que ya estaban encendidos.
La empresa incurrió recientemente en un impago a sus trabajadores a raíz de unos incentivos prometidos para que regresasen a sus puestos de trabajo en plena emergencia sanitaria mundial. Foxconn ha instalado ya varios planes de incentivos para retener a sus trabajadores, como un plus de 500 yuanes y un incentivo de asistencia de 400 (unos 68 y 54 euros al cambio). Y dicho incentivo parece que no se ha ingresado a tiempo.
Ahora, Foxconn reconoce que ha sufrido lo que denominan un "error técnico" y que va a pagar hasta 10.000 yuanes (unos 1.344 al cambio actual) a los trabajadores que han abandonado sus puestos para que regresen. Y mientras todo esto se soluciona, Foxconn opera a un ritmo muy inferior al esperado por la empresa, y por Apple, y la campaña de Navidad del gigante norteamericano corre un serio peligro.
Apple ya había puesto en conocimiento de sus inversores este hecho informándoles de que la planta de Foxconn en Zhengzhou operaba "a una capacidad significativamente reducida", al tiempo que enviaba a trabajadores propios a supervisar la situación sobre el terreno. Reuters indica, no obstante, que ya son 20.000 empleados los que se han marchado y que la producción de Apple podría caer hasta un 30% al cierre del mes de noviembre.
Veremos qué sucede finalmente pues la situación es especialmente grave y caótica. Mientras que se logran sofocar las revueltas de los empleados atrayéndoles con incentivos y solucionando los impagos, Foxconn mantiene sus planes de instalarse en otras regiones del mundo. Veremos si dichas plantas se encargan de los iPhone en el futuro y Apple logra reducir la dependencia de sus teléfonos de la fábrica de China.
Más información | Reuters
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