Parece que esta noche la cosa va de juicios, si hace escasamente una hora os contábamos como Apple y Motorola recurrían en su respectiva guerra de patentes a la decisión del juez del estado de Illinois de desestimar la demanda de los de Cupertino, ahora le llega el turno a Kodak en su litigio contra RIM y Apple.
Allá por el año 2010, Kodak presentó una denuncia contra Apple y RIM afirmando que ambas compañías en sus iPhones y BlackBerries respectivamente estaban infringiendo su patente en pre-visualización de imágenes en miniatura de las fotografías tomadas con cualquier dispositivo que disponga una cámara.
Fallo en contra
El juez falló en contra de Kodak este mismo viernes alegando que la patente era inválida por lo que la comisión dictaminó que ni Apple ni RIM habían violado las leyes de comercio que, en caso contrario, podrían haber acabado en la prohibición de venta de los productos de ambas compañías en territorio estadounidense.
La decisión ha sido celebrada por Motorola, Apple – como suele ser habitual – no ha hecho comentarios al respecto. Esta patente, una de las más importantes que tenía la compañía de Nueva York, le había aportado en el pasado lucrativas cifras gracias a acuerdos con compañías como Samsung o LG. En palabras – hace un año – del director ejecutivo de la empresa, Antonio Pérez:
Las patentes por las cuáles hemos denunciado son las más valiosas.
El último aliento de Kodak
Por supuesto, esta sentencia será recurrida por los de Nueva York en un último intento por salvar los pocos muebles que les quedan.
Kodak, la que fue en su día una de las compañías referentes en el mundo de la fotografía, ha sufrido una caída estrepitosa hasta el borde de la bancarrota que ha obligado a la compañía a anunciar una subasta de sus más de mil patentes en agosto, con un valor estimado de 2.600 millones de dólares, que resultarán cruciales para que la compañía no se vea obligada, en enero del año que viene a acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, para no perder el control de su empresa.
Vía | Wall Street Journal