Que los iPhone 15 puedan llevar USB-C cuando se presenten en septiembre ya no es un simple deseo por parte de muchos entre los que me incluyo. Es una obligación debido a la entrada en vigor de la normativa europea de cargador único y que España ya ha adaptado. Como tal, todas las filtraciones apuntan al adiós al Lightning en favor de este estándar universal.
Como decía, soy el primero en apoyarlo. Pocos dispositivos electrónicos tengo, incluso de Apple, que no tengan ya este conector. Y aún con esto y sabiendo las muchas ventajas que aporta el USB-C de cara a obtener mayores velocidades de carga o transferencia de datos, tengo sentimientos encontrados por culpa de los accesorios. Accesorios que, durante años, he ido acumulando y casi hasta coleccionando.
Adiós a decenas de cables y a mi preciado dock Lightning
Cuando Apple eliminó de la caja de los iPhone el adaptador de corriente, allá por 2020 con los iPhone 12, alegaba la reducción de residuos electrónicos como aliciente. Es algo que, aunque polémico, es entendible. De igual modo lo es que ahora por imperativo legal se vean obligados a añadir el USB-C. Sin embargo, creo que esto generará muchos residuos electrónicos de parte de quienes, como yo, atesoren accesorios con Lightning.
Alternando con usos de móviles Android, llevo teniendo iPhone desde el ‘4s’. Y si bien a este le saco de la ecuación por tener el ya extinto conector de 30 pines, todos los demás han sido con Lightning. Han pasado 11 años desde que el iPhone 5 hiciese debutar al conector Lightning y ya te podrás imaginar la cantidad de cables y accesorios que se pueden acumular en más de una década.
Cables que venían con el móvil y otros que compré yo para tener en diferentes estancias de casa, los que tengo reservados a viajes, los que guardo en casa de mi madre… Más nuevos, más viejos, más largos, más cortos, trenzados… Sí, prácticamente se podría decir que me he dedicado a coleccionar cables de forma inconsciente. ¿Y qué tienen todos en común? Tener un extremo Lightning. No lo he calculado, pero podría decir perfectamente que he invertido cientos de euros.
Pero es que eso no es todo, también tengo un ya clásico dock con Lightning. Por desgracia no lo tengo encima para echarle una foto, pero es el que puedes ver en la anterior imagen y que se ve muy similar al que utilizan en las tiendas de Apple para exponer sus flamantes iPhone. Hace lo mismo que un cable normal, pero de forma más estética y funcional en según que ocasiones.
Así, si finalmente adquiero el iPhone 15 o cualquier otra de sus variantes, sí o sí tendré que decir adiós a todos esos accesorios. No creo que los tire, pero lo cierto es que más allá de mis AirPods Pro, de poco me servirá tener tanto Lightning por ahí. Y teniendo en cuenta que estos los cargo con una base de carga inalámbrica, ni para eso me servirán.
Creo haber amortizado de sobra la inversión en cables. De hecho, me ha ayudado en multitud de ocasiones a no quedarme sin batería al tener siempre algún cable de repuesto allá por donde fuera. Sin embargo, tener que realizar una inversión similar en cables USB-C me asusta. Porque sí, tengo alguno que otro para mi ordenador portátil, auriculares de diadema y otros dispositivos, pero no llega al nivel de lo que he tenido estos años para el iPhone.
Futuros cables más caros que el Lightning como en Apple se pongan cabezones
Existe mucho revuelo entorno a las capacidades con las que Apple dotará al USB-C de sus nuevos smartphones. Desde noviembre se lleva rumoreando que los iPhone 15 y 15 Plus tendrían menores capacidades que los ‘Pro’. El conector sería el mismo, pero solamente los modelos más caros admitirían las mejores velocidades, limitando a los modelos no ‘Pro’ a un USB-C 2.0 más similar a las características del Lightning.
Soy un chico de iPhone ‘Pro’, aunque también he disfrutado muchísimo cuando he tenido uno estándar. Encima, he ahorrado dinero. Sin embargo, ver estos rumores no me hacen más que empujarme a uno de los dos modelos de mayor precio. Y por tanto, triple golpe para mi: gastaré más en el iPhone que elija, tendré que hacer la inversión en accesorios USB-C y encima deberán ser los cables certificados por Apple.
Precisamente en ese último punto está la otra cuestión y es que, pese a que podría ir en contra de la ley, Apple podría limitar los cables que no tengan su certificación. Se intuye que para paliar un tanto lo que perderá por las certificaciones del Lightning. Jugada de sucios o de genios de las finanzas, como consumidor me tocaría mucho el bolsillo.
Como decía ya unas líneas más atrás, aún no tengo ni siquiera decidido si compraré un iPhone 15 o si esperaré a la siguiente generación. Lo que tengo claro es que en algún momento daré el salto y me tocará hacer ese desembolso. Y bienvenido sea el USB-C al iPhone, pero a qué precio…
Imagen de portada | Wikipedia | Ready Made en Pexels
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