Internet se ha convertido en algo más que una herramienta tecnológica. Forma parte de nuestras vidas, de cada vez más actividades cotidianas, estando accesible desde un número creciente de dispositivos y objetos domésticos.
Su importancia e influencia en nuestro entorno y actividades sociales es tal que, cuando no podemos acceder a ella, sentimos que nos falta algo. Para evaluar el valor y sentimiento de los usuarios hacia la Red, el Fondo de Estudios Americanos ha realizado una encuesta preguntando cuánto tendrían que pagarnos para que estuviésemos dispuestos a renunciar a Internet para siempre.
Las respuestas han sido de lo más variado, pero casi siempre con cifras astronómicas por encima del millón de dólares, con gente que afirma renunciaría a la Red sólo por 1.000 millones.
Está claro que una encuesta de este tipo no tiene mucha validez estadística, pero para sus creadores muestra la tendencia de que Internet está volviéndose algo imprescindible en la vida de muchos ciudadanos. Además, afirman que, al ser su valor percibido mucho mayor que su valor económico real, de alguna forma hace que seamos “millonarios”.
De alguna manera, tal vez todos somos más millonarios y multimillonarios de lo que pensamos; porque tenemos algo que vale mucho para nosotros, algo que nos permite hacer mucho y, lo más importante, algo que nos dolería mucho perder si nos pusieran un cheque en blanco delante.
Sinceramente, creo que es exagerar demasiado, aunque es cierto que a muchos de nosotros nos costaría tener que prescindir de Internet para siempre. De todos modos, todo depende del entorno social y laboral en el que nos toque vivir y, con un cheque en blanco con un número de ceros lo suficientemente grande, la verdad es que podríamos adaptarnos a una vida sin Internet con cierta facilidad.