Europa vivirá los próximos meses una etapa que puede ser crucial para el futuro de Internet en el viejo continente. Desde Bruselas están trabajando en nuevas normativas en varios frentes, como la que supuestamente pondrá fin al roaming u otra que regulará a los OTTs, pero sin duda, lo que puede marcar un antes y un después es la regulación de la neutralidad de la red.
Desde la capital europea parecían decididos a cuidar del principal principio de Internet, que todos los datos sean tratados por igual, pero si la normativa filtrada hoy por El País se acaba aprobando esa protección no será demasiado rígida. A grandes rasgos la neutralidad de la red se protegería, pero con puertas traseras que permitirían a los operadores saltársela en diferentes casos.
El nuevo reglamento sobre la neutralidad de la red empieza bien. Ningún operador podrá bloquear, ralentizar o discriminar el tráfico de Internet, ni tampoco podrán cerrar acuerdos comerciales para que un servicio concreto vaya más rápido. Incluso la tasa cero que algunos operadores aplican a ciertos servicios (no cobrando los megas consumidos por aplicaciones concretas) se tendrá que limitar a un tiempo promocional y no se podrá aplicar cuando el usuario haya consumido sus datos.
Hasta este punto parece que la nueva normativa cuida bastante bien de la neutralidad de la red, pero el problema llega con las excepciones. Son tres los casos en los operadores podrán "gestionar" el tráfico que viaja por sus redes: en caso de orden judicial, para garantizar la integridad y seguridad de la red y para impedir congestiones. Es el último punto el más peligroso, ya que con dicha excusa los operadores podrían despriorizar el tráfico que considerasen que congestiona su red.
Los operadores tendrán que justificar las medidas que tomen ante el regulador nacional y no podrán bloquear una app en concreto, tendrían que ser todas las similares (no se podría ralentizar solo Netflix, tendría que afectar a todos los servicios de vídeo en streaming) pero esa puerta abierta es muy peligrosa. Los operadores serán dueños de sus redes, pero son conscientes de que si no fuese por el éxito de ciertos servicios online tendrían menos suscriptores. Además, si se empiezan a dar casos flagrantes de "gestión" de tráfico, el operador que la ejecute asumirá el riesgo de perder clientes, a no ser que todos se pongan de acuerdo para utilizar esa excusa.
Nada de tarifas para un Internet limitado
Las nuevas normas, que afectarían tanto a conexiones fijas como móviles, también pondría coto a iniciativas controvertidas como Internet.org. No se podrán comercializar conexiones que den acceso solo a un número limitado y definido de webs o aplicaciones, por lo que la iniciativa de Facebook, entre otros, no tendrá cabida en Europa. Por último, en aras de la transparencia los operadores tendrán que informar a sus usuarios de las velocidades mínimas, máximas y media de sus conexiones.
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