Cuando llega una innovación, es bastante habitual que todavía no le saquemos partido. Vamos, que las necesidades suelen aparecer después. Bajo esta premisa tengo un par de sensaciones encontradas con el sector de la telefonía y las telecomunicaciones: el primero es que los móviles tal y como los conocemos han alcanzado un techo y el segundo, que como persona que vive en zonas urbanas con buena cobertura, el 4G me era más que suficiente.
Sin embargo, tengo un iPhone 15 Pro compatible con el 5G y soy cliente de Vodafone, que ofrece cobertura de esta red en las localizaciones donde me muevo (esencialmente Madrid y Pamplona). Dicho esto, confieso algo: tengo mi teléfono siempre configurado para que se conecte al 4G. Vamos, que nada de 5G automático.
¿5G? No, gracias... bueno, solo si es una emergencia
Lo que veis sobre estas líneas es la configuración de mi iPhone, que puede encontrarse en 'Ajustes' > 'Datos móviles' > 'Opciones' > 'Voz y datos'. En Android, aunque depende del fabricante, la ruta a seguir es 'Ajustes' > 'Conexiones' > 'Redes móviles' > 'Modo de red' (puede ser también 'Tipo de red preferida').
¿Por qué usar 4G En lugar de 5G y perder así todas las ventajas que conlleva? Llevamos años oyendo hablar de todo lo que ganamos con el 5G: subidas y bajadas mucho más rápidas, videollamadas más nítidas y con más fluidez, vídeos en general con más detalle, traducción simultánea rápida, la posibilidad de compartir partidas en tiempo real ofreciendo una buena experiencia, usar realidad aumentada y realidad virtual en tiempo real con más detalle... sí, son cosas buenas e importantes, pero hay un pequeño detalle: no las uso.
No soy gamer en móvil bajo ninguna circunstancia más allá de probar algún título puntual y cuando estoy fuera de casa, veo vídeos de forma esporádica y sin grandes expectativas, tampoco subo contenido más allá de alguna historia y traduzco cosas muy de vez en cuando. Dentro de casa y con el Wi-Fi, es probable que tareas como ver contenido recaigan en el iPad o mi Smart TV. Conclusión: me vale con el 4G.
Pero si el 5G ofrece más cosas y ya lo tengo, ¿por qué no usarlo? Básicamente porque priorizo la autonomía de mi teléfono: además de datos, el 5G gasta mucha más batería que el 4G. Hay varios estudios que hablan de un aumento que va desde el 11 hasta el 20%, en función de si es Android o iPhone y del modelo.
Lo malo es que no estoy sola en esto: hay gente que también apuesta por el 4G por los mismos motivos que yo, otras personas que simplemente tienen teléfonos no compatibles con el 5G o directamente, zonas donde no hay cobertura con la conectividad móvil más moderna desplegada en España. Y eso a veces pasa factura: lo he vivido en los San Fermines, en eventos multitudinarios como macroconciertos y hasta en la playa.
La infraestructura tiene una capacidad limitada y cuando la red se satura, llegan los problemas: te fijas en las barritas y compruebas que aunque tienes cobertura, los mensajes de WhatsApp no se envían, no puedes compartir un vídeo por Telegram ni subir contenido a redes sociales.
Aquí es cuando el 5G acude al rescate: puede que otra gente no tenga un móvil con 5G, pero yo sí, así que en ese caso vuelvo a la configuración de mis datos móviles y activo el 5G, ya que normalmente esa red está menos saturada.
Portada | Foto de Đức Trịnh en Unsplash
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