Las operadoras de telefonía móvil necesitan mejorar constantemente sus redes para ofrecer a los clientes más y mejor cobertura con velocidades de conexión que no se resientan al dar servicio a muchos terminales al mismo tiempo. Como el espectro total disponible es un recurso finito, muy limitado y por lo tanto caro, una de las opciones que se ha venido barajando en 2015 ha sido la tecnología conocida como LTE-U (LTE-Unlicensed).
Sin embargo, mucho se está debatiendo estas últimas semanas sobre si supondrá una verdadera ventaja para el usuario o un nuevo quebradero de cabeza para los que tengamos una red WiFi funcionando en casa. ¿Por qué, qué hay de cierto en estos temores?
¿Qué es LTE-U y por qué puede perjudicar a WiFi?
Se trata de un nuevo sistema de comunicaciones inalámbricas multibanda impulsado en principio por Ericsson bajo el nombre de Licensed Assisted Access (LAA), y que básicamente pretende reutilizar parte del espectro electromagnético libre en las bandas de 3,5 y 5 GHz para dar conectividad LTE de alta velocidad a nuestros móviles.
Funciona de forma transparente para el usuario, como una red WiFi que en vez de transmitir una señal WiFi utiliza LTE para llevar una conexión de gran velocidad tanto en el canal de subida como en el de bajada hasta el teléfono, y que en teoría debería coexistir perfectamente con las redes inalámbricas ya existentes.
Sin embargo, la implementación real de LTE-U podría no ser tan perfecta como en el caso ideal. De ahí que la WiFi Alliance nos advirtiera hace unos meses sobre la probable saturación de estas bandas si LTE-U se implantaba de forma masiva, perjudicando a multitud de usuarios de WiFi:
Hay un riesgo de que LAA y especialmente los primeros sistemas preestandarizados impacten negativamente en miles de millones de usuarios de WiFi que confían hoy en los 5 GHz para conectar sus dispositivos.
Uno de los peligros viene de que se trata de un estándar que manejarán las operadoras, con lo que la balanza de poder con respecto a los usuarios normales podría quedar desequilibrada, decidiendo ellas qué porcentaje de espectro queda libre para nuestra WiFi y cuál para LTE.
Aunque por supuesto los ISPs afirman que LTE-U está siendo desarrollado para ofrecer un sistema de "uso razonable" que funcionará con el lema de "escuchar antes de hablar" permitiendo que ambos sistemas cuenten en teoría con los mismos derechos de uso del ancho de banda total disponible.
Primeras pruebas y temores fundados
En septiembre, en un estudio realizado por Signals Research Group (SRG) con el apoyo de Verizon Wireless y Qualcomm probaron una versión de LTE-U efectuando diferentes llamadas de VoIP reales y simuladas y Voice over WiFi al tiempo que se gestionaba tráfico LTE-U y WiFi de fondo.
El resultado no fue del todo positivo, ya que sí repercutía en la red WiFi, aunque fuera un poco. El impacto era similar a añadir un nuevo punto de acceso al canal, con lo que en las redes más saturadas introducir LTE-U podría suponer un cierto riesgo para los usuarios de WiFi.
La cosa se complicaba todavía más a comienzos de este mes de diciembre cuando Google, Microsoft y Comcast advertían sobre los posibles riesgos para las redes WiFi que podría tener la implantación masiva de LTE-U, un estándar que al fin y al cabo está siendo fomentado por las operadoras móviles en su interés comercial.
En la misma semana conocíamos también el resultado de las últimas pruebas de Huawei y NTT DoCoMo con LAA en una zona densamente poblada de usuarios y redes WiFi que al parecer fueron más que satisfactorias. ¿Por qué? Pues porque este estándar, a diferencia de LTE-U estaría siendo desarrollado y apoyado por la organización 3GPP en vez de directamente por las operadoras, con lo que sería algo más respetuoso con WiFi.
¿Conclusión? Pues que dependiendo de a quién le preguntemos nos dirá que estamos ante la revolución de la década o ante un enorme riesgo para WiFi. Probablemente la implantación final de LTE-U y LAA no será ni una cosa ni otra, sino que se quedará en un punto medio para lograr la aprobación de las organizaciones gubernamentales (por ejemplo en EEUU es uno de los problemas que están tratando de solucionar ahora) y permitir la coexistencia de ambos sistemas.
De todas formas, será este próximo año 2016 cuando veamos las primeras pruebas reales en escenarios fuera del laboratorio y podremos empezar a conocer el auténtico impacto que tendrá en nuestras queridas redes WiFi.
Más información | Bloomberg | FierceWirelessTech
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Foto portada | Banalities
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