Estamos habituados a identificar la calidad de las conexiones de datos, ya sean fijas o móviles, por una serie de conceptos que todos tenemos asumidos. Consideramos que una conexión es de buena calidad si cuenta con una amplia velocidad de descarga, y es de mayor calidad aún si la velocidad de subida también es importante. Aquí podemos medir la nuestra.
Lo que ocurre es que solemos ignorar una parte también fundamental de las conexiones de datos como es la latencia. La ignoramos porque no es importante el 100% del tiempo sino en determinados usos que pueden ser fundamentales en el futuro, aunque algunos estén tan extendidos hoy en día como las partidas multijugador en red. La llegada del 5G promete llevar la latencia al mínimo y nos beneficiaremos todos, pero quizá debamos empezar explicando los conceptos.
Ancho de banda vs latencia
Decíamos que la velocidad de una conexión de datos suele medirse por la cantidad de información que es capaz de descargar en un segundo, y no nos falta razón aunque no sea del todo exacto. La velocidad, en realidad el ancho de banda, es ese número que vemos asociado a los megas en cada conexión ADSL, de fibra o relativa a una red de datos. El LTE, por ejemplo, llegó recientemente a descargar información a 1Gbps gracias al módem X16 de Qualcomm. LTE de categoría 13.
Para aclararnos, esta velocidad de descarga representa el ancho del canal de datos que llega a nuestro hogar o a nuestro teléfono móvil. A mayor velocidad, mayores serán los paquetes de datos que podremos recibir, y antes podremos descargar aquello que deseemos. No es igual descargar 100MB en paquetes de 1MB que en paquetes de 5MB.
Pero en esta inmediatez de la conexión es donde interviene la latencia. La latencia es el tiempo que tarda un paquete mínimo de datos en llegar de un punto a otro de nuestra conexión. Si nuestra conexión tiene una latencia de 50 milisegundos, el valor en el que se mide, significará que un dato tardará 50 milisegundos en llegar desde un servidor cualquier, por ejemplo Google, a nuestro teléfono móvil.
La latencia es, en resumidas cuentas, un valor que mide el desfase temporal entre el servidor y nuestro teléfono móvil, o nuestro ordenador, o tablet, o coche. Representa la diferencia entre ver un dato en tiempo real o con retraso, algo que se convierte en fundamental en determinados usos como los que comentaremos ahora de forma un poco más amplia.
Un futuro en tiempo real
La velocidad de descarga o ancho de banda es práctica cuando vemos cualquier contenido online pregrabado, cuando intercambiamos datos con otras personas o cuando descargamos información que proviene de servidores y para la que no nos importa que la conexión sea inmediata. Viendo una película online, qué más da cuánto tarde nuestro móvil en conectar con el servidor si la autopista de datos es ancha y podemos recibir datos hasta en calidad 4K.
Con determinados usos no necesitamos inmediatez sino sólo capacidad de transporte de la información, pero para otras tareas sí cobra mucha más importancia la latencia, y contar con mucha o poca puede marcar la diferencia. Seguramente sean los gamers los más familiarizados con el concepto de latencia, pues en los juegos multijugador online se trata de un factor con un peso específico muy importante.
La diferencia entre una latencia alta y otra baja puede suponer disparar a un objetivo que nosotros vemos pero que ya no se encuentra allí debido al desfase provocado por la diferencia entre conexiones. Y quien dice disparar, dice driblar para tirar a canasta o hacer un regate para colarse en el área. De ahí que el desfase entre el jugador y el servidor sea crucial en este tipo de videojuegos.
Los juegos y el odiado ping
El ping, también llamado lag, puede ser probablemente el factor más importante en las partidas online de muchos videojuegos que requieren de esa velocidad de respuesta que llamamos "tiempo real". El ping no es más que la forma de llamar a la latencia, y todo debido a que es así cómo se llama la instrucción de la línea de comandos que utilizamos para saber qué desfase tenemos con cualquier servidor online del planeta.
En los videojuegos de combate, un ping elevado es la diferencia entre la vida y la muerte. En los videojuegos de deporte, la diferencia entre poder jugar en igualdad de condiciones o hacer el más completo de los ridículos. Algunos servidores online pueden llegar incluso a impedirnos la entrada si contamos con una latencia alta, con un ping demasiado alto.
Ahora que los videojuegos multijugador en móviles también están en auge, la latencia comienza a ser un factor a tener en cuenta en nuestros pequeños ordenadores de bolsillo. Ya sea a través de una conexión WiFi o de una red LTE, tener una latencia baja importa y mucho a la hora de disputar una partida con otro usuario en otro extremo del planeta.
La latencia es algo que varía en función del tipo de conexión que estemos utilizando para jugar. Por ejemplo, la latencia media o ping medio en conexiones xDSL se situaba en 2015 en torno a los 36 milisegundos y se reducía hasta los 20 milisegundos para conexiones de fibra óptica o cable. En conexiones de datos móviles, la latencia varía entre distintos operadores y en países como España puede oscilar entre los 29 y los 65 milisegundos.
Vehículos y ciudades conectadas
Ya se realizan pruebas de coches conectados en varias partes del planeta, pero también hay pruebas para controlar estos coches a distancia. Sentarnos frente a un monitor y poder conducir un coche conectado a varias decenas de kilómetros. Para este tipo de usos la latencia es fundamental, pues la imagen que recibimos del coche, y las instrucciones que enviemos al vehículo, deben ser inmediatas, o casi inmediatas. Con el 5G, por ejemplo, la latencia podría caer a cifras cercanas a 1 milisegundo.
Una conexión con una latencia elevada puede provocar que la imagen que nos llegue del coche tenga retraso, y que la instrucción que le enviamos acumule más retraso aún. Lo que se traduciría, tarde o temprano, en un accidente de tráfico. Tampoco hace falta que en el otro extremo haya un humano controlando el vehículo, puede tratarse de una IA en la nube que tome decisiones por el coche. Cualquier milisegundo de desfase puede ser primordial.
Pero no sólo hemos de ponernos en el contexto de un vehículo, podemos hablar también de drones manejados a distancia, no sólo los autónomos, que también dependerían de que la conexión entre el dispositivo y quien lo maneje sea lo más inmediata posible. Así, conexiones que no necesitan aparentemente mucho ancho de banda pero sí una latencia mínima son, por ejemplo, las de las cámaras de videovigilancia.
En las futuras ciudades conectadas, que ya se encuentran a un paso de nosotros, prácticamente todos los dispositivos hablarán entre ellos pero no de forma directa. La nube será el canal transmisor y un servidor, o miles de ellos, se encargarán de transferir las respuestas de un dispositivo a otro. De nuevo, la inmediatez de estas conexiones provocará menos imprecisiones en el sistema.
Ya sabéis para qué usos de Internet será importante disponer de una baja latencia, algunos usos actuales y otros futuros. Quizá en pocos años hayamos olvidado este concepto pues nos encontremos en un escenario futuro con latencias inexistentes, y entonces sólo contará que podamos descargar gigas de datos en segundos. O tal vez el concepto del ancho de banda acabe también por olvidarse. Tendremos lo que queramos cuando lo queramos, y donde lo queramos. Sin restricciones de ningún tipo.
En Xataka Móvil | Conducir a distancia un coche que está a 100km: las puertas que abre el 5G al reducir la latencia
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