Hoy en día acceder a Internet desde nuestro móvil es tan sencillo como abrir el navegador de turno, sea Chrome, sea Safari o sea cualquier otro genérico, y hacer una petición. El móvil realiza una llamada a los servidores y tenemos ante nosotros todo el panorama de la Web, con mayúsculas, ya sea a través de una conexión de datos móviles o de una conexión WiFi.
La estandarización de las conexiones móviles no lleva tanto tiempo entre nosotros, de hecho, y antes de que el protocolo HTTP asaltase el mundo móvil para quedarse hubo otro intermedio. Se trataba de las conexiones WAP, y ni todos los móviles contaban con ellas ni todas ellas eran iguales. Los proveedores aprovechaban este embudo generado por el WAP para colocar sus propios portales intermedios. Eran otros tiempos.
Qué era el WAP
WAP eran las siglas que se referían al Wireless Application Protocol, un estandar de conexiones inalámbricas para aplicaciones que intentaba normalizar el acceso a internet de los teléfonos móviles, pues era el nicho de productos para el que se desarrolló y y dentro del que prosperó. Con una conexión WAP podíamos acceder al correo electrónico, consultar la actividad de un grupo de noticias e incluso descargar politinos y otros archivos multimedia.
El nacimiento del WAP se lo debemos, entre otros, a Sony, Nokia, Motorola y Openwave. Estas cuatro compañías fueron las responsables de la creación de un estándar como el WAP, y que supuso el primer paso para conceder a los teléfonos móviles un completo acceso a internet, que finalmente culminó con la llegada del protocolo HTTP que domina en estos momentos.
Los sistemas WAP de los teléfonos móviles contaban con un sistema de tres pasos entre los que encontrábamos una pasarela WAP que hacía de puente entre Internet y el dispositivo, un servidor HTTP encargado de facilitar la información requerida y el propio dispositivo WAP, el teléfono móvil en este caso. El WAP tenía que configurarse, aunque en la mayoría de los casos el teléfono venía ya con los datos de acceso de la operadora que nos lo vendía, pues entonces los móviles de operadoras dominaban a los terminales libres.
El WAP, podemos resumirlo así, consistía en un protocolo para reducir el peso de las páginas web que queríamos consultar, y no todas estaban disponibles en este proceso. Además, casi toda la navegación se producía en modo texto, pese a que teníamos colores e iconos, y navegábamos por menús predefinidos que nos daban acceso a determinadas partes de Internet.
Las páginas web a las que accedíamos a través del WAP no eran como las conocemos ahora sino que se desarrollaban específicamente para su lectura en móviles, mientras que ahora accedemos a las versiones completas sin problemas. Las webs eran ficheros de texto WML (Wireless Markup Language) y un portal específico era el encargo de servirlas para poder verlas en nuestro teléfono. Podemos decir que el WML era una suerte de Javascript, salvando la distancia entre ambos.
La desaparición del WAP
La propia tecnología fue evolucionando, y de la versión WAP 1.0 pasamos a la 2.0, que comenzó a no necesitar de estas pasarelas intermedias, de estos servidores o portales WAP que convertían las páginas web a datos concretos, liberados del peso excesivo de las webs de la época, y trasladaban la información a nuestro teléfono móvil. La propia evolución de las redes de datos con la llegada del GPRS convirtió el WAP en algo obsoleto, y a la postre también fue sustituido por las redes UTMS.
Los navegadores móviles comenzaron a soportar lenguajes más avanzados, y el WML dejó paso al HTML, al CSS y al Javascript que conocemos hoy en día. Los teléfonos móviles también fueron haciéndose más potentes, capaces de gestionar una mayor cantidad de información por si mismos, sin necesidad de intermediarios o traductores, y los hábitos de consumo en el móvil evolucionaron a la par.
Hoy en día es impensable que para acceder a internet tengamos que conectarnos a un portal específico que nos sirva determinada información o nos permita el acceso a archivos puntuales. En el momento en que los móviles tuvieron pleno acceso a Internet, el protocolo WAP quedó rápidamente anticuado y fue prácticamente borrado del mapa, aunque hoy en día sobreviven algunos de sus portales, como e-mocion de Movistar.
Accedemos a Internet de forma distinta a cómo lo hacíamos hace años, y aunque elegimos la suscripción como modelo para algunos servicios concretos, el acceso es libre. La era del WAP ya es cosa del pasado, pero eso no impide que de vez en cuando echemos la vista atrás con cierta nostalgia, recordando cuando descargábamos politonos a velocidades impensables en estos tiempos. Larga vida al WAP.
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