Vivimos rodeados de tecnología, de dispositivos que nos conectan con Internet allí donde estemos, de redes de muy diversos tipos y sobre todo de campos electromagnéticos que nos acompañan, queramos o no, en nuestras actividades cotidianas. A la mayoría de nosotros parece no importarnos su omnipresencia, otros muchos desconocen su existencia o ni se lo plantean.
Sin embargo, también existen colectivos, cada vez más numerosos, que están convencidos de que dichos campos son perjudiciales para la salud humana. Algunos incluso huyen de ellos y buscan un lugar alejado del mundanal ruido electromagnético, de los teléfonos móviles, redes WiFi y señales de radiofrecuencia, pero a ser posible sin alejarse completamente de la civilización.
¿Son las redes inalámbricas perjudiciales para la salud humana?
La tecnología se implanta tan rápido que muchas veces no somos capaces o no queremos asimilar ni prever sus verdaderos impactos sociales a largo plazo. Si a esto le sumamos nuestra incapacidad técnica para predecir hechos causales complejos no inmediatos en los que intervienen múltiples factores ambientales y biológicos, el caldo de cultivo para la polémica está servido.
Esta controversia se alimenta cada cierto tiempo gracias a declaraciones de científicos, políticos y técnicos que se posicionan en uno u otro lado de la balanza. Hay quienes defienden la postura de que debe primar la prevención, ya que nadie tiene en su poder la verdad absoluta. Otros opinan que, como con los conocimientos altamente especializados actuales no es posible demostrar una relación causa-efecto directa, no hay por qué preocuparse, o por lo menos no de forma inmediata.
Por ejemplo, con respecto a la búsqueda de un lugar libre de “humos” radioeléctricos, Bob Park, profesor de física de la Universidad de Maryland ha declarado a la BBC que los campos emitidos por los sistemas WiFi son tan débiles que no son capaces de causar cambios en la química del cuerpo humano lo suficientemente notables como para que la gente enferme:
El principal problema al que nos enfrentamos es que en nuestra sociedad, guiada por el cambio tecnológico, la gente tiene poca educación técnica. Hay muchas cosas que deberían aprender y no están aprendiendo. Lo que les va a matar es la ignorancia.
El pasado mayo de 2011, los posibles riesgos asociados a las radiaciones electromagnéticas de las redes WiFi sobre los niños más jóvenes llevaron al Comité de la UE de Medio Ambiente, Agricultura, Asuntos Locales y Regionales a recomendar su prohibición en las escuelas:
En cuanto a la seguridad de los niños se refiere, el comité recomienda encarecidamente lo siguiente: Prohibir todos los teléfonos móviles, los sistemas Wi-Fi y redes WLAN de las clases, así como los teléfonos inalámbricos con tecnología DECT.
Poco después, conocíamos que la OMS tomaba la decisión de incluir los campos electromagnéticos en el grupo 2B de sustancias que podrían ser una causa posible de contraer cáncer, grupo en el que se encuentran sustancias, productos o energías sobre las que hay alguna sospecha pero no se ha podido confirmar un mecanismo biológico concreto.
En esas fechas también se publicaba un controvertido informe de la PSRAST (Physicians and Scientists for Responsible Application of Science and Technology) en el que se concluía que:
Existen una cantidad considerable de evidencias que demuestran, más allá de toda duda razonable, que la radiación de microondas de los teléfonos móviles y redes inalámbricas puede causar un aumento significativo del riesgo de sufrir tumores cerebrales. Además, hay cada vez más pruebas que indican que provoca una alteración de la función cerebral, daño a los genes y otras alteraciones.
Y hace unas semanas conocíamos que el temor ante los efectos nocivos de las redes WiFi paralizaba un proyecto de Banda Ancha rural en el Reino Unido, debido a unas declaraciones de miembros de ElectroSensitivity UK
Green Bank, el campo de refugiados para los que huyen del móvil y de las redes WiFi
En Estados Unidos, aproximadamente un 5% de la población piensa que los campos electromagnéticos afectan negativamente a su salud, condición que se ha denominado Hipersensibilidad Electromagnética y que muchos especialistas médicos afirman no existe en la realidad.
Sin embargo, las personas que lo padecen afirman sentirse mucho mejor cuando están alejadas de dispositivos que emiten campos magnéticos y de la cobertura de las redes inalámbricas. De ahí su búsqueda de un lugar libre de dichas radiaciones, que en el caso americano está empezando a llevar a algunos ciudadanos hasta Green Bank, una pequeña ciudad de Virginia con menos de 200 habitantes que ha sido designada como “zona de radio silenciosa” por las autoridades estadounidenses.
La ciudad forma parte de una región de unos 33.000 kilómetros cuadrados en la que hay instalados varios radiotelescopios de uso civil y militar que necesitan un entorno libre de interferencias electromagnéticas para funcionar correctamente, sobre todo a la hora de captar señales procedentes del espacio, por lo que están prohibidas las redes WiFi y otros accesos móviles a Internet.
De ahí que esta región se haya transformado en el Shangri-La de las personas que padecen el síndrome de hipersensibilidad electromagnética, a pesar de las críticas que algunos científicos han realizado a este respecto, como el anteriormente mencionado Bob Park.
Como veis, no es fácil decantarse por una u otra postura, ya que según a quien le preguntemos nos dará una u otra información, hará referencia a este o aquel informe que ratifica su postura de forma prácticamente inequívoca. Mientras tanto, los usuarios quedamos a la espera de algún estudio que confirme o desmienta, sin lugar a dudas, los posibles efectos adversos de las redes inalámbricas sobre la salud humana.
Aunque claro, ahora vienen las preguntas claves de este complejo asunto:
Si conociéramos que existe una relación causal directa entre estas redes y algunos tipos de dolencias, ¿estaríamos dispuestos a prescindir de ellas o asumiríamos el riesgo siempre que fuera lo suficientemente pequeño?, ¿de verdad querríamos saber que existe dicho peligro?, ¿cambiaría nuestra forma de acercarnos a los nuevos avances tecnológicos?
En Xataka On | ¿Suponen las redes Wi-Fi de las escuelas un riesgo para la salud de los niños?, El temor ante los efectos nocivos de las redes WiFi paraliza un proyecto de Banda Ancha rural en UK
En Xataka | Móviles y cáncer. Los oncólogos creen que la OMS se ha precipitado en sus declaraciones
Más información | IARC, CNIO, ScienceBlog, Redtel
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