Estamos ya bastante acostumbrados al hecho de que los móviles lo hacen todo, o prácticamente todo, de forma inalámbrica. Ya no hablamos únicamente de las llamadas o las conexiones de datos, entre las que incluímos el WiFi, sino también del Bluetooth, que tantas veces pasa desapercibido. Y, en según qué modelos, también de la carga inalámbrica.
Pero el NFC también lleva tiempo ganando adeptos aunque aún no se haya convertido en un must de manual como otros componentes de los teléfonos. Así pues, nos disponemos a explicaros qué es exactamente el NFC y cómo funciona, además de contaros los distintos usos que tiene en el teléfono móvil. Aunque últimamente esté todo reduciéndose de forma notable.
Qué es el NFC
El NFC, como otras tantas tecnologías, recibe su nombre de una concatenación de siglas. En formato expandido hablamos de Near Field Communication, o comunicación de campo cercano. Y es ahí donde reside su gran virtud, ya que hablamos de comunicaciones a muy corta distancia. Parecido a la carga inalámbrica en cuanto a alcance, aunque con algo más de cuerda para poder operar con él.
Cuando hablamos de NFC no lo hacemos refiriéndonos a la misma tecnología empleada por el Bluetooth, el WiFi o las conexiones de datos, sino a la tecnología de la radio convencional. Efectivamente, el NFC es una evolución, pero aún así pertenece a ella, de la clásica radiofrecuencia. Y su función básica es la de establecer conexiones bilaterales con otro dispositivo similar que se encuentre dentro de su rango de acción, que no es mucho.
No hablamos, por tanto, de algo que pueda añadirse por software sino que requiere componentes específicos en el interior del teléfono. Componentes como la bobina o antena NFC, que debe estar presente, y que obliga a su vez a que la propia batería sea compatible con ella.
¿Cómo funciona el NFC?
Con el NFC suele hablarse de un rango máximo de 10 centímetros pero, a la hora de la verdad, dos dispositivos con NFC deben prácticamente tocarse para establecer una conexión, por lo que podemos hablar de un alcance cercano a los 5 centímetros como mucho. El NFC establece conexiones empleando ondas de radio en la frecuencia de 13,56MHz y puede transferir datos a una velocidad aproximada de 420 kbit/s.
Para funcionar, el chip NFC emite este enlace inalámbrico de forma constante, y es por ello que el rango es tan corto pues hablamos de chips con un consumo energético muy bajo. De hecho, la conexión se mantiene en ahorro de energía hasta que se detecta otro dispositivo compatible en el mismo rango, como cuando acercamos un teléfono NFC a otro. Es en ese momento cuando ambos dispositivos establecen la conexión, y se hace de forma automática, sin códigos de emparejamiento como sí necesitamos en las conexiones Bluetooth, por ejemplo.
Un detalle a tener en cuenta es que sólo hace falta que uno de los dispositivos NFC cree el enlace, mientras que el otro puede ser perfectamente pasivo. De ahí que no sólo se pueda operar con el NFC mediante el emparejamiento de dispositivos con baterías. También se usa el NFC en tarjetas de identificación, como contaremos más adelante.
¿Para qué sirve el NFC en nuestros móviles?
Llegados a este punto, parece que tenemos algunas nociones de para qué se usa el NFC en los teléfonos móviles. Hemos hablado de que es una tecnología de comunicaciones inalámbrica que construye enlaces con otros dispositivos sin necesidad de claves de emparejamiento, y que no requiere necesariamente que ambos dispositivos tengan una batería conectada. De esto se deduce rápidamente que podemos usar el NFC como sistema de identificación.
En este proceso, tenemos identificaciones más sencillas, como las tarjetas que tienen chips NFC y que nos pueden permitir, por ejemplo, acceder a la habitación de un hotel. Es el dispositivo de lectura, el situado en la puerta de la habitación, el encargado de crear el enlace y conectar con la tarjeta, que lleva a su vez un código asociado y programado previamente que nos abre la puerta de la habitación.
Pero hay otro uso, posiblemente el más extendido en estos momentos, que es el de permitiros realizar pagos móviles. Nuestro teléfono y el datáfono en el que vamos a pagar cuentan con sistemas de cifrado muy potentes, y el sistema por el que se conectan es el NFC. Por eso tenemos que acercar el teléfono al datáfono para que se active el pago y no podemos hacerlo a distancia. Cuando nuestro teléfono se acerca al datáfono y pagamos, pagamos a través de un chip NFC.
No hace falta pagar, también podemos identificarnos en otros sistemas. Los wallets o carteras NFC tienen ya la capacidad de incorporar no sólo tarjetas de pago sino también de fidelización, para poder conseguir puntos en supermercados, gimnasios y compañía. Y también tarjetas de metro o autobus, gracias a lo cual podremos pasar el móvil por el lector de tarjetas e identificarnos.
En el mercado hay otros usos para el NFC, aunque más específicos, como el caso de los Amiibo de Nintendo. Figuras que contienen un identificador NFC y nos permiten, a través del lector, incorporar estos personajes a la consola y poder interactuar con ellos. Como vemos, las posibilidades son muy grandes pero, por desgracia, el NFC no es un elemento fundamental en los teléfonos móviles de hoy en día. Confiemos en que, en unos años, no se entienda que un teléfono no llegue con NFC de serie. Como ocurre ahora con la WiFi o el Bluetooth.
Imagen | UniversalRFID
Ver todos los comentarios en https://www.xatakamovil.com
VER 0 Comentario