Estás en la calle con varias barras de cobertura móvil pero entras en tu casa y desaparecen. En cuanto estás bajo techo, la cobertura cae y a lo mejor incluso se te cortan las llamadas. Tu móvil pasa de 5G ó 4G a 3G) al cruzar el umbral de tu casa. Algo parecido ocurre cuando pasas de una habitación a otra y la WiFi pierde potencia de forma sensible. Estos son fenómenos explicables aunque achacables a muy diversos factores.
Aunque hablemos de tecnologías aparentemente diferentes, en realidad son parte del mismo mundo: las ondas electromagnéticas. Ahí también entra el Bluetooth, aunque en este caso la potencia cae de forma mucho más pronunciada al contar con un nivel de cobertura bastante más reducido que el de sus otras dos hermanas. Vamos a tratar de explicar por qué ocurre esto. Por qué la cobertura se reduce a casi el mínimo bajo techo.
Quieras o no quieras, las redes móviles pierden fuerza
Las redes móviles envían datos por el aire, al igual que ocurre con el WiFi o con el Bluetooth, y para ello emplean distintas codificaciones y modulaciones además de transmitirse por canales muy concretos. Estos canales son las frecuencias y cada tipo de tecnología tiene reservadas una serie de bandas. Por eso el TDT tuvo que "mudarse" desde la banda de los 700MHz para dejar sitio al 5G SA en España, por ejemplo. Porque antes de emitir, la banda debe estar limpia.
Ocurre con estas frecuencias que tienen dos características muy concretas asociadas: una es la capacidad de penetración (y la cobertura) y otra es la velocidad. Y sí, el ancho de banda. Imaginemos un número de frecuencias desde 1GHz hasta 10GHz (es un ejemplo). Las frecuencias más cercanas a 1GHz tienen más capacidad de penetración, de atravesar paredes y otros materiales, pero menos velocidad. Las frecuencias más cercanas a los 10GHz tienen mucha menos capacidad de penetración y mucha más velocidad.
A menor frecuencia, más penetración. A mayor frecuencia, más velocidad. Y en función del espacio disponible en la franja de frecuencias, podemos usar más ancho de banda para cada canal, con lo que la velocidad también aumenta por ese motivo.
Paredes, capas y materiales que juegan a la contra de tu conexión
Así, cuando pasamos de la calle, del exterior, hasta nuestra casa, las señales de las redes móviles empiezan a encontrar impedimentos (aparte de otros como la cobertura de tu zona, que afectan tanto al exterior). Al llegar a casa nos rodeamos de paredes y eso añade capas y capas que las ondas electromagnéticas han de atravesar. Así, la cobertura cae porque las ondas atraviesan materiales con más dificultad y nos encontramos con que las frecuencias más bajas nos siguen dando cobertura pero a cambio de que la velocidad caiga.
En otras ocasiones, la densidad de capas (paredes) que situamos entre el repetidor que nos da señal y nosotros es tan alta que incluso las ondas de baja velocidad pierden fuerza. La explicación es la misma que la que os hemos dado antes: el grosor de cada pared o suelo (y sus materiales) también influye. No es igual una pared de pladur, que es básicamente cartón prensado recubierto de yeso, que ladrillo o cemento.
No es igual una pared interior de un piso que una exterior, o que un techo o un suelo. A cada material que atraviesa, la señal se debilita. Si vives en un bloque de pisos, puede que hayas notado también esto en el ascensor. Una jaula de metal en la que la señal móvil cae a mínimos, cuando no desaparece del todo.
Así que al cruzar tu puerta, tu móvil puede que comience a tratar de mantenerse conectado y a buscar una frecuencia que sí reciba. Buscará entre las disponibles en el 5G, luego entre las disponibles en el 4G, e irá descendiendo hasta que dé con una que pueda recibir. El 3G, por ejemplo, puede funcionar con menos potencia y quizá tu móvil acabe ahí si recibe algo de señal. Con el WiFi pasa exactamente igual, aunque en este caso suele ocurrir en el interior de tu casa sin que la señal llegue desde fuera.
No eres tú, a tu WiFi también le pasa eso de perder potencia
Tienes el router en la entrada de tu casa, por ejemplo, y en cuanto cruzas dos habitaciones ves que la cobertura cae a mínimos. En los routers más modernos suelen convivir dos frecuencias diferentes, la de 2,4GHz que es capaz de sortear más paredes y la de 5GHz que se suele "agotar" mucho antes. Así que a la última habitación de tu casa llega la WiFi pero va muy lenta. Y esto es porque quizá sólo recibes la WiFi de 2,4GHz y además con poca potencia.
Esto último se suele solventar con distintos aparatos que podemos conectar por casa, aunque colocar el router en el lugar idóneo también te puede ayudar. Aun así, puedes echar mano de un sistema PLC para enviar tu señal de Internet de enchufe a enchufe, o bien comprar algún repetidor WiFi que te permita potenciar la señal. O incluso montar un sistema Mesh para hacer lo mismo pero de forma más eficiente y transparente para ti y para tu móvil. O para tu ordenador, o tu consola de videojuegos.
El metal y las habitaciones más conflictivas: cocinas y baños
En casa hay, no obstante, habitaciones especialmente conflictivas. Hablamos, cómo no, de los baños y de las cocinas. Las dos habitaciones son especialmente conflictivas en materia de señales inalámbricas a causa de distintos factores. El principal es la presencia de cañerías aunque también ocurre con el esqueleto de frigoríficos y lavadoras, e incluso con el microondas. El metal no se lleva bien con las ondas electromagnéticas y suele absorberlas, bloquearlas o desviarlas, por lo que se reduce su potencia cuando te estás haciendo un café o te estás duchando. No hablamos de que se cree específicamente una jaula de Faraday entre todas las cañerías, pero el principio es parecido.
Y si el problema de las cañerías te parecía poco, las cocinas y los baños también son propensos a tener las paredes forradas de azulejos, y los azulejos son también enemigos de las ondas electromagnéticas, como lo son los espejos o los acuarios. Y en general, buena parte de las superficies reflectantes. ¿Tienes un acuario en casa? Sentimos decirte que las ondas atraviesan peor el agua, y que el agua las refleja, por lo que el sistema pierde potencia y se descontrola. Así que si colocas un acuario entre tu router y tu móvil, adiós a gran parte de la cobertura.
Así que si en tu casa ya tienes de por sí problemas de cobertura por su situación (geográfica e incluso dentro de un edificio si hablamos de un piso) o por su propia construcción (tipos de paredes, grosor, materiales), ten en cuenta que hay habitaciones que le declaran la guerra a la red de tu móvil y también a tu router. Por eso no debe extrañarte que se corten las llamadas cuando estás en el baño o la cocina.
Solventando los problemas de la WiFi: distintos métodos
Los sistemas como los que hemos comentado anteriormente (PLC, repetidores WiFi, sistemas Mesh) ayudan a colocar los emisores de tu red WiFi en sitios óptimos para que tu casa tenga cobertura en cada rincón. En el caso de las redes móviles propiamente dichas, las que te dan 4G o te permiten hacer llamadas, no hay solución posible. Si tu casa es enemiga de las ondas, lo será hoy y mañana y poco podrás hacer para solventarlo más allá de salirte a llamar al patio o esperar a que estés en la calle.
Es eso o o esperar a que forren tu ciudad de balizas 5G para que la cobertura mejore hasta en los edificios más complicados. O también puedes valorar mudarte (es broma), aunque desde luego es la solución más costosa de todas.
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