Quizás nos hayamos habituado a ver cómo los principales operadores de telecomunicaciones suelen llegar a acuerdos en multitud de campos. Open gateway fue el último más sonado, pero son habituales, y también en el ámbito del despliegue de redes, así que hablar de desacuerdo, resulta llamativo.
Pero es lo que ha ocurrido desde finales de 2022, cuando se subastó el espectro en la banda de 26 GHz. Movistar, Orange y Vodafone no consiguieron alcanzar un acuerdo sobre el reparto del espectro adquirido, pese haber logrado acuerdos similares en el pasado. Así que el Gobierno tuvo que poner remedio.
Que la suerte les acompañe
Ante la falta de acuerdo, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital optó por adjudicar los bloques licitados por primera vez en España mediante sorteo. Uno en el que Orange tuvo prioridad para elegir dónde ubicarse, después eligió Vodafone, y Movistar tuvo que conformarse con el sitio que quedaba libre.
Esta banda de espectro, conocida por su alta capacidad, se destina a servicios especializados en zonas específicas con una gran demanda. Además, también se utiliza para implementar redes privadas y privadas virtuales (que aprovechan las infraestructuras de los operadores), con el objetivo de brindar a las empresas una base para la digitalización y automatización de sus instalaciones.
A diferencia de lo que ocurre en las bandas más bajas, donde el 5G y la TDT podían interferir, en mmwave no parece que exista problema similar, pero si los operadores no llegaban a un acuerdo, sus motivos tendrían. Así que fijarnos en las prioridades que han tenido puede darnos pistas de su estrategia.
Orange y Vodafone ya no van de la mano
Orange eligió los 400 MHz que se encuentran en la parte más alta de la banda, mientras Vodafone se quedó con los 400 MHz de la parte más baja. Así que Movistar se ha adjudicado los 1.000 MHz con los que cuenta en la parte media de la banda.
El más llamativo de los movimientos fue el de Vodafone, que prefirió situarse cerca del espectro que quedó libre la pasada subasta al no adjudicarse el tramo destinado a las autonomías, y lejos de un compañero tradicional como Orange.
La principal implicación es que Vodafone y Orange no podrán combinar su espectro al no ser contiguo, por lo que no podrán sumar su espectro mediante acuerdos para mejorar las prestaciones (como sí hacen en otras bandas cuando comparten infraestructura), ni podrán hacer frente a la ventaja de espectro con la que cuenta Movistar.
Además, en esta ubicación, Vodafone seguirá teniendo algo de margen para acaparar más espectro en el futuro si fuera necesario, ya que sus bloques tienen como vecinos a unos bloques autonómicos que quedaron sin asignar por falta de interés de los operadores locales. Un buen síntoma de cara al futuro, que si bien no es garantía de nada, al menos parece indicar que el despliegue de redes a largo plazo no se ha visto truncado de momento ante la posibilidad de la venta de la filial española.
Vía | Expansión.
En Xataka Móvil | Que no te líen: esta es la verdad sobre el 5G y el 6G.