Probablemente recordéis aquel trágico suceso de mediados del año pasado en el que una mujer murió electrocutada mientras usaba su iPhone 5 en la bañera. La causa de la muerte resultó ser un cargador USB en mal estado que desató la polémica tanto antes como después sobre la seguridad de estos componente.
Aquel suceso hizo que muchos se dieran cuenta de la importancia que tiene comprar cargadores oficiales o al menos con calidad contrastada: aquí lo barato suele salir muy caro, y podemos acabar con problemas muy graves por ahorrarnos esos pocos euros en un accesorio que precisamente utilizaremos constantemente. ¿Por qué existe esa diferencia de precio?
La belleza está en el interior
Es lo que analiza en un detallado informe Ken Shirrif, un desarrollador experto en electrónica que lleva algún tiempo destripando y analizando el rendimiento de cargadores en su blog personal. Allí encontrábamos hace tiempo un análisis del cargador USB para los iPhone de Apple, una pequeña obra de arte de la electrónica que según ese informe "encierra un montón de tecnología en un pequeño espacio", algo que acababa justificando su precio.
En un estudio más reciente Shirrif analizaba una serie de cargadores USB para comparar tanto su rendimiento como su construcción interna. Entre los cargadores analizados estaban los cargadores originales del iPhone de y el iPad de Apple, dos cargadores oficiales de Samsung, un cargador de Motorola, y también cargadores teóricamente decentes de fabricantes como Belkin o Monoprice. Por supuesto, no faltaba en esa comparativa la inclusión de varios cargadores falsos para el iPhone o el iPad.
Las diferencias entre los cargadores no se notaban en el exterior salvo en pequeños detalles, y de hecho las copias de imitación de los cargadores de Apple -especialmente plagiados en tiendas online de electrónica y componentes informáticos- demostraban cómo el esfuerzo por hacer cargadores prácticamente idénticos en ese diseño externo eran notables. El problema no estaba en ese diseño exterior, sino en lo que esos diseños encerraban.
Todo un mundo de cargadores
Como explicaba Shirrif en ese informe, cada fabricante trata de asegurarse de ponerle las cosas difíciles a usuarios y posibles plagiadores para forzar a que sean sus cargadores los que se usen. Apple, Sony o HP no siguen el estándar USB e implementan sus propios tipos de cargadores de dispositivo, y la firma de Cupertino por ejemplo tiene dos tipos de cargador distinto para el iPhone (de 1 amperio) y para el iPad (de 2 amperios). Lo mismo ocurre con el cargador especial que HP tiene para su TouchPad.
El problema suele ser claro: los cargadores no son intercambiables, y puede que el dispositivo que conectemos a estos cargadores no haga lo esperado si no es compatible. Los cargadores de imitación suelen ser especialmente delicados en este tema, porque aunque parecen más "universales" los fabricantes, como explica este experto, indican un nivel de carga distinto al que el cargador realmente proporciona.
Por ejemplo, la imitación del cargador para el iPhone indica que se suministra 1 amperio cuando en realidad copia (o trata de copiar) el cargador de 2 amperios de los iPad. Aún así, tampoco proporciona ese amperaje, de forma que si queremos utilizarlo con un iPad no obtendremos la potencia de la corriente eléctrica esperada.
Los fabricantes de semiconductores tratan de ayudar en este terreno, y contrarrestan esa filosofía propietaria de algunos cargadores introduciendo mecanismos para simular que los dispositivos que integran esos chips sí pueden cargarse con accesorios que teóricamente no estaban pensados para ellos.
¿Qué diferencia a un buen cargador de uno malo?
Un cargador USB es una pequeña fuente de alimentación compacta que convierte de forma eficiente (o lo intenta) la corriente alterna en una corriente continua de 5 voltios. Para ello, explica Shirrif, la corriente alterna de entrada se convierte en corriente continua de alto voltaje, y a partir de ahí esa corriente se "trocea" decenas de miles de veces por segundo y se suministra un pequeño transformador, que a su vez la convierte en corriente continua de bajo voltaje.
Los cargadores de marcas de primer nivel hacen uso de un circuito integrado (IC) especializado para gobernar el cargador, mientras que los cargadores baratos sustituyen ese circuito, que encarece el producto final, por un circuito de menor calidad que puede provocar diversos problemas. Si el voltaje de salida no se regula bien, habrá ruido y picos debido a esa conmutación de alta frecuencia. Eso, explica este experto, "podría dañar tu teléfono en niveles extremos, pero el síntoma más común es que la pantalla táctil no funciona cuando el cargador está conectado". A ese problema se le suman otros como una carga más lenta de lo normal por no mantenerse un voltaje constante, pero este circuito integrado no es la única diferencia entre cargadores "buenos" de cargadores "malos".
El problema más grave es, como indica el análisis, que los fabricantes de estos cargadores de imitación ignoran los estándares de seguridad. En muchos casos ocurre que el aislamiento no es el correcto, y con esos cientos de voltios "correteando" por el interior de los cargadores, los daños pueden ser importantes. El más común, por supuesto, es que acabemos con un cargador quemado... si es que no acaba dejando nuestro dispositivo inservible.
Las conclusiones son obvias: cuando se trata de cargadores, mejor evitar sustos graves y apostar por los cargadores oficiales, o bien por cargadores de marcas algo más reputadas. Los accesorios de Monoprice para el iPhone se comportaron de forma notable en las pruebas -aunque no al nivel del cargador original- mientras que Belkin y KMS no lo hicieron del todo mal. Tenéis el fantástico estudio detallado con más datos -como la eficiencia de carga o, la curva de potencia o el voltaje malgastado en cada modelo-, y os recomendamos su lectura para profundizar en un tema que tiene mucha más relevancia de la que podría parecer.
En Xataka Móvil | Cómo de rápida es la «carga rápida» de los nuevos móviles
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