¿Ahorra batería o sirve de algo reducir la resolución de nuestro móvil?

El Samsung Galaxy S7, y por ende el modelo Edge con pantalla curva, introdujo un cambio interesante cuando recibió Android Nougat, la que por entonces era última versión de Android. En el terminal se activó la opción para reducir la resolución de su pantalla y poder fijarla a 1080p, e incluso bajarla a 720p, un cambio además quedaba activado por defecto y debíamos acudir a la configuración para devolverlo a su 2.560 x 1.440 píxeles.

Es bien conocido en el mundo de los ordenadores eso de los cambios de resolución en la propia pantalla, y en los juegos. Si esa tendencia se instala ahora en los smartphones, aunque ya podía hacerse anteriormente en Android mediante el acceso ROOT y tocando algunas configuraciones, tocará ver en qué beneficia realmente a los propios terminales. Si es que hay beneficio real en algún aspecto, aunque ahora veremos que sí.

Olvidad la batería

La pantalla es con total seguridad el componente de nuestro teléfono móvil que más energía consume. Hablamos de un panel que hay que alimentar y que constituye prácticamente todo el frontal de nuestro smartphone, aunque podríamos hablar aquí de los distintos ratios de pantalla. Uno de los comentarios que suele rondar a estos cambios de resolución versa sobre el ahorro de energía, pero éste es mínimo.

La pantalla es la que es, y los píxeles con los que cuenta son los que son. Salvo que utilicemos una app para apagar píxeles, que también existen, cualquier imagen que se muestre sobre la pantalla provocará que se encienda todo el panel, o prácticamente todo si estamos ante un panel AMOLED o Super AMOLED. Eso quiere decir que la pantalla consumirá prácticamente la misma energía independientemente de qué resolución esté soportando en ese mismo momento.

El auténtico ahorro de energía en pantallas llega con el cambio de escala, y no de resolución, en los paneles OLED. Como el modo de uso a una mano.

La disminución en el consumo llegará únicamente a través del propio procesador y de las memorias del dispositivo, algo que comentaremos ahora de forma más extensa. El cerebro del smartphone es el único que sufre menos al tener que mover resoluciones inferiores, y por tanto consumirá menos de nuestra preciada batería. Y esa menor exigencia al procesador se traduce automáticamente en un mejor rendimiento.

Fijaos en el rendimiento

Podemos observar el experimento que hizo PhoneArena con el LG G3 hace un poco menos de dos años. El dispositivo de LG llegó con un Snapdragon 801 en su interior y luciendo una resolución QHD, lo que suponía 2560x1440 píxeles para un procesador que llegaba bastante justo a esos niveles de exigencia, y que se vio penalizado en cuanto al rendimiento que podía obtenerse de él.

Mediante el procedimiento que antes adelantábamos, el del acceso ROOT y el ajuste de algunas configuraciones, redujeron la resolución del LG G3 de QHD a FullHD. Con esos cambios, consiguieron que el procesador soportase una carga gráfica casi un 50% menor que con la resolución original. La resolución QHD usa 3.686.400 píxeles para cada imagen, la resolución FullHD usa únicamente 2.073.600 píxeles. Haced los cálculos e imaginad que bajásemos la resolución a 1280x720, con 921.600 píxeles en pantalla hablaríamos entonces de un aumento de rendimiento de casi el 75%.

Rendimiento del LG G3 antes y después del cambio a FullHD

Sobre estas líneas tenéis las cifras que muestran el efecto de la reducción de la resolución en el LG G3, y que podemos extrapolar a lo que supone para el Samsung Galaxy S7 y para cualquier otro terminal que decida ofrecer la posibilidad de reducir la resolución mediante un sencillo ajuste. Un cambio a mejor del rendimiento gráfico en el procesador, y un móvil más fluido tanto en la interfaz normal como dentro de aplicaciones y juegos, especialmente en estos últimos.

Y en la pérdida de la nitidez

Efectivamente, tenemos más rendimiento bruto en nuestro smartphone y apenas notamos mejoras sensibles en la autonomía, pero debemos hacernos a la idea de que reducir la resolución provocará automáticamente una pérdida de nitidez. Estaremos colocando imágenes renderizadas a menor tamaño sobre el mismo número de píxeles físicos, por lo que las imágenes se remuestrean de forma automática y pierden calidad.

Exactamente el mismo efecto que cuando vemos una imagen sobre la pantalla de nuestro móvil que es más pequeña que la pantalla, y la ampliamos con dos dedos para poder ajustarla y verla más de cerca. Por suerte, las pantallas de los smartphones son reducidas pues hablamos de medidas que oscilan entre las 5 y las 6 pulgadas y algo más, por lo que la pérdida de nitidez no será algo reseñable. Pero existir, existirá.

Así que reducir la resolución de un teléfono móvil tiene sus ventajas y también sus inconvenientes. No nos gustaría que esta práctica se convirtiese en algo común en el mundo de los smartphones, pero al menos ya sabemos qué impacto tendrá sobre los propios terminales de llegar en algún momento.

Imagen | Ounae
En Xataka Móvil | Los fieles a las cinco pulgadas están de enhorabuena, este mismo año tendrán paneles QHD

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