A estas alturas de 2016, y con los avances que se vienen sucediendo en el terreno del llamado "Internet de las cosas", nadie duda sobre si tu futura lavadora será inteligente o si estará conectada a Internet. La pregunta es cuánto tardará en estarlo, ahora que el desarrollo de componentes para ese futuro interconectado está en pleno auge y los avances se producen prácticamente cada semana.
Qualcomm es uno de los máximos interesados en que todo prospere pues su intención es llevar su supremacía en el sector de los smartphones aún más allá, y la opción de poner un procesador en cada aparato del planeta es terriblemente atractiva. Posiblemente por eso se ha puesto manos a la obra y ya tenemos sus dos principales apuestas en este sector. El Qualcomm Snapdragon 410E y el Snapdragon 600E.
Qualcomm Snapdragon 410E para pocas exigencias
Cuando pensamos en el IoT solemos hacerlo siendo conscientes de que las necesidades serán muchas y muy diversas. Al igual que en los smartphones encontramos usuarios que precisan lo justo y otros que necesitan especificaciones mucho más avanzadas, los terminales conectados funcionarán de la misma manera. De ahí que Qualcomm nos presente dos chips, uno de gama baja y otro de gama media. Por ahora. Veamos el primero.
El Snapdragon 410E nace a partir del chip de gama baja que llegó al mercado en 2013 y que ahora cuenta con un tamaño de 12x14 milímetros, ideal para llegar embebido en dispositivos de poco volumen. Cuenta con cuatro núcleos Cortex-A53 a 1,2GHz y con arquitectura de 64bits. La GPU es, por supuesto, la Adreno 306 que acompaña a la versión para smartphones.
Soporta memorias LPDDR3 hasta 533MHz y ofrece la posibilidad de acomplarle un sistema de cámaras con sensores de hasta 13 megapíxeles, ofreciendo grabación de vídeo FullHD hasta 30 fotogramas por segundo. En cuanto a conectivdad tendremos WiFi, Bluetooth 4.1, GPS, USB 2.0 y podremos conectarle una pantalla de 1920x1200 píxeles. Como vemos, suficiente para muchos dispositivos que ahora tenemos en mente.
El Snapdragon 600E sube un poco el listón
Ascendemos un escalón y llegamos a la gama media de Qualcomm, con una versión para el IoT de su antiguo Snapdragon 600 y que es algo mayor, un chip cuadrado de 23 milímetros de lado y 0,8 milímetros de grosor. En su interior cueta con cuatro núcleos Krait 300 a 1,5GHz con arquitectura de 32 bits (no de 64 bits como el 410E), además de una GPU Adreno 320.
De nuevo nos topamos con la compatibilidad con memorias LPDDR3 de hasta 533 Mhz y las cámaras suben también de nivel. El 600E podrá conectarse a un sensor de 21 megapíxeles, también con grabación de vídeo FullHD a 30fps. La resolución de la pantalla llega a los 2048x1536 y dispondremos de WiFi Dual Band de 2.4 y 5GHz, Bluetooth 4.0, GPS con GLONASS y USB 2.0. Con un interesante añadido, soporte para PCIe 2.0 por lo que podría adaptarse a dispositivos ya existentes.
Como puede verse en esta primera apuesta de Qualcomm para introducirse en el ecosistema de los dispositivos hiperconectados, la estrategia parece ser la de adaptar chips económicos de generaciones anteriores. Posiblemente suficientes para muchos objetos que podamos conectar, como cámaras de vigilancia, lavadoras o todo tipo de electrodomésticos, y reduciendo drásticamente el precio de desarrollar un chip mucho más potente.
Veamos qué tal les sale la apuesta, pues los objetos hiperconectados brillan por ahora por su ausencia. Aunque con Samsung haciendo ya pruebas de redes específicas para smart cities, quizá no tardemos en empezar a verlos surcar el mercado. Todo avanza a tanta velocidad que resulta difícil precisar cuánto llegará y de qué manera lo hará el tan nombrado Internet de las Cosas que tanto esperamos.
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