Durante mucho tiempo, el procesamiento de datos estaba ubicado en ordenadores fijos, ya fuesen de sobremesa o portátiles, hasta que los teléfonos móviles tomaron la delantera y llevaron esa capacidad, multiplicada por mucho, a nuestros bolsillos. El siguiente paso parecía lógico, merced a la evolución de las redes móviles de datos: llevarlo todo a la nube. Y eso ocurrió con la IA, pero ahora Google parece tener un plan alternativo.
La mayor fortaleza de Google no reside siquiera en su sistema operativo móvil, Android, por más que éste sea el más extendido con diferencia del mundo con más de 2.500 millones de dispositivos activos en la actualidad. Reside en sus servicios, cada vez más completos e inteligentes, de forma artificial, y cuyo principal esfuerzo de ejecución se realizaba en la nube. El giro que Google protagoniza últimamente devuelve parte de ese procesamiento al propio teléfono móvil, y hace que algunas partes del teléfono cobren más sentido que otras.
El giro de la IA de Google para dar más importancia a lo local
Llevamos tiempo viendo cómo servicios del calibre de Maps, Gmail o Fotos se hacían más y más inteligentes, aunque casi todo se ejecuta del lado del servidor y el teléfono móvil ha sido hasta ahora una mera ventana a la nube. Otros, como Assistant, han cumplido la misma función, pero ahora pondrán más el foco en el propio teléfono móvil, permitiendo más ejecuciones en local y cargando más sobre los hombros de los smartphones, cada vez más preparados para ello.
Llevamos tiempo viendo este giro de Google en forma de pequeños pasos, como el reconocimiento de voz sin conexión o las redes neuronales para traducciones. Pero en la conferencia inaugural del Google I/O de este 2019 hemos visto algunos saltos bastante importantes. Como por el ejemplo el protagonizado por el buscador para móviles, que fue capaz de mostrar modelos tridimensionales animados en los propios resultados de búsqueda, e incluso jugar con ellos llevándolos a la "realidad" en forma de realidad aumentada. Todo ello ejecutado en el propio teléfono móvil.
También pudimos ver Google Lens, una aplicación fácilmente instalable en Android, incorporando más y más funciones. Como traducción simultánea de textos, detectando automáticamente el idioma y ofreciendo una traducción superpuesta sobre la propia imagen. Lens también leerá ahora textos en voz alta, en busca de ofrecer ayuda a aquellos que no pueden o no saben leer. O simplemente, a aquellos que prefieran no hacerlo. Procesos y más procesos con una mayor ejecución local.
Aunque tal vez el mayor avance que se vio ayer fue el salto de Assistant en cuanto a su peso. El assistante de Google, cuyo modelo actual pesa en torno a los 100GB en los servidores de la compañía, ha sido trasladado a únicamente 500MB. Doscientas veces menos peso para hacer que Assistant no sólo sea útil sino también transportable. Assistant ahora cabe en cualquier teléfono móvil y eso hace más fácil su ejecución local, facilitando también que su respuesta sea más veloz y mucho más personalizada. Un peso que le permite ocupar el corazón de los Android Go, de hecho.
En local, las NPU reclaman su lugar
Contó Google que la evolución de Assistant le permite ofrecer información de primera mano, procedente de su procesamiento con inteligencia artificial, que ni siquiera ha de viajar a los servidores de la compañía. Un proceso similar al que ya emplea Apple, que trata de minimizar al máximo el envío de información lejos del teléfono para mantener así la privacidad. La privacidad es, de hecho, el eje central de los servicios de Apple, aunque esta política también ha dañado, o está dañando, a su sistema de inteligencia artificial.
La obsesión de Apple por mantener el máximo posible de información en el seno del teléfono provoca que sistemas como Siri no evolucionen como debieran, ya que deberían nutrirse de toneladas de información procedentes de multitud de dispositivos, y no lo hacen. Es la causa de que Siri esté ya a tanta distancia de otros asistentes como Google y Alexa, en constante interconexión de dispositivos para el aprendizaje conjunto. Algo que Google compensa con su funcionamiento dual.
Con este giro del procesamiento de código de inteligencia artificial, cobran más sentido las conocidas como NPUs, las llame cada fabricante como las llame. Unidades de procesamiento neural, chips que operan en conjunción con el propio procesador del que forman parte y cuya función es precisamente ésa, ejecutar la IA en local. Nada de ser meros espectadores de cómo el código se procesa a distancia para volver en forma de imagen. Ahora el móvil tiene más responsabilidad en los procesos que requieren machine learning, y Google parece que seguirá promocionando esta dualidad. IA en la nube, IA en el móvil.
Así que a partir de ahora sí que importará que nuestro teléfono móvil cuente con un procesador capaz de ejecutar código de inteligencia artificial de forma eficiente. Las NPUs cobran mucho más peso en este giro de Google hacia nuestro bolsillo. Pero sobre todo, ejecutar más código en local significará que ganaremos en seguridad para con nuestros datos, o eso suponemos. Veremos hasta qué punto es regulada automática o manualmente, pero así será. Bienvenido este giro hacia lo local siempre que no se pierda el enfoque en la interconexión. Como decían en Up in the Air, lo más importante es el glocal. Global, local.
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