Que los plegables sean cada vez más finos tiene una consecuencia: la llegada de los móviles slim

Hacer móviles ultradelgados no es la meta, pero sí la consecuencia de todo lo que están aprendiendo los fabricantes en busca del plegable perfecto

Aunque todavía no se han convertido en mainstream ni se han democratizado, los móviles plegables parecen haber llegado para quedarse por todo lo que ofrecen, que esencialmente son dos experiencias: un área de visionado y operación cercano a una tablet cuando están desplegados y el tamaño de un móvil normal cuando están plegados. Si hablamos del tipo concha, divide la experiencia en dos: ocupan como un smartphone al uso cuando están desplegados y la mitad cuando se pliegan.

Estamos hablando de anchos y altos, pero hay una tercera dimensión clave en los plegables: el grosor. El peso es algo inevitable, en tanto en cuanto hay más componentes, pero con el grosor en los plegables cada milímetro es esencial. En un tipo concha tiene cierta relevancia, con un plegable de mariposa en dos es importante y con un triplegable puede llegar a ser dramático.

Depurar la bisagra y el pliegue era el primer reto de los fabricantes, pero después la meta pasa por ir limando el grosor. Y están aprendiendo mucho en el proceso: lo vemos en cada nueva generación de plegables, pero también en los móviles estándar. Sin ir más lejos, la próxima nueva moda son los móviles Slim. Veremos si han llegado para quedarse o simplemente son una estación de paso.

Los fabricantes de plegables tienen el grosor entre ceja y ceja

Un repaso a los grosores. Samsung es la marca que más ha apostado por los plegables y su último dispositivo, el Samsung Galaxy Z Fold6 tiene 5,36 mm de grosor desplegado y plegado son 12,1 milímetros. La firma coreana lleva años lanzando plegables, pero en China están haciendo mejor los deberes: el Honor Magic V3 tiene poco más 4 milímetros de grosor (9,2mm plegado)  y el plegable triple de Huawei 4,75 milímetros de grosor. Eso sí, luego al plegar toca multiplicar por tres y nos vamos hasta los 12,8 milímetros.

Sí, con los plegables cada milímetro cuenta y se nota en términos de comodidad y ergonomía: un móvil más fino se lleva mejor en el bolsillo y se maneja mejor en mano.

Pero hacer un dispositivo más fino supone un desafío técnico. En el caso de los plegables de mariposa, aunque hay más espacio interior, el factor de forma es diferente y toca hacer malabares y tirar de innovación para adaptar componentes. Si además el móvil es de gama alta, doble vuelta con tirabuzón: una batería decente, sensores grandes,  chips potentes con buena disipación de calor. Con los de tipo concha toca hacer sacrificios directamente.

Pero se está haciendo, y para muestra, basta con ver la evolución de los Z Fold (del Z Fold 5 al Z Fold6 ha pasado de 6,1 milímetros a 5,36 milímetros de grosor) o de los Mate X de Huawei, cuya última versión tiene 5,33 milímetros frente a los 8,2 milímetros del Mate X2. Por no hablar del prodigio técnico del Huawei Mate XT. Puede que China lleve la voz cantante, pero los fabricantes de plegables están poniendo a dieta sus dispositivos.

Este aprendizaje va a tener sus consecuencias en los móviles 'normales'. Sin ir más lejos ya se habla de un Samsung Galaxy S25 Slim. Incluso marcas que no tienen un plegable en el mercado (ojo, una cosa es no comercializar un producto y otra no investigar) como Apple coquetean, según los rumores, con un futurible iPhone 17 Air.

Desgraciadamente no se han filtrado milímetros de grosor, pero hay que tener en cuenta cómo de fino es lo normal. Un apunte: China nuevamente se lleva el gato al agua ofreciendo móviles normales como el Honor 200 Lite o el OPPO Reno 12 Pro, ambos con 6,7 pulgadas y menos de 7 milímetros de grosor. Frente a ellos, sus homólogos en Apple y Samsung rondan los 8 milímetros.

En pocas palabras: estos rumoreados Samsung Galaxy y iPhone ultradelgados (seguro que no son los únicos modelos ultraslim lanzados al mercado) deberían al menos rondar los 6 milímetros. Porque no tendría mucho sentido presumir de slim cuando hay marcas chinas que hacen móviles finos y no lo publicitan en su apellido. Un móvil fino es más ergonómico y cómodo, pero también se siente más estilizado y elegante y ese es un buen reclamo.

Pero como hemos visto con los plegables, que un móvil sea fino también tiene un peaje a pagar: hay menos espacio para albergar componentes. Así, las baterías tienen que ser más finas (y por ende, con menos capacidad) y algo tan esencial para los SoC más potentes como la disipación de calor se dificulta. Asimismo, meter lentes más grandes se torna en una misión imposible. No sería un problema: ambos terminales se postulan para dar guerra en la gama media y tiene todo el sentido: su reclamo es lo estilizado, no se postulan al mejor móvil del año.

Portada | Ricardo Aguilar

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