En un momento en el que el imperialismo de la cultura de la visual es una de las constantes de la actual sociedad, el triunfo del selfie, de la autofoto es una tendencia que no solo no sorprende a nadie, sino que no deja de proliferar. Así, desarrolladores y fabricantes apuestan por dispositivos y accesorios cuyas posibilidades permitan a los usuarios llevar a cabo estas autofotos con los mejores resultados.
Una realidad que se plasma en el alumbramiento de alargadores portátiles cada vez más económicos, zapatos tremendamente curiosos con un hueco para el teléfono y un largo etcétera inimaginable. Sin embargo, los líderes indiscutibles de este contexto son aquellos celulares que integran flash en su cámara delantera. Pero ¿por qué?
Las virtudes de las cámaras frontales con flash
Así, este tipo de sensores suponen unas ventajas añadidas que no podemos dejar de comentar y que tienen que ver con los tiempos de exposición, el entorno, la distancia focal, la obtención de determinados efectos y similares. Estas son sus virtudes más significativas:
- Permiten tomar fotos en entornos más oscuros con la mejor de las calidades. Las video llamadas, por supuesto, también se ven directamente afectadas, quizás uno de los beneficios más útiles.
- Evitan los efectos que provoca la luz cenital: es decir, el flash delantero también puede emplearse en habitaciones correctamente iluminadas para alejarte de las sombras que suelen proyectar las bombillas que cuelgan del techo.
- Te brindan la posibilidad de jugar con las luces y conseguir acabados únicos, crear destellos y similares.
- Mejoran la nitidez: pues su uso lleva implícito una mayor luminosidad, algo que, a su vez, disminuye los tiempos de exposición (seguro que te has fijado en que las fotografías capturadas sin flash suelen salir borrosas).
- Reducen el ruido de fondo: y se centran en el protagonista de la imagen. Como las traseras, tienen un alcance limitado que, en el caso de los selfies, resulta positivo, pues no se trata de alumbrar una superficie grande sino solo un rostro o un par de ellos. Ahora, cerciórate de que el sensor se encuentra bien calibrado para ahorrarte efectos “vampíricos”.
Las prestaciones que no deberían faltar
Existen una serie de características que atañen a los dispositivos en sí mismos y que deberías tener en cuenta. El número de megapíxeles, la capacidad de apertura del diafragma –de la que te hemos hablado en anteriores artículos y que garantiza una mayor o menor luminosidad-, el citado flash frontal, el tamaño del sensor fotográfico, el sistema de detección de sonrisas, el ángulo de visión –que te brindará la opción de abarcar a más o menos personas; son algunas de ellas.
Por fortuna y aunque siempre puedes optar por aplicaciones específicas como Cun Pic, YouCam Perfect, Frontback y similares, no son pocos los modelos de Sony que integran la totalidad de estas prestaciones señaladas. Por ejemplo:
Sony Xperia C5 Ultra: con un sensor delantero de hasta 13 megapíxeles –los mismos que la trasera-, este terminal se convierte en nuestro favorito. Ideal para las capturas con poca luz, viene también con un gran angular de 22 milímetros.
Sony Xperia C4: su cámara frontal –de 5 megapíxeles con Exmor R-, incluso, le valió el galardón de The World’s Best Selfie Smarphone.
Sony Xperia C3: uno de los primeros del mercado en contar con esta tecnología. Viene con una de 5 megapíxeles (algo que no está nada mal teniendo en cuenta los 8 de su trasera.
Trucos para lograr un buen selfie
Evidentemente y al margen del dispositivo, existen una serie de trucos que te ayudarán a lograr una buena auto foto, incluso aunque tu teléfono no tenga flash delantero.
- Decántate por entornos luminosos: preferentemente exteriores, en los que brille la luz del sol, la más apropiada para, prácticamente, cualquier imagen.
- Evita el ruido de fondo: es decir, fíjate en el fondo que aparecerá detrás de ti e intenta que sea lo menos abigarrado posible. Cuantos menos objetos, colores y detalles, tanto mejor para hacerte destacar.
- Huye de la luz cenital: si tu cámara carece de flash, la luz que procede de arriba (de las bombillas que cuelgan del techo de una habitación, por ejemplo)
- Aléjate del contraluz: como en cualquier fotografía, este arruinará la captura, llenándote de sobras la cara. Vigila dónde se encuentra el sol y ahórrate complicaciones.
- Controla tus brazos: intenta por todos los medios que no salgan en la foto, aunque se trate de un selfie la idea es disimularlo lo máximo posible. Si tu pulso es firme te recomendamos que hagas la foto con una sola mano.
- Descarta el ojo de pez: lo único que conseguirás es que tu rostro se deforme. Trata de alargar el brazo lo máximo posible o decántate por accesorios como el palo selfie (un brazo extensible), específicos.
- Ubica la cámara en un plano ligeramente más alto que tu cara: de esta sencilla manera evitarás la formación de sombras, así como determinados efectos que pueden hacerte parecer más grueso.
- Si no te queda más remedio que hacerte una foto de interior, acércate la luz de una lámpara o un flexo al rostro; de hecho puedes lograr resultados bastante interesantes.
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