Los asistentes de voz tal y como los conocemos tienen los días contados. La IA los ha matado

He usado Siri, Google Assistant y Alexa desde el principio y tengo claro que no cumplían lo que prometían: la inteligencia artificial ha llegado para solucionarlo

Asistentes
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Entre que me gusta experimentar y la tecnología por un lado y que por otro es mi trabajo, la realidad es que intento probar lo que sale al mercado dentro de lo que puedo. Así, reconozco que fui firmemente defensora de los asistentes de voz por su enorme potencial: en el móvil, en el coche y en casa. De hecho, en mi hogar tengo un HomePod Mini, varios Echo y un Google Home Mini, o lo que es lo mismo, que desde hace años coexisten Siri, Alexa y Google Assistant en casa.

Sin embargo la realidad del día a día fue un jarro de agua fría para mí: aunque Alexa es la que más uso simple y llanamente porque tengo más dispositivos y más variados y donde he conectado mi domótica, en la práctica los tres asistentes han suspendido a la hora de hablar y entenderse con humanos. Esto tiene una consecuencia: apenas los uso para poner música, encender luces, poner temporizadores, resolver alguna duda con más pena que gloria y poco más porque me desespero usándolos.

Los asistentes de voz prometían mucho, pero han demostrado ser bastante "tontos"

Y es que aunque en teoría pueden hacer un millón de cosas, en la práctica ya tal: si la orden es larga, se lían. Si hay estructuras moderadamente complejas como usaríamos con otras personas, se pierden. Si usas palabras en otros idiomas (piensa por ejemplo en una canción), igual no lo pillan. Y aunque todo lo anterior se saldara exitosamente, luego está que te entiendan. A veces he formulado preguntas concretas para salir de dudas y la respuesta me ha dejado a cuadros.

El desafío de un asistente de voz son tres: ser capaz de entender como lo haría otra persona cómo nos expresamos en un lenguaje sencillo y coloquial independientemente de nuestro estilo, poder contextualizar lo que estamos pidiendo y finalmente, comprenderlo para ofrecer una respuesta que satisfaga nuestras expectativas. Pues bien, salvo ocasiones contadas, los asistentes de voz que llevamos usando los últimos años han fracasado.

Y en estas llegó ChatGPT. No es la única inteligencia artificial, pero sí la más mainstream, y demostró que sí era posible que una máquina nos entendiera. No es infalible y también desvaría, pero mientras que con Siri, Alexa y Google Assistant lo raro es que haga lo que se le pida cuando nos salimos de esas cuatro cosas básicas, con la IA lo normal es que su respuesta sea satisfactoria.  Ya no hace falta aprender a hablar con una máquina o hacerlo tú porque te va a costar menos que enredarte a hablar con el asistente.

Afortunadamente las big tech se han dado cuenta: Google está poniendo Gemini hasta en la sopa y eso lo notaremos de forma inminente cuando nos toque hablar con su asistente, pero también Apple ha alcanzado acuerdo con OpenAI para integrar lo mejor de sus GPT en los productos de la manzana mordida donde Siri debería estar la primera de la lista. Después de ver la experiencia hablada con GPT-4o, quiero conversaciones así de naturales con mis asistentes.

Sea como fuere, el futuro de los asistentes de voz esta vez sí que es prometedor. A los Siri, Google Assistant y Alexa de siempre les queda un suspiro, larga vida a los nuevos asistentes vitaminados con inteligencia artificial.

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