Hace unos días asistimos a la conferencia de Google en la que se presentaron los Google Pixel, los nuevos terminales que reemplazarán a los Nexus de ahora en adelante y que llevan grabado, bien grande y visible, el logo de la gran G unido a un lema que tendremos muy presente de ahora en adelante: made by Google. Con HTC de intermediario, pero sólo como constructor.
Aunque lo más justo sería decir que la conferencia fue para dar a conocer Google Assistant y que los Pixel son sólo una pieza más del puzzle de accesorios que rodearán a su asistente. Google Now se convirtió en Assistant y su grupo se unieron routers, dongles HDMI, gafas de realidad virtual, sistemas de audio centralizados y, por supuesto, teléfonos. Los Pixel no fueron el centro, y quizá así sea el futuro.
Google siempre ha sido software
Google puede contar sus grandes éxitos, ésos que pasarán a la historia, como éxitos en el terreno del software. Ha tenido dispositivos con muy buen rendimiento, qué duda cabe, pero nada cercano a su buscador, su sistema de correo electrónico, su servicio para ofrecer publicidad a las páginas web o su actual sistema de alojamiento de fotografías. Tampoco queremos dejar atrás a Youtube.
Youtube, Fotos, Gmail, Adsense, Android, Assistant. Google es y siempre ha sido software.
Google es y siempre ha sido software y su llegada al terreno de la construcción parece ser con un único motivo: construir un ecosistema de productos en torno a su nueva inteligencia artificial, su Google Assisant. Limitado por el momento pero una más que interesante apuesta de futuro para una compañía que cree que será lo que triunfe en los próximos años.
Lox Pixel no tuvieron excesivo protagonismo como tampoco ningún otro de los dispositivos presentados por Google. Pero hubo un nexo común a todos los que se subieron al escenario en un momento u otro. Todos los responsables de producto de Google jugaron con las posibilidades que ofrecía su ya famoso "Ok, Google". El asistente estuvo presente en todo momento.
Del PC al smartphone, y ahora a la IA
Hubo una época en la que el panorama mundial de la tecnología al servicio de los usuarios giraba en torno a los ordenadores personales. De los sistemas con monitor integrado pasamos a las torres independientes y éstos fueron cediendo terreno a los portátiles. Pronto llegará también la era del PC convertible, pero ya no tendrá tanto peso. El PC fue el centro de todo durante mucho tiempo hasta que llegó el dispositivo que dominó y sigue dominando hasta el momento.
Con la llegada de los smartphones todo cambió. Ambos dispositivos convivieron durante bastante tiempo sin que nada cambiase en el panorama tecnológico pero poco a poco la balanza se fue inclinando. Los smartphones se apoyaron en los tablets y el PC, que en muchos hogares se usaba para operaciones sencillas y ocio, fue poco a poco viéndose desplazado. Poco queda del día a día de un usuario con pocas exigencias que no pueda hacerse con un teléfono móvil o un tablet. Y ahora se prepara un nuevo salto.
Los gigantes del software llevan tiempo tratando de diferenciarse de su competencia en brazos de sus distintas inteligencias artificiales. Siri golpeó primero dándole ventaja a Apple pero éstos parecen haberse dormido en los laureles y otros han ido avanzando más y mejor. Microsoft creó Cortana y ahora la embute en cada licencia de Windows 10, y Google hace lo propio con su nuevo Google Assistant que, como decíamos, es un paso más en el camino que inició Google Now en su momento.
Tomen posiciones, la guerra se acerca
La primera gran propuesta en este sentido llegó con la #Build2016 de Microsoft en la que anunció bots para Skype. Microsoft no sólo hizo lo que otros ya hacían en el terreno de desarrollo de bots, ofrecer una API para poder desarrollarlos. Además, colocó a Cortana por encima para controlarlos y hacer uso de ellos. La siguiente gran apuesta es la que hemos tenido de la mano de Google, y habrá más, muchas más.
Incluso actores que no tienen presencia en el terreno del hardware, como Facebook, ya amenazan con entrar a competir de tú a tú con el resto de su competencia en cuanto a las inteligencias artificiales. IAs entendidas no como un ente que puede llegar a adquirir conciencia de sí misma, una idea que nos inoculó la ciencia ficción, sino como asistentes que aprendan de nosotros a ser mejores asistentes, y que nos hagan más sencillas cada una de nuestras tareas.
El hardware dejará pronto de ser importante por no ser un factor diferenciador
Poco a poco empezamos a darnos cuenta de que a los fabricantes deja de interesarles el hardware, un terreno en el que es cada vez más difícil diferenciarse. Apple cuenta al menos con procesadores propios, pero en el resto es prácticamente idéntica a los demás. La guerra ya no va de quién monta más RAM o tiene la carga más rápida, todo se va centrando en la capa de servicios. Ahí es donde Google y otros han visto el futuro.
En la propuesta de ecosistema que el Made by Google puso sobre la mesa vimos que cada uno de los componentes era un satélite de un planeta llamado Google Assistant. Una vez finalizada la conferencia pudimos apreciar cómo no era necesario un Pixel para disfrutar del asistente, podíamos adquirir simplemente Google Home y obtendríamos algo muy similar.
La propia Samsung desveló hace unos días la compra de Viv Labs, una empresa estadounidense de inteligencia artificial para construir su propia solución e implementarla en su sistema. Hoy puede ser sobre Android y mañana sobre Tizen o cualquier avance en ese sentido, pero todos comienzan a enfocarse hacia lo mismo: sistemas que traduzcan nuestros deseos a órdenes específicas para interactuar con nuestro entorno.
Un gran puzzle en torno a un asistente en la nube al que se podía acceder de muchas maneras. Tal vez los Pixel sean sólo un primer paso y en el futuro consigan diferenciarse realmente, pero su presencia sobre el escenario el otro día fue algo casi irrelevante. Google parece haber comprendido que el futuro es la inteligencia artificial, y ha girado el timón para guiar su proa hacia ese futuro.
Un gemelo digital
Nos damos cuenta ahora de que el futuro que el cine nos dibuja hace años puede no estar tan lejos de ser una realidad. Tener cuenta de usuario en una inteligencia artificial que sea capaz de controlar cada aparato que nos rodee sin importar cuál sea, y que aprenda de nosotros para ser cada vez más personal y eficiente. Podremos emplear un teléfono u otro, un ordenador u otro, un televisor u otro, un coche u otro, y nuestra IA personal trasladará la experiencia adquirida sin que apreciemos el salto entre distintos dispositivos.
Un futuro en el que cada pieza de hardware sea simplemente un accesorio para un núcleo inteligente que nos acompañe durante todo el día y nos sirva, con la menor interacción posible por nuestra parte. Al fin y al cabo ése es el sentido último de toda la tecnología que se desarrolla desde hace años, ¿no? Servir al ser humano y hacerle las cosas más sencillas. Y qué mejor forma de hacerlo que cediendo el control de nuestros productos a una IA. Bajo nuestra supervisión.
Llegará el día en que tener un teléfono u otro será completamente irrelevante
No sabemos qué nos deparará el futuro de la telefonía móvil, y si continuará muchos años tal y como la conocemos ahora o si el salto hacia la cesión del control a las IAs está más cerca que nunca. Lo que sí sabemos, viendo los distintos movimientos de los jugadores sobre el campo, es que el hardware de los smartphones ya está maduro, y que un día llegará a ser irrelevante. Lo único que importará es cuan eficaz sea la inteligencia artificial a la que le confiemos nuestro día a día: nuestro gemelo digital.
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