La idea de un teléfono con diversas piezas acoplables con diferentes propósitos no es nada nuevo. A lo largo de estos años hemos podido comprobarlo a través de diferentes prototipos cuya viabilidad comercial quedaba siempre en entredicho, siendo el departamento de Investigación y Desarrollo de Microsoft el último en incorporarse a este grupo con una nueva patente.
Un dispositivo que, si bien estéticamente no dice mucho al tratarse de un mero boceto, funcionalmente podría suponer una revolución de cara a la versatilidad que proporciona a través de un teclado deslizante bajo la pantalla que puede ser reemplazado por un gamepad, una segunda pantalla o una batería adicional, entre otros. Pero no todo queda ahí.
Smartphone y accesorios, funcionamiento totalmente independiente
Lo que también resulta relativamente interesante es el hecho de que las diferentes piezas desmontables pueden funcionar de forma totalmente independiente. Un segundo terminal telefónico que actúa a través el primero, un mando de juegos inalámbrico o un control remoto con el que operar el smartphone mientras reproduce vídeos y juegos en tiempo real conectado a un televisor.
Evidentemente, tras el acuerdo de colaboración con Nokia, no parece que Microsoft esté muy interesado en convertirse en un fabricante de hardware, a pesar de los intensos rumores de compra sobre la compañía finlandensa que circularon en su día.
De no encontrar un osado socio tecnológico que se atreva a materializar un dispositivo al que añadir posteriormente Windows Phone como sistema operativo, las probabilidades de superar una primera fase como prototipo son bastante escasas.
La delicada situación económica de Microsoft y el poder de las patentes
Los tiempos no son muy propicios para invertir dinero en ensayos de dudosa comercialización y aceptación. Sobre todo tras el desastre causado en Microsoft con los dos únicos terminales KIN que llegaron a ver la luz, cuya fabricación y distribución fue abandonada por los de Redmond ocasionando un importante agujero en las arcas del gigante del software.
Sin embargo, no deja de tratarse de una jugosa patente con la que presentarse ante un juez llegado el momento, a tenor de la situación del mercado actual de la telefonía móvil. Un argumento de peso con el que engordar las arcas a costa de la propiedad intelectual de diferentes tecnologías o con la que borrar de un plumazo a gran parte de la competencia mediante sentencias judiciales.
Un prototipo de usabilidad cuestionable
No obstante, también ha de contemplarse el punto de vista del usuario y de los diferentes usos a los que puede ir enfocado un productos de semejantes características.
Incluso mostrándose como una idea interesante sobre el papel, es posible que muy pocos fuesen los que estuviésemos realmente interesados en un dispositivo similar. Basta repasar mentalmente la multitud de funciones que nos hemos acostumbrado a llevar a cabo sobre cualquiera de los modelos de smartphone vigentes como para desechar la idea de llevar los bolsillos de nuestra chaqueta repletos de accesorios.
No hace tanto tiempo de los primeros teléfonos móviles con cámara acoplable a través de un conector a tal efecto y de cómo dicho aditamento acababa siempre en un cajón. Lugar donde, por el momento, acabará esta patente.
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