El HTC Desire C, presentado en el Mobile World Congress 2012 de Barcelona, podría considerarse un teléfono inteligente de gama baja. Quizás en lo que a público objetivo se refiere comercialmente hablando. Sin embargo, sorprende a propios y extraños una vez que lo sacamos de la caja. ¿Queréis saber por qué? Sólo tenéis que continuar leyendo.
Pequeño, pero matón
Lo primero que llama poderosamente la atención en el HTC Desire C una vez abierto, es la alta manejabilidad del dispositivo en cuanto al juego que ofrece con una sola mano tratándose de un terminal de pequeñas dimensiones. La ligereza del mismo, con 100 gramos de peso, es una cualidad a destacar. Algo de lo son responsables en gran medida los materiales de los que está creada la carcasa exterior.
El plástico con cierto tacto gomoso, predominante en los laterales y la práctica totalidad de la parte trasera, le aporta la ligereza y resistencia necesaria, al tiempo que una sensación de seguridad a la hora de asirlo con la mano, de la que pocos terminales pueden hacer gala. Algo que contrasta totalmente con el cristal frontal que cubre la pantalla táctil de 3.5 pulgadas al tiempo que ofrece el juego necesario a los tres controles táctiles habituales de los dispositivos Android de la marca taiwanesa.
Aunque el diseño del HTC Desire C no es nada fastuoso, la sencillez de sus líneas, unido a sus ajustados acabados, transmiten en su conjunto una única idea: simplicidad. Tanta, que podría pecar de “sosaina”. No es necesario ser un fanático del minimalismo más exacerbado para comprobar que lo realmente importante, se encuentra en el interior, con lo que interactuar a través de su pantalla. El resto de botones (volumen y encendido) resultan sumamente discretos, llegando a parecer totalmente inexistentes a poco que nos demos cuenta.
Rápida respuesta en pantalla
La respuesta háptica combinada con una sorprendentemente ágil reacción del dispositivo a las órdenes recibidas a través de la pantalla táctil de 3.5 pulgadas y modesta resolución HVGA de 320×480 permiten un control preciso del terminal en todo momento. La sensibilidad de la misma es tal, que en fácilmente llegaremos a comprobar en repetidas ocasiones que el dipsositivo lanza tareas o aplicaciones que poco o nada tienen que ver con nuestra intención primera. Algo también recurrente con los tres botones táctiles situados en la parte inferior de la pantalla y con los que “tropezaremos” de forma continuada hasta hacernos con el control del HTC Desire de una forma cómoda.
En lo que a nivel gráfico respecta, la pequeña pantalla ofrece mucho juego, siendo capaz de proporcionar un contraste y color muy ajustados. La definición, tanto de los iconos como de las diferentes tipografías que podemos encontrarnos tanto acompañando a éstos, como parte de los diferentes menús de navegación, es realmente alta, contraviniendo la tónica reinante de que para ver mejor las cosas se necesita una pantalla grande, gracias principalmente a la GPU Adreno 200 con las que viene equipada.
El ángulo de visión de la pantalla es bastante amplio, siendo los reflejos un auténtico problemas sólo cuando excedemos éste.
No nos creemos que sólo tenga un núcleo…
Ice Cream Sandwich 4.0.3, sobre la que encontramos la habitual interfaz HTC Sense 4.0 se mueve con bastante fluidez. Algo que sobre el papel podría resultar algo difícil de creer, considerando que este ejemplar integra un procesador mononúcleo Qualcomm Snapdragon S1 MSM7227A a 600 MHz, basado en el núcleo de un Cortex A5, con 512 MB de RAM.
Al menos, tal fluidez se deja notar en su puesta en marcha. Con la instalación de programas y la ejecución de los mismos, el dispositivo pierde fuelle ligeramente, presentando en ocasiones “lags” mínimos en la transición de una aplicación a otra o incluso de una pantalla a otra del propio skin personalizado de la firma taiwanesa. La pertinente limpieza de memoria proporciona en el momento adecuado el “reajuste” deseado para tener el dispositivo como nuevo.
La batería de 1230 mAh cumple su papel con creces. Evidentemente, la autonomía puede variar según el uso, pero quizás se trate de uno de los aspectos más soprendentes en un smartphone Android de última generación orientada a un segmento medio del mercado. Frente a la rápida carga de la batería de iones de litio, la cual alcanza capacidad plena en poco más de una hora, el HTC Desire C puede mantenerse en funcionamiento normal hasta casi dos días.
Al menos, en las pruebas y uso realizado por el que suscribe, uso continuado de redes sociales diversas y correo electrónico, a través de conexión de datos 3G en gran medida, Wi-Fi de forma esporádica, llamadas telefónicas y navegación por Internet. Además, claro está, de las pertinentes actualizaciones de aplicaciones a través de Google Play, además de algún que otro experimento con videojuegos. Claro está, por las noches el terminal reposaba en la mesita de noche en “modo avión”, por lo que se interrumpía toda conexión. Al menos, efectivo como modo de conservación de energía cuando no hace falta alguna.
Buen sonido, cámara decente
En el aspecto multimedia, el dispositivo cumple con las expectativas de cualquier usuario, incluido aquel con el oído más refinado ya sea en la reproducción de audio, vídeo o radio FM, gracias al añadido del sistema beatsaudio, que se acompaña de unos auriculares adecuados de la firma adquirida por HTC.
Sin embargo, la cámara de 5 megapíxeles no es uno de sus mayores aciertos en este caso. La ausencia de flash, además de carecer de funciones para videollamada ante la falta de cámara frontal, se añade a un sensor que necesita de una buena cantidad de luz para tratar de evitar el ruido generado en cada una de las instantáneas, por mucho filtro en tiempo real que tratemos de aplicar.
Software, el justo y necesario
HTC Hub, SoundHound y otras de las más relevantes de los de Mountain View, como Google+ o Latitude se unen a otras más llamativas, como la suite ofimática Polaris Office o Router Wi-Fi para transformar nuestro HTC Desire C en un punto de acceso a Internet, son algunas de las aplicaciones con las que el smartphone llega directamente de fábrica.
Quizás sea Dropbox la que mayor partido pueda ofrecer a todos los niveles, dado el acuerdo al que la firma de Cloud Computing y la compañía taiwanesa han llegado con el fin de ofrecer a sus usuarios 25 GB de almacenamiento durante un periodo de dos años.
El comportamiento del sistema operativo no tienen pega alguna. Es más, sorprende su comportamiento tan ligero y fluido respecto a otros terminales con hardware considerado de “alta gama”. Más si cabe, considerando que nuestros movimientos son realizados sobre HTC Sense 4.0, la cual ofrece una interfaz de uso muy intuitiva de cara a usuarios noveles.
Conclusiones
Un buen intento de HTC de continuar la saga comenzada con el inicial HTC Desire, que en esta ocasión no defrauda. Buenos acabados, gran ergonomía y, sobre todo, una gran autonomía. Quién sabe si el mérito es del aparato, del sistema operativo o de una combinación de ambos. Lo que sí sabemos, es que se trata de un teléfono muy recomendable para aquellos que pretendan dar el salto al terreno de los teléfonos inteligentes sin hacer grandes dispendios económicos, tal y como comprobamos en la siguiente tabla a título meramente orientativo, obteniendo unos resultados más que aceptables en cuanto rendimiento. El buen sabor de boca dejado por varias semanas de uso intensivo, contrasta con la sobriedad de su presentación.
El teléfono ha sido cedido para la prueba por parte de HTC. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.