Del LG V20 al LG V30: esto es todo lo que ha cambiado

Tras mucho hacernos esperar y de regar todos estos meses las portadas de los medios tecnológicos con rumores, al fin hemos conocido de forma oficial todo lo que nos depara el nuevo buque insignia de LG, el LG V30. Del nuevo teléfono coreano se han dicho muchas cosas, pero el rumor que más fuerza adquirió fue el que apuntaba hacia una pantalla P-OLED de ratio 18:9 montada en él.

Pues bien, éste y otros rumores como el de un chipset Snapdragon 835 se han cumplido y parece tenemos ante nosotros a un gama alta de manual en el que se han mejorado muchas cosas respecto al modelo anterior, el LG V20 (sin dejar de lado que éste también era un gran terminal). Pero además de estrenar pantalla y de mejorar la potencia, muchas otras cosas han cambiado de un modelo a otro, así que vamos a desgranar todas sus diferencias.

Pantalla 18:9 con la que vuelve el P-OLED

Lo hemos dicho al comienzo, y es que si bien en cuanto a diseño o la posición de los controles no hay diferencias significativas entre ambos modelos, la pantalla es sin duda un elemento diferenciador que suma muchos puntos para el LG V30 respecto a su predecesor. También difieren en dimensiones, algo que tiene que ver con la tecnología utilizada para el panel, más liviana y de menor grosor que se traduce en un teléfono más delgado y ligero.

El nuevo LG V30 llega al mercado con un panel P-OLED de 6 pulgadas con los bordes laterales curvos y resolución QHD+ (1.440 x 2.880 píxeles) que además se apoya en tecnología FullVision. LG repite el ratio de esta pantalla con 18:9, el mismo que ya vimos en la del LG G6 y además, desaparece la pantalla secundaria tan característica de la serie.

No es la primera vez que la compañía utiliza paneles P-OLED, pues ya pudimos verlos en el LG G Flex hace tres años. La principal diferencia entre el P-OLED y un OLED estándar es que el primero lleva una capa de plástico en lugar de una de cristal, lo que le otorga mayor resistencia y flexibilidad. En cuanto a la calidad de visualización es cierto que en el LG G Flex difería (negativamente) de los OLED al uso, pero tendremos que ver si sucede lo mismo en este nuevo modelo o por el contrario, si la tecnología ha avanzado lo suficiente para equipararlos.

Potencia: LG al fin estrena el Snapdragon 835

Ya adelantábamos que el nuevo LG V30 llegaba con el procesador de los teléfonos más "top" en sus entrañas, por lo que en consecuencia, la potencia se coloca en un nivel superior comparada con el modelo anterior. Sobre el papel pasamos de un Snapdragon 820 acompañado de 4 GB de RAM a un Snapdragon 835 acompañado de la misma cantidad de RAM.

La memoria de almacenamiento también se mantiene como estaba (64 GB) salvo en la versión Plus del LG V30, en la que ésta se duplica pasando de 64 GB a 64 y 128 GB, aunque eso sí con posibilidad de ampliación hasta 2 TB mediante tarjeta MicroSD.

¿Y qué pasa con la autonomía? Pues que ésta aumenta muy levemente entre modelos, pasando de 3.200 a 3.300 mAh, algo que es incluso de agradecer, ya que teniendo en cuenta el adelgazamiento sufrido entre ambos modelos, nos podrían haber sorprendido con una pila de aún menos capacidad, aunque como decimos, parte de esta reducción de volumen se debe al cambio de tecnología aplicada en el panel.

Cámaras: primer móvil con apertura f/1.6

En este modelo LG repite con las cámaras duales que tan de moda están y que ya nos regaló en el LG V20 aunque eso sí, con diferencias sustanciales. Y es que repetimos configuración de sensor normal más sensor gran angular, aunque en este caso nos vamos a 16 megapíxeles con apertura f/1.6 (de f1.8 era la del V20) para la primera y subimos los megapíxeles del gran angular de 8 a 13.

¿Y en qué se traducen todas estas mejoras? Pues esencialmente en lo que esperamos de una cámara con mejores prestaciones: mejores resultados. Y es que una lente con apertura de f/1.6 repercute en una entrada de luz un 25% superior a la del modelo anterior, algo que unido al uso de un tipo especial de cristal en la lente llamado "Crystal Clear Glass" nos debería ofrecer más luminosidad y una reproducción del color más fidedigna, sin necesidad de tanto procesado por software.

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