Como os contamos hace unos días, las pistas que tenemos nos indican que el próximo «buque insignia» de LG no llegará la semana próxima, durante el Mobile World Congress. Hace poco más de una semana el diario Korea Times aseguró que la compañía surcoreana presentará su G4 en abril, una fecha bastante creíble que, en principio, podemos dar por buena. Sin embargo, este móvil está dando mucho que hablar, y no se debe a que no verá la luz durante el MWC, sino a su pantalla.
Nuestros compañeros de Xataka nos contaron hace unos días que está tomando fuerza la posibilidad de que LG apueste por integrar en su G4 una pantalla 3K. Sí, ni más ni menos que 3K. Cuesta creerlo, pero son tantos los medios que han recogido esta información que nos interesa tenerla en cuenta por si realmente se atreve a dar este paso. Si finalmente se confirma, el G4 utilizaría una pantalla de 5,5 pulgadas con una resolución de 2.880 x 1.620 puntos, que equivale a una densidad de más de 600 ppp. ¿Realmente aporta algo semejante cifra?
¿Para qué 3K en 5,5 pulgadas?
La densidad de puntos por pulgada nos indica cuántos píxeles caben en una superficie de una pulgada cuadrada (un pulgada equivale a 2,54 cm). Si tenemos un móvil equipado con una pantalla capaz de meter muchos puntos en ese espacio, nuestros ojos tendrán dificultad para percibirlos de forma independiente, y tendremos la sensación de estar observando una imagen homogénea y continua, y no un grupo de puntos inconexos. Esto es lo deseable, y, por tanto, es bueno que tengamos smartphones, tabletas, televisores, monitores y proyectores con mucha resolución.
Sin embargo, la agudeza visual de nuestros ojos es limitada, por lo que a partir de cierto punto un incremento de la densidad de píxeles por pulgada no aporta nada desde un punto de vista cualitativo. Por supuesto, no solo importa la resolución de la pantalla; también es esencial tener en cuenta la distancia desde la que la observamos. Si miramos una pantalla desde muy cerca necesitaremos una resolución mayor que si la observamos desde varios metros de distancia. Es muy fácil percibir esta idea.
Durante los últimos años se han publicado varios estudios que han intentado determinar con precisión cuál es la resolución real de la retina humana. Uno de ellos es el que elaboró Raymond Soneira, de DisplayMate, que defiende que una retina humana en perfecto estado tiene una resolución de 0,6 minutos de arco por píxel. Esta unidad de medida relaciona, precisamente, el tamaño del punto y la distancia desde la que lo observamos. Un estudio mucho más antiguo realizado por J. Blackwell en 1946, un investigador de la Sociedad Óptica Americana, establece que la resolución del ojo humano está muy cerca de los 0,35 minutos de arco.
Y uno de los más recientes, el realizado por el científico del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) Roger N. Clark, establece que el ojo humano puede distinguir en condiciones ideales un máximo de 530 puntos por pulgada, una cifra muy elevada que podemos tomar como referencia, pero que, posiblemente, en condiciones reales sea sensiblemente más baja. En cualquier caso, comparemos esta cifra con las densidades de puntos por pulgada que estamos manejando. Un móvil de 5 pulgadas con una pantalla Full HD tiene una densidad de unos 441 puntos por pulgada, una cifra inferior a los 530 ppp que, según Clark, son capaces de percibir nuestros ojos, pero que posiblemente es acorde a nuestra agudeza en condiciones reales.
Vayámonos ahora a una pantalla 2K. Un smartphone con panel de 5,5 pulgadas y una resolución de 1.440 x 2.560 píxeles, como, por ejemplo, el G3 de LG, tiene una densidad aproximada de 538 ppp, una cifra que ya excede el límite teórico expuesto por Roger N. Clark, y que, por tanto, debería ser más que suficiente incluso para los phablets con grandes pantallas. Y, como hemos visto al principio del post, si el G4 de LG realmente incorporase una pantalla de 5,5 pulgadas con resolución 3K (1.620 x 2.880 puntos) superaría los 600 ppp. Si damos por buenos los datos de los estudios que he mencionado antes, es evidente que no necesitamos una resolución tan elevada. Y si, sencillamente, nos fiamos de nuestra propia intuición y de la experiencia que nos ofrecen los móviles actuales, llegaremos a la misma conclusión.
¿Qué pasa con la batería?
Si el incremento de la resolución nativa de la pantalla de los móviles no tuviese ninguna penalización, los usuarios lo veríamos con buenos ojos. O nos daría igual. Pero la tiene. Todos sabemos que el motor gráfico debe realizar un esfuerzo notablemente mayor si tiene que procesar más puntos para generar cada una de las imágenes que vemos en la pantalla de nuestro teléfono, y esto tiene un impacto claro en el consumo, y, por tanto, también en la autonomía, que puede verse seriamente reducida.
Con las cifras que hemos visto antes en la mano, la resolución Full HD es suficiente para buena parte de los smartphones del mercado, y parece la opción más equilibrada para pantallas de hasta 5 pulgadas. Muchos damos por buena también esta resolución en paneles de 5,5 pulgadas si la autonomía sale beneficiada, pero, si nos ponemos rigurosos, podemos aceptar paneles 2K por encima de las 5 pulgadas para satisfacer las cifras que defiende Roger N. Clark. Pero una pantalla con resolución 3K parece muy difícil de justificar, sobre todo si tenemos en cuenta que puede poner a la batería en apuros muy serios. Afortunadamente, aún nos queda la esperanza de que todo esto no se confirme finalmente y LG apueste por integrar en su G4 una pantalla similar a la de su G3. Con 2K tenemos más que suficiente.
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