El móvil es nuestra principal herramienta de manejo para cada vez más tareas. Lejos quedó la época en la que sólo lo usábamos para hacer o recibir llamadas, para enviar mensajes y para cargarlo cuando, pasados bastantes días, comenzaba a avisarnos de que necesitaba energía. Hoy un móvil es un teléfono, un reproductor de música, una consola portátil, un televisor, una cámara y hasta un ordenador portátil. Todo en el mismo bolsillo.
Es por todo esto que somos especialmente sensibles en lo que se refiere a su rendimiento. Ya no nos preocupamos únicamente de que no se arañe o se rompa, sino que también percibimos cuando va más lento de la cuenta, cuando no responde a la velocidad esperada. Ahora te vamos a enumerar una serie de motivos por los que tu teléfono puede que vaya más lento. Aunque la identificación última de tu problema concreto dependerá únicamente de ti.
Tu móvil es antiguo o menos potente de lo que necesitas
A veces la explicación más sencilla suele ser la correcta. Puede que tu móvil vaya más lento por el sencillo hecho de que sea más antiguo. Con el paso del tiempo, los componentes de un teléfono móvil se degradan, también las memorias. Si el teléfono no es capaz de escribir y leer datos a la misma velocidad que cuando lo compraste, todo puede deberse a un simple deterioro de sus componentes.
A esta "antigüedad" del teléfono pueden sumársele muchos otros factores que ahora contaremos con más detalle. Como que la evolución de las aplicaciones hace que sean cada vez más exigentes y "tragonas" en cuanto a recursos y potencia, o como que la batería haya perdido capacidad y no sea capaz de ofrecer el mismo flujo eléctrico al resto de los componentes. Pero sí, tal vez tu móvil sea viejo y haya llegado la hora de hacerse con otro nuevo. A cada móvil le llega la vejez a una edad distinta.
La batería está en mal estado
No salimos del hardware y toca hablar de la batería. Recientemente salió a la luz el caso de que Apple reducía el rendimiento de sus iPhone más antiguos cuando la batería perdía capacidad, y llegaba un punto en el que primaba la salud de la misma frente a la experiencia de uso del teléfono. Es un caso tal vez muy extremo, pero que puede ocurrir en otras marcas.
Con esto no tratamos de decir que algunos fabricantes ralenticen deliberadamente sus teléfonos cuando la batería está en mal estado, aunque si apareciese un caso similar al de Apple en el futuro ya no nos pillaría de sorpresa. Simplemente, la batería pierde capacidad y entrega menos cantidad de energía, y ésa es la sangre de un teléfono. Y cuando tenemos poca sangre, nos sentimos más débiles.
Demasiado tiempo sin un reinicio
Los teléfonos móviles más modernos ya no tienen estos problemas. Los sistemas operativos han evolucionado hasta un punto en el que la auto-depuración de procesos es muy avanzada, y son capaces de mantenerse frescos pese a que llevemos días o semanas sin reiniciarlos. Ya no hace falta devolver el teléfono a ningún punto cero para que siga ofreciendo una buena experiencia.
Pero en casos de dispositivos más antiguos, con versiones del sistema operativo que ya no han vuelto a avanzar y que mantienen funcionamientos de hace algunos años, sí que hace falta reiniciar a menudo. Apagar el motor y volver a girar la llave para que todo vuelva a funcionar a la velocidad adecuada. Si tu móvil va lento, tal vez necesite que lo aparques.
El sistema tiene errores sin corregir
Ya que hemos entrado en el software para hablar de los reinicios, toda hablar de los errores que contiene el propio sistema. Android, iOS o cualquier otro sistema operativo móvil evolucionan por dos motivos: para añadir mejoras y para corregir errores. A veces estos últimos no son tan invisibles como nos gustaría.
Tal vez tengamos instalada una versión del sistema operativo que contiene errores, y con que provoque congelaciones en segundo plano, o que el sistema tarde más tiempo en realizar determinadas tareas, ya tenemos un teléfono más lento de lo debido. Si tenéis el teléfono desactualizado, tratad de ponerlo al día pues lo lógico es que la nueva versión corrija ya algunos errores. Y si no hay versión nueva disponible, toca esperar. Salvo que tu teléfono ya no vaya a tener más soporte, en cuyo caso toca pensar en cambiarlo.
Apps que hacen el mal queriendo, y otras que lo hacen sin querer
No sólo el sistema operativo puede provocar errores de funcionamiento que ralenticen el teléfono. Las apps también pueden contener errores y estos, además, puede ser de diversos tipos. Así que sí, las apps también pueden ser las causantes de que nuestro teléfono vaya mal y éstos son los principales motivos.
Apps con errores: Como en el caso del sistema operativo, las aplicaciones también pueden contener bugs y errores que hagan que no funcionen correctamente, y estos errores no sólo dan la cara cuando las usamos. Las apps están constantemente ejecutándose en segundo plano aunque las cerremos, y una con un mal funcionamiento puede lastrar todo el teléfono. Trata de eliminar esa app que te da problemas cuando la usas, porque también los causa cuando no la ves.
Apps desactualizadas o demasiado avanzadas: Cuando nos paramos a ver cuál es el posible problema de una aplicación nos encontramos dos casos. El primero, que no la hayamos actualizado desde hace tiempo y que por eso contenga errores que no deberían estar ya ahí. El segundo, que la app haya avanzado tanto que requiera de más potencia que la que nuestro teléfono es capaz de darle. Aquí volvemos al comienzo, a la posible senectud de nuestro teléfono. Si la app pide más de lo que podemos darle, tenemos un problema.
Malware y apps maliciosas: Mucho más comunes en el lado androide, las apps con malware no funcionan como se supone que deben funcionar. En su lugar, o bien arrojan publicidad sin control a nuestra pantalla, o recolectan datos en segundo plano o realizan otras tareas. No las confundamos con virus, éstos no existen en teléfonos móviles, pero son igualmente perjudiciales. Sobre todo a la hora de ralentizar un teléfono.
Antivirus y promesas incumplidas: Las apps que prometen hacer algo por nuestro teléfono y luego no cumplen tienen mucha relación con el malware descrito más arriba. Pues los antivirus móviles realizan tareas en segundo plano que, en muchas ocasiones, hacen que el rendimiento del teléfono disminuya. Como decimos, en móvil no existen los virus como tal y las apps que prometen eliminarlos o restringir su acceso provocan en ocasiones más problemas de los que prometen solucionar. En casos así, es mejor ser prudente que no instalar un antivirus. Tu móvil lo agradecerá. Y esas apps que te dicen que harán que tu móvil vaya más rápido, ni tocarlas.
La memoria de nuestro teléfono está a rebosar
Cuando el almacenamiento de un teléfono móvil está cerca de llenarse por completo, el móvil se ralentiza. Los motivos son diversos y pueden deberse tanto al propio sistema como a las apps que contiene, de ahí que hayamos sacado este posible problema a un apartado independiente. No es bueno que la memoria de un teléfono esté casi llena, aunque no guste exprimir cada mega, y los motivos son sencillos.
Un teléfono móvil está constantemente escribiendo, leyendo y borrando cosas. No todo se mueve a nivel de RAM sino también a nivel de su almacenamiento interno. Si el teléfono está casi lleno, el sistema encontrará pocos sitios donde escribir, y a veces tendrá que fraccionar lo que escriba en varios bloques para adecuarse al espacio disponible. Si no encuentra espacio suficiente, tendrá que hacer malabares y ralentizar todo el proceso, adaptándose de nuevo al espacio disponible.
Con las aplicaciones ocurre igual, y además éstas son las principales culpables, junto a nuestro propio uso, de que la memoria del teléfono se llene. Descargas que necesitamos en un momento puntual y luego nunca borramos, apps cuyos cachés internos crecen sin medida ni control, o apps con datos en la nube que sincronizamos en local, y que llevan nuestra capacidad de almacenamiento hasta el límite.
Sí, tal vez tu teléfono tenga 64GB de memoria interna y ahí "cabe todo", pero lo recomendable es que no lo fuerces pues puedes provocar un mal rendimiento del teléfono en general. Trata de limpiarlo a menudo. Es recomendable siempre contar con aproximadamente un 20% de la memoria libre por lo que pueda ocurrir. Pues, de hecho, sin memoria disponible tampoco podremos actualizar el teléfono ni las apps. Porque en algún sitio se tiene que almacenar la nueva descarga antes de expandirse e instalarse.
La cobertura de datos o WiFi es deficiente
Por último, el teléfono móvil que llevamos en el bolsillo se pasa todo el tiempo conectado a Internet, la dependencia de las redes ha ido aumentado con el paso de los años hasta que explotó con las tarifas planas y las WiFi en todas partes. De ahí que muchas apps estén permanentemente actualizando contenidos, ya sean redes sociales, apps de mensajería o nuestro reproductor de música favorito. Casi todo depende ya de una conexión constante.
Por eso cuando tenemos mala cobertura, ya sea de datos o porque estemos lejos del router, o incluso porque el canal de nuestro router esté saturado, todo parece ir más lento. Porque no lo parece, realmente va más lento. Los procesos de las apps dependen de que la información corra a la velocidad adecuada, y la mala cobertura lo impide. Por eso tener una mala conexión de datos afecta a buena parte del rendimiento del teléfono.
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