Menos competencia, mejor preparada para el futuro y con bajos precios 'garantizados', aunque eso no es todo
La unión entre Orange y MásMóvil está a punto de hacerse realidad. Y con ella no sólo se habrá creado un nuevo gigante de las telecomunicaciones por tamaño e ingresos, sino que el operador resultante tendrá más armas para ser competitivo a partir de ahora, con consecuencias de todo tipo.
El que puede ser el mayor temor de los usuarios, que como consecuencia de la menor competencia, los precios del low cost ya no sean tan baratos, parece estar resuelto. Digi lleva dos años liderando los bajos precios y, gracias a los remedies, ahora tendrá mucha más capacidad para mantener su perfil agitador.
Pero esta 'garantía' de poder mantener los precios bajos (si Digi quiere) no será la única consecuencia de la reducción de competencia y el nuevo escenario propiciado por la presencia de Zegona al mando de Vodafone.
La televisión de pago en el punto de mira
Algunos de las consecuencias ya se han empezado a notar. Movistar dejó de estar obligada a compartir sus contenidos exclusivos de televisión y los canales de cine y series de Telefónica dejaron de verse en las plataformas de Vodafone, Orange y Agile TV.
El fútbol será otro de los afectados. Movistar es dueña de los derechos de emisión de las principales competiciones deportivas y para compartir sus contenidos ha optado por una fórmula que se calcula en base a los usuarios de televisión que tiene un operador y no sólo en base a los interesados en fútbol.
Esta fórmula se dejará notar notablemente en la factura que paga Orange por el fútbol, ya que contará con muchos más clientes de televisión que durante la negociación de la pasada temporada.
Siempre existe la remota posibilidad de que Orange abandone el fútbol si no le salen las cuentas, pero con el fútbol en manos de dos gigantes, diría que hay más probabilidad de que la próxima temporada suban más los precios del fútbol a que Orange se baje del barco.
Por otro lado, Zegona se ha mostrado abierta a extender su servicio de televisión a la marca Lowi para incrementar los ingresos por este servicio, así que es probable que la competencia en televisión low cost se mantenga viva.
Un futuro con tres redes
La existencia del un cuarto operador fuerte está garantizada gracias a Digi y los remedies conseguidos, pero la rentabilidad de desplegar cuatro redes paralelas es cada vez menos probable.
En fibra, son Movistar y Orange quienes más extensa tienen su red propia. En cambio, la mayor parte de la red de Vodafone está obsoleta, y Digi está considerando vender su red a un operador neutro. Así que no sería de extrañar que con el paso del tiempo, se acabe creando un tercer gran operador neutro al que operadores como Vodafone o Digi alquilen su red.
El problema es que perderían capacidad iniciativa a la hora de implementar avances como los que ha abanderado Digi con su fibra a 10 Gbps. Si el operador neutro mantiene la innovación, perfecto, pero de lo contrario, los usuarios podrían quedarse rezagados tecnológicamente en el futuro.
En móvil, MásMóvil/Yoigo nunca se caracterizó por tener capacidad para desplegar una red a la altura de la de sus rivales, sobre todo por la falta de espectro en las bandas bajas, y con Digi con menos frecuencias disponibles, es de suponer que tampoco podrá hacer grandes avances al respecto. Podrá desplegar su propia red e innovar, pero a Digi no le deberemos las redes más extensas, porque tampoco encaja en su política de 'cherry picking'.
Así que la mayoría de clientes seguirán estando bajo el paraguas de tres redes. La de Orange será la más rentable por se la que más clientes tiene haciendo uso de ella, pero también será la más propensa a sufrir saturación a corto plazo si no redimensiona la red correctamente. Todo un aliciente para un despliegue masivo de 5G, que es mucho más eficiente frente a la congestión de red.
Con Orange en situación de querer acelerar los despliegues propios, no hay motivos para pensar que Movistar quiera darle ventaja, así que podría ser que el ritmo de despliegue se vaya incrementando en los próximos meses.
Pero también podría ocurrir que los operadores quieran dar un respiro a sus cuentas, y mantener un nivel bajo de inversión mientras ninguno decida pisar el acelerador. Una situación que es más probable que pueda darse cuando sólo hay dos actores con suficiente capacidad inversora.
Menos diversidad de marcas low cost
La estrategia multimarca siempre ha sido remarcada como uno de los grandes impulsores del éxito del Grupo MásMóvil, pero ahora que va a fusionar su negocio con Orange, la variedad de marcas dirigidas a los mismos perfiles de clientes se hace excesiva.
Así que es de esperar que también se reduzca el número de OMVs que actualmente operan en España. Operadores que, como decíamos, se dirigen al mismo público y por tanto, cuentan con ofertas muy similares.
La desaparición de marcas no tendría que ser perjudicial para los usuarios en lo que a flexibilidad de tarifas se refiere. De hecho, podría aportar algo de claridad y servir para señalar claramente qué marcas serán referente para cada perfil a partir de ahora. Algo que se antoja bastante necesario, sobre todo cuando Telefónica tiene tan bien posicionada a O2, Vodafone a Lowi, y Digi ha conseguido un merecido reconocimiento por sí sola.
En juego están marcas asentadas como Simyo, Jazztel, Yoigo, o Pepephone, pero son muchas más las que podrían desaparecer. Pese a la desaparición de marcas, situaciones pasadas nos indican que las tarifas y condiciones se suelen mantener sin cambios, o con discretos cambios que con el tiempo se van corrigiendo.
Conoceremos a la verdadera Telefónica
La hegemónica Telefónica ha estado sujeta a una estricta regulación que le ha frenado todo tipo de iniciativas a lo largo de su historia, pero con la nueva Masorange alcanzando un 42% de cuota de mercado de usuarios móviles y de banda ancha fija, es de esperar que Movistar deje de ser considerado operador dominante. En telefonía fija, ya está cerca de librarse de sus obligaciones regulatorias.
Las consecuencias pueden ser más que previsibles si vemos lo que ha ocurrido con los contenidos de televisión, pero quizás no lo sean tanto. Porque Movistar no tendrá tantos motivos para cortar el grifo de acceso a sus redes de fibra y móvil. En redes hay más competencia.
Además, la pérdida de condición de operador dominante no tendría que afectar directamente a los usuarios puesto que la mayoría de rivales ya cuanta con acuerdos privados, que no dependen de las condiciones impuestas por la CNMC.
Al fin y al cabo, los ingresos mayoristas se han convertido en una parte vital para las teleco, y todos los actores con red propia están ansiosos por sacarle un mayor rendimiento.
Puede que Telefónica tenga la red de fibra más extensa, pero para tener una gran capilaridad por todo el territorio se necesitan todos los actores que despliegan red, sobre todo a los operadores más pequeños y a los operadores neutros (bluevia incluida), con mayor presencia en las zonas rurales poco rentables para los grandes operadores.
Lo que sí es más probable es que conozcamos a una Telefónica más agresiva comercialmente para recuperar parte del terreno perdido, o por lo menos, veremos que sus ofertas más competitivas dejen de estar limitadas a determinadas poblaciones. También será una Telefónica más dispuesta a participar en la consolidación del mercado.
¿La historia se repite?
Si echamos la vista atrás, al momento en el que se produjo la primera gran concentración del mercado en España, y Ono pasó a manos de Vodafone y Jazztel a manos de Orange, el mayor valor a las adquisiciones se otorgó a las infraestructuras adquiridas, que permitían hacer frente los primeros despliegues de fibra Movistar.
El resultado de aquella fase de fusiones y sus remedies fueron el germen de lo que más tarde se convertiría en el Grupo MásMóvil y que hoy es protagonista de la concentración. Una situación que los operadores no querían que vuelva a repetirse, porque si bien, MásMóvil ayudó a reducir los precios en el mercado, su rápido crecimiento sin necesidad de invertir en las más extensas redes de fibra y móvil, también acotó el poder de inversión de quienes despliegan extensas redes.
En esta ocasión, no se está absorbiendo al rival que más crece ni hay intereses por la infraestructura adquirida. MásMóvil y Orange se fusionan para ser más grandes y ganar la escala necesaria para hacer frente a inversiones futuras.
Que Digi vaya a crecer a mayor o menor ritmo, no parece que vaya a ser tanto problema para los operadores con red como lo pudo ser el crecimiento de MásMóvil en el pasado. Hoy tienen a muchos más usuarios pagando por unas redes que ya están desplegadas
Imagen portada | Copilot.
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