Telefónica se prepara para hacer frente al gigante Masorange en medio de una revolución

Esta semana, Orange y MásMóvil han presentado en sociedad su empresa conjunta. Esa nueva compañía, como ya sabemos, se llama Masorange y se ha convertido en el operador líder en España en número de clientes.

Telefónica, por tanto, se verá por primera vez superada en un año muy especial para la teleco española, el año de su Centenario, el año del regreso del Gobierno al accionariado, el año en el que el grupo saudí STC quiere duplicar su capital. Un año, además, en el que el sector de las telecomunicaciones cambiará para siempre.

Baile de acciones en medio de un sector convulso

Hace algo menos de dos semanas, tras más de dos años desde el inicio de las negociaciones, se completó por fin la fusión de Orange España y el Grupo MásMóvil. El resultado es Masorange, un nuevo gigante de las telecomunicaciones que nace con más de 37 millones de líneas entre móvil y banda ancha.

En concreto, Masorange cuenta con 30 millones de servicios móviles, 7,3 millones de banda ancha y 2,3 millones de usuarios de televisión. Lo que redunda en una cuota de mercado superior al 40% tanto en fijo como en móvil. Con estas cifras, Telefónica seguirá siendo el primer operador de España por facturación, pero dejará de serlo por número de clientes.

Masorange, además, ha confirmado que quiere aumentar notablemente su red de fibra propia para reducir sus acuerdos con terceros (principalmente, Telefónica) y Digi, que se ha hecho con los remedies de la fusión, ya cuenta con más armas para presionar a Telefónica en la renovación de su acuerdo mayorista.

Y todo esto ocurre, precisamente, el año en el que la compañía presidida por Álvarez-Pallete cumple su primer siglo de historia mientras impulsa su famoso plan estratégico 'GPS' y afronta una revolución dentro de su accionariado.

Por un lado, tenemos al grupo saudí STC, que cuenta con el 4,9% del capital desde hace unos meses, pero quiere llegar al 9,9% ejecutando los instrumentos financieros oportunos. Al mismo tiempo, CaixaBank ha reducido al 2,51% su participación en la teleco.

Y por otro, tenemos al Gobierno español, que a través de la SEPI ya se ha hecho con un 3% de las acciones, convirtiéndose en el cuarto mayor accionista por detrás de STC (4,9%), BBVA (4,83%) y BlackRock (4,80%). Pero el ejecutivo no se conforma con eso y ya ha confirmado sus intenciones de alcanzar el 10% "lo antes posible" y de solicitar un asiento en el Consejo de Telefónica.

Su participación actual del 3% no es suficiente para ello, ya que el consejo de administración de la teleco está compuesto por 15 miembros y se necesita superar el 6,7% para proponer uno. Aunque la SEPI consiguiera alcanzar esa cifra en los próximos días, no llegaría a tiempo para la junta general ordinaria de accionistas del 12 de abril, en la que se votará la reelección de cinco consejeros.

En cualquier caso, Telefónica anda inmersa en un proceso de transformación interno donde el Gobierno y el capital extranjero van ganado terreno. Y todo ello mientras continúa su lucha por lograr un entorno regulatorio más justo y se ve obligada a plantar cara a un nuevo rival. ¿Quién da más?

Imagen | Copilot editada

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