Telefónica parece que tiene clara su presencia internacional. Además de apostar por España con el despliegue de fibra óptica y la compra de Canal+, sus mayores esfuerzos se han centrado en Latinoamérica en detrimento de Europa. En el viejo continente el operador español ya salió de Irlanda y está buscando hacer lo mismo en Reino Unido.
La primera pareja de baile en la que se interesó Telefónica fue British Telecom, precisamente quien le vendió O2 en su día, por lo se quedaron sin presencia en el móvil. Pero tras el portazo del ex-monopolio, que compró Everything Everywhere, la empresa española recurrió al mismo comprador que se hizo con O2 en Irlanda, Hutchinson Group. El problema es que el regulador de las telecomunicaciones y el de los mercados no quieren que la operación se lleve a cabo.
Cualquier operación que lleve a que un mercado se quede con solo tres operadores con red propia corre serios riesgos de ser autorizada, y ese es el problema con el que se está encontrando Telefónica para vender O2. Al haberse adelantado BT con la compra de EE, el mercado británico ya se ha quedado con cuatro operadores con red (la propia BT-EE, O2, Vodafone y Three) por lo que una nueva reducción de los actores parece complicada.
La compra de O2 por parte de Three, perteneciente al grupo asiático Hutchinson, se crearía el operador con más clientes del país, pero los equivalentes británicos a la CNMC y CNMV españolas no están por la labor. Ambos organismos de competencia han pedido a la comisaria europea Margrethe Vestager, que tiene la última palabra, que no autorice la operación.
Las concesiones a realizar, el principal escollo
En Three ya eran conscientes desde el primer minuto que el aprobado a la compra de O2 no sería sencillo. Por ello prepararon una serie de concesiones que se resumen en tres puntos: el alquiler a largo plazo de su red a Sky y Virgin Media, la venta del 50% de Tesco Mobile que tiene O2 y la congelación de sus precios durante cinco años.
Pero a pesar de dichas concesiones, los distintos reguladores quieren que el comprador vaya más allá, obligando a Three a directamente vender parte de sus activos, como ya tuvo que hacer Orange para hacerse con Jazztel. Ahora solo nos queda ver si Three cede y hace esas concesiones o si por el contrario Vestager veta esta operación, como ya ha hecho con otras, lo que dejaría a Telefónica en una situación bastante incomoda, sin pareja de baile y sabiéndose que quiere salir del mercado británico.
Vía | Expansión
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