Ahorrar el máximo posible estaba al alcance de todos. Solo había que saber qué prefijo marcar en cada momento
El 25 de abril de 1998 entró en vigor en España la nueva Ley General de Telecomunicaciones, que por primera vez en la historia, liberaba el sector de las telecomunicaciones, permitiendo la llegada de nuevos operadores que usarían la red fija desplegada por Telefónica para ofrecer sus propios servicios.
Se acababa así el monopolio exclusivo de Telefónica y se abría la posibilidad de cambiar de operador manteniendo el mismo número fijo, pero de una manera muy diferente a cómo funcionan hoy las portabilidades móviles.
Pagar menos era sinónimo de recibir más facturas
En los 90, el teléfono fijo era utilizado básicamente para hablar, y el precio del servicio estaba muy alejado de las llamadas gratis a las que hoy estamos tan acostumbrados. Había que pagar una cuota mensual (de unos 12 euros, sin tener en cuenta la inflación) sólo para disponer del servicio y aparte, pagar por cada llamada.
El mayor problema en aquella época, no solo era el precio que había que pagar por las llamadas, sino que el precio variaba en función de la hora y el destino al que llamaras. Era más barato hablar por las noches y con tu misma localidad, pero el precio se incrementaba si llamabas a otra provincia o a determinadas horas.
Con la liberalización del sector y la llegada de los primeros operadores alternativos al fijo de Telefónica, se abrió la puerta a pagar menos por las llamadas (la cuota mensual había que seguir pagándola a Telefónica, que era el dueño de la red desplegada). Pero lo mejor es que podías elegir operadores diferentes en función del destino de tu llamada.
La liberación del teléfono fijo nació adaptada a la época, permitiendo, por ejemplo, elegir un operador para llamadas locales, otro operador para llamar a otras provincias, y otro operador para las llamadas a móviles, que eran las más caras.
Lo peor es que la tarea de elegir operador para cada destino no estaba del todo automatizada y requería introducir un prefijo delante del número al que querías llamar, pero lo mejor es que de esta manera podías beneficiarte sólo de las mejores tarifas de cada operador.
Con la liberación del teléfono fijo, era posible elegir uno o más operadores alternativos, así que recibirías tantas facturas como operadores tuvieses contratados, algunas de ellas con totales a pagar bastante ridículos ya que podían incluir tan solo una llamada al mes.
En los inicios de la liberalización del fijo, tan solo era necesario darte de alta gratis en los operadores alternativos, básicamente para que tuvieran un número de cuenta en el que cobrarte las facturas, si es que en algún momento decidías marcar el prefijo correspondiente del operador alternativo.
Algo más tarde llegó la posibilidad de solicitar 'preasignación' a un operador concreto, de manera que todas las llamadas pasaban realizarse automáticamente a través de ese operador sin necesidad de marcar su respectivo prefijo. Lo bueno es que la preasignación no impedía que utilizases otros prefijos.
Así que con un poco de paciencia y esmero, en los 90 podías conseguir la factura (o mejor dicho, facturas) más barata del mercado si tenías claro qué prefijo marcar en cada momento.
Recuerdo que en mi casa teníamos el teléfono fijo preasignado con el operador con mejores precios para las llamadas locales, que eran las que más realizábamos, y una pegatina sobre el teléfono que recordaba el mejor prefijo para llamadas nacionales, y el mejor prefijo para llamadas a móviles. Recibíamos al menos cuatro facturas cada mes, pero pagaba mucho menos que si sólo recibiera una factura.
La preasignación ayudó también a realizar las primeras conexiones a internet baratas antes de la llegada de las tarifas planas, ya que funcionaban a precio de una llamada local.
Retevisión, Uni2 y Aló, los primeros operadores fijos alternativos
En 1998 llegó Retevisión como primer operador alternativo para las comunicaciones fijas. Después de llevar cerca de una década en activo como empresa pública para transportar la señal de televisión y radio en España, Retevisión consiguió una licencia de acceso indirecto y se convirtió en el primer operador dispuesto a acabar con el monopolio de Telefónica.
Para acceder a sus tarifas, tan solo era necesario marcar el prefijo 050, que más tarde pasó a ser el 1050. En 1999, tras hacerse con la licencia para telefonía móvil, Retevisión creó Amena, el tercer operador móvil español.
El segundo operador fijo alternativo en llegar a España fue Uni2 (perteneciente al grupo France Telecom) y entre sus hazañas fue la de convertirse en el primer operador que eliminaba el establecimiento de llamada al llamar a teléfonos móviles, lo que facilitaba grandes ahorros en llamadas cortas. Su prefijo era el 1052.
Aló fue otro de los alternativos que logró gran reconocimiento gracias a su oferta, con la que pagabas cada minuto la mitad de lo que costaba en Telefónica, tanto en llamadas provinciales, como interprovinciales y 'conferencias' a Europa y EEUU, que era como se llamaban a las llamadas internacionales. Cualquier día y a cualquier hora. Lo que no decía es que el establecimiento de llamada se seguía pagando religiosamente.
Tele2 también llegó a España desde Europa, haciéndose reconocible por sus ofertas con ADSL. En 2007, Tele2 fue adquirida por Vodafone, después de haber entrado en España con la compra de Airtel.
Imagen portada | Copilot.
En Xataka Móvil | Movistar, Airtel y Amena en los 2000: así eran las 'ofertazas' que arrasaron el mercado antes de las tarifas planas y los OMVs.
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