La historia vuelve a repetirse. Por quinto año consecutivo, Movistar a abierto la veda de las subidas de precios para el nuevo año así que Vodafone y Orange vuelven a centrar las miradas porque tienen todas las papeletas para replicar las subidas de precios como ha sucedido años anteriores.
Y si la historia se repite, probablemente en enero tengamos noticias de la subida de Orange (y Jazztel) mientras que habrá que esperar algo más para saber de Vodafone, que suele aplicar las subidas a partir del mes de marzo, que es cuando inicia su año fiscal.
Pero más allá de que las subidas de precio año tras año se hayan "normalizado", en esta ocasión queremos mirar más allá y analizar todo lo que hay detrás de cada encarecimiento de precios y de cómo los operadores se la juegan con cada decisión que toman. Porque no sólo es una medida para perjudicar a usuarios y enriquecer a las empresas. Es más una búsqueda para encontrar el equilibrio perfecto.
¿Por qué suben los precios?
Uno de los principales y evidentes objetivos es el de mejorar los resultados financieros pero no sólo por tener que rendir cuentas a inversores en el corto plazo sino también porque es necesario presentar un plan viable para seguir creciendo en el medio plazo y para eso es necesario invertir.
Los operadores tienen que seguir invirtiendo en el despliegue de fibra y el coste se incrementa en función de cuanto menor es la población o más alejada está de grandes núcleos urbanos. Además, el cierre de centrales ADSL está programado así que cubrir con fibra lo que falta tampoco debería demorarse demasiado por lo que es de esperar que la inversión se mantenga estable en próximos ejercicios.
Otra parte importante del desembolso al que se enfrentan los operadores es el 5G. Primero con una primera subasta de frecuencias por el que pagarán más de 1.400 millones de euros, después llegará la frecuencia de los 700 MHz más cara y además será necesario instalar muchísimas más antenas que seguirán incrementando el coste. Y tampoco está muy claro a través de qué nuevos servicios se pueden rentabilizar las nuevas redes. Los coches autónomos que serán unos de los grandes beneficiados del 5G aún les queda ser una realidad y para los smartphones no parece que sea urgente una conexión mucho mejor que la del 4G.
Los usuarios con televisión de pago, obligados a pagar más
A eso se sumaría el aumento de inversión en contenidos audiovisuales, sobre todo por los derechos del fútbol repartidos entre Movistar y Orange, pero también por la disparada inversión que está haciendo Movistar en su apuesta por la producción propia de series. Vodafone, más atrevida, fue la única en quedarse al margen, argumentando que el coste que suponía para el operador era de unos 1.000 euros por cliente al año que difícilmente podrá amortizar aunque lograba compensar la previsible pérdida de clientes durante los meses duros en promoción de la nueva temporada del fútbol. Además, este ahorro permitiría a Vodafone fortalecerse en ámbitos como el cine y las series y alcanzar nuevos acuerdos en exclusiva.
Para el colmo de los operadores tradicionales, el grupo MásMóvil es quien se lleva todos los galardones en los resultados de portabilidad desde hace dos años. Y lo consigue principalmente con su estrategia de precios contenidos. Su desventaja en despliegue de fibra, que a pesar de haber llegado a acuerdos con Orange y Vodafone, no alcanza los 15 millones mientras sus rivales ya superan 21 millones de unidades inmobiliarias. Además, a pesar de no contar con una oferta de televisión a la altura de sus rivales, ha seguido siendo líder en los meses donde el fútbol se llevó todo el protagonismo.
Esta situación ha provocado que los grandes vieran frenando su crecimiento más de lo deseado por lo que se han visto a obligados a reaccionar con marcas blancas, creadas a su vez como respuesta para frenar el éxodo hacia el grupo MásMóvil o a OMVs independientes.
¿Cómo empujar a los clientes a pagar más?
Vale. Queda claro que para seguir mejorando el servicio es necesario invertir, y para aumentar la inversión hay que intentar ingresar más pero ¿subir precios a todos es la única solución? ¿hay manera de empujar a que los usuarios paguen más voluntariamente? ¿O cómo se consigue captar usuarios sin que una rebaja de precios masiva acabe hundiendo el ARPU (ingreso medio por cliente) que afectaría negativamente a la capacidad de inversión?
Movistar la tiene claro y vuelve a marcar el ritmo. Sin posibilidad de negarte, subirán los precios de sólo fibra, de sólo móvil y las tarifas Fusión. En el mejor de los casos lo hacen a cambio de alguna mejora impuesta pero a la que no tienes por qué sacar provecho y por tanto no servirá de exclusa para apaciguar el hartazgo de unos usuarios cansados de seguir encadenando subidas que ya superan los 20 euros en el acumulado del último lustro. Un riesgo que los operadores habrán calibrado pero ¿durante cuanto tiempo más les seguirá saliendo rentable? ¿la imagen de estos operadores no está lo suficientemente dañada?
Con velocidades de la fibra muy por encima de las necesidades del usuario medio y unas tarifas móviles con gigas que el pasado año dieron un notable salto hasta alcanzar los 10 o 20 gigas, las excusas para subir precios se van reduciendo y la televisión ha sido el aliado que Movistar ha usado en esta ocasión.
Con las cartas sobre la mesa de Movistar, este año quizás sube un grado más la curiosidad por la respuesta de Vodafone y Orange. Movistar ha utilizado la televisión como excusa para subir los precios de Fusión pero para que Vodafone y Orange siguieran siguieran la misma vía, antes tendrían que dar otro paso importante. ¿Se atreverán a incluir la televisión de manera obligatoria? Y de hacerlo, ¿será sólo para los nuevos clientes? Ya que esta vez Vodafone no cuenta con la carga del fútbol, tal vez sea buen momento para demostrar valentía también en esto y no subirse al carro de las subidas del mismo modo que hacen otros. Movistar ya tuvo su "momento de gloria" cuando anunció que sus nuevas tarifas sólo subirían a los nuevos clientes y aunque la realidad no ha tardado en desmentirle, podría ser una buena manera de diferenciarse para Vodafone.
Lo que parece claro es que seguiremos hablando de subidas de precios en telecomunicaciones. Además los operadores podrían haber sabido encajar el descontento de los usuarios que no encuentran ventajas que justifiquen las subidas de precios en forma de alternativas a través marcas como O2, Lowi o Amena, en las cuales, los mismos operadores sí respetan las condiciones firmadas. Aunque tampoco son una solución para todos, sobre todo para los interesados en la televisión de pago que por el momento, se ven abocados sí o sí a asumir las subidas de precios con uno de los operadores principales.
La otra cara de la moneda es que las subidas de precios, por automáticas que sean, en ocasiones pueden llegar a suponer un ahorro. No por la bondad de los operadores, pero sí porque al incrementar los gigas o la velocidad en todas las tarifas, habrá quien pueda cambiarse a una tarifa más barata ya que con las nuevas condiciones podría seguir ajustándose a sus necesidades.
¿Compartir o no compartir?
Como usuario, estoy orgulloso de que España cuente con una de las mejores redes de fibra y móvil del mundo y quiero que siga siendo así. Y a ser posible sin que me cueste más dinero. O al menos que sepan motivarme de verdad para que acabe pagando más, pero voluntariamente. Cómo conseguirlo es problema de los operadores, pero también el de mucha gente si indirectamente suben precios de manera indiscriminada. La vía de los acuerdos entre operadores podría mitigar el malestar de los indignados con las subidas de precios.
Aquí es donde de nuevo entra en juego la imagen del operador. Lógicamente, cada marca hace alarde de aquellos aspectos en los que destaca para diferenciarse de sus rivales. Si hablo de la mejor red de fibra, la mejor red 4G o los deportes en exclusiva, probablemente mucha gente relacione esos conceptos con un operador muy concreto. Así que perder ese elemento diferenciador en un momento en que no hay demasiadas diferencias de precios en tarifas con condiciones similares, no debe ser una decisión sencilla.
Pero a Yoigo no parece estar funcionando mal la estrategia de compartir redes de fibra y móvil. Así que quizás sea parte de la solución. Con Movistar envuelto en una espiral de elevadas inversiones, y Orange dando pasos en la misma dirección para crear una red de fibra que sea referente, Vodafone estaría intentando optimizar sus recursos cediendo parte de sus beneficios para pagar el acceso a la red de fibra de Telefónica y así reducir el riesgo de desplegar varias redes paralelas que acaben por no ser rentables. Una manera de proceder similar a la de Yoigo con Orange, pero extendiendo el acuerdo también a parte de la red móvil.
¿Dónde queda entonces el equilibrio entre invertir, subir precios y seguir siendo competitivos? ¿Compartir el despliegue de redes ayudaría a beneficiar más a los usuarios? Prácticamente dentro de un año las redes 5G deberían empezar a ser una realidad y para entonces deberíamos conocer si triunfa o no la apuesta por compartir.
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