En Estados Unidos es habitual que personas vinculadas al sector privado ocupen puestos en el Gobierno. Su propio sistema electoral parece favorecer este hecho, pero la llegada de Donald Trump al poder puso en tela de juicio la elección de un candidato cuyas prácticas empresariales siempre habían sido puestas en duda. Y cuando se desató la tormenta de ZTE, esos temores volvieron a la primera plana.
El gigante chino de las telecomunicaciones, con uno de sus pies apoyado sobre el ecosistema de los teléfonos móviles, sufrió un bloqueo unilateral por parte del Gobierno de los Estados Unidos. En la mochila, una pasada multa por comerciar con Irán cuando estaba prohibido. Finalmente todo parece haberse solucionado, aunque hay demasiadas dudas en el aire que tal vez no lleguen jamás a resolverse. Veamos qué es lo que ha ido ocurriendo.
Año 2012: Estados Unidos investiga a ZTE
Estamos en 2018 pero todo este caso se remonta al año 2010. Fue entonces cuando Estados Unidos inició una investigación contra ZTE por una presunta violación del control de exportaciones. Estados Unidos y otros países tenían prohibido vender productos electrónicos tanto a Irán como a Corea del Norte, y la sospecha de que ZTE había violado este cerco comercial con un acuerdo con TCI puso en marcha a los norteamericanos.
La acusación, además, era grave pues Estados Unidos sostenía que productos fabricados en suelo estadounidense, algunos componentes de la división de infraestructuras de ZTE, habían acabado en manos de los dos países antes mencionados y bajo sanción. El caso permanecería hasta entonces en la sombra mediática, con ZTE facilitando a Estados Unidos toda la información requerida por estos últimos.
Año 2016: Amenaza de restricciones sobre ZTE
Corría el mes de marzo de 2016 cuando llegó a los medios tecnológicos la información que indicaba que Estados Unidos se preparaba para fijar restricciones sobre ZTE, aunque inicialmente todo apuntaba únicamente a la filial norteamericana de la multinacional China. La investigación por la presunta violación del cierre comercial dejaba muestras de la culpabilidad de ZTE.
Estados Unidos afirmaba que el suministro de componentes norteamericanos a Irán y Corea del Norte había continuado incluso después de la apertura de la investigación, y los medios no tardaron en empezar a indagar sobre qué podría ocurrir con ZTE. En las quinielas, restricciones en cuanto a la adquisición de hardware y de software. ZTE no tardó en anunciar que colaboraba con el Gobierno de, por aquel entonces, Barack Obama.
Año 2017: 892 millones de dólares de sanción y algo más
Tras siete años de investigaciones, el Gobierno de Estados Unidos fijó una multa de 892 millones de dólares a la filial norteamericana de ZTE por la violación del cerco comercial contra Irán y Corea del Norte. Entre toda la información recopilada durante la auditoría, Estados Unidos determinó que había información falsa y procedió a sancionar a la multinacional china.
ZTE reconocería, a su vez, que no sólo se saltó este acuerdo de comercio con los dos países sobre los que pesaba una prohibición sino que además facilitó información falsa a los Estados Unidos durante la investigación. Ambos hechos fueron reconocidos por ZTE que se declaró culpable, y además de la multa inicial les fue impuesta otra de 300 millones de euros durante los próximos siete años por si volvía a producirse una infracción similar. ZTE tuvo que acordar el despido de 35 de sus ejecutivos implicados en esta violación de la prohibición sobre Irán y Corea del Norte.
16 de abril de 2018: ZTE no podrá comprar hardware estadounidense
Cuando todo parecía olvidado, Estados Unidos anunció una nueva y terrible sanción sobre ZTE, esta vez sobre toda la compañía y no únicamente sobre la filial que operaba en suelo norteamericano. La multinacional china no podría comprar hardware de empresas norteamericanas, lo que incluía chips de Qualcomm, Intel o Dolby, entre otros.
Esta prohibición ponía en tela de juicio la posible continuidad en el mercado de los smartphones de un ZTE que dependía en buena parte del hardware de Qualcomm e Intel para la fabricación de sus teléfonos. Y en el aire, la sospecha de que el embargo podría ampliarse también al software, lo que dejaría a ZTE sin poder licenciar Android. El mundo tecnológico enmudeció ante la nueva prohibición.
20 de abril de 2018: ZTE responde y califica el embargo de extremadamente injusto
La multinacional china explica que desde abril de 2016, fecha en la que le fue impuesta la sanción por el caso de Irán, ZTE "ha aprendido de su experiencia pasada en el cumplimiento del control de las exportaciones, le ha dado gran importancia a este cumplimiento y lo considera una piedra angular de su estrategia, premisa y base de su línea de operaciones".
Según la propia ZTE, la compañía dedica una gran cantidad de recursos a proyectos para el cumplimiento de las leyes y reglamentos de control de exportación, y que solo durante el pasado 2017 ya invirtió más de 50 millones de dólares en ello. Además, destacan en que no dejarán de aunar esfuerzos para tratar de solucionar estos problemas, abogando la comunicación y el diálogo.
3 de mayo de 2018: el primer embargo llega a las bases militares de EEUU
En este caso, el movimiento de bloqueo de Estados Unidos sobre ZTE tuvo un tercer invitado, el gigante Huawei, tercer fabricante del mercado mundial de móviles y compatriota de ZTE. Sobre Huawei también pesa desde hace tiempo la acusación espionaje al facilitar información a su propio gobierno con el envío de datos de los usuarios a servidores chinos.
El bloqueo se aplica a las tiendas que se encuentren dentro de una de sus bases militares: ya no venderán hardware de Huawei ni de ZTE. Este primer bloqueo era, sin embargo, algo laxo: los militares podrían seguir usando sus propios teléfonos de ambos fabricantes, aunque comprados lejos de las bases.
7 de mayo de 2018: China y ZTE mueven ficha hacia MediaTek y el autoconsumo
En plena tensión comercial entre Estados Unidos y China, y con el caso ZTE recién abierto sobre la mesa, China anuncia la creación de un fondo de inversión para promover el crecimiento del sector de los semiconductores con marcas propias. 47.400 millones de dólares para la potenciación y el desarrollo de los brazos de procesadores y gráficas con base ARM. Huawei, uno de los posibles beneficiados.
Por su parte, ZTE busca una salida hacia MediaTek ante la prohibición de comprar chips a Qualcomm e Intel. ZTE había iniciado las conversaciones para sustituir los Snapdragon de Qualcomm por los Helio de MediaTek. Los segundos ya habrían obtenido el permiso de su país, la República de China o Taiwán.
9 de mayo de 2018: ZTE paraliza su actividad comercial
Tan sólo dos días después del anuncio de las medidas de China para la creación del fondo para potenciar semiconductores propios, ZTE paraliza la actividad comercial en todo el planeta. La multinacional china da instrucciones a sus agentes comerciales de cesar todo tipo de actividad y comienzan las cancelaciones de pedidos por parte de operadoras de todo el mundo.
ZTE afirma tener efectivo suficiente para afrontar los distintos acuerdos comerciales en vigor y poder iniciar un litigio con Estados Unidos para levantar el bloqueo que pesa sobre ellos. De forma paralela, la compañía cierra su página web, además de los portales de comercio electrónico abiertos con Alibaba, uno de sus compatriotas y partners.
14 de mayo de 2018: Trump tiende la mano a ZTE por la pérdida de empleos
Ya con sospechas de que Donald Trump podría estar actuando a favor de sus propios intereses comerciales, el actual Presidente de los Estados Unidos emite un comunicado a través, cómo no, de su cuenta de Twitter. En él asegura sentirse consternado por la pérdida de empleos de ZTE y se compromete a dar instrucciones a su Departamento de Comercio para que todo se solucione lo antes posible.
"El presidente Xi de China, y yo, estamos trabajando juntos para ofrecer a la compañía telefónica china, ZTE, una manera de regresar a sus negocios, rápido. Se han perdido muchos empleos en China. El Departamento de Comercio ha sido instruido para que se consiga"
22 de mayo de 2018: Estados Unidos y China pactan un preacuerdo
Tras el ya famoso tweet de Donald Trump sobre las instrucciones a su Departamento de Comercio, fuentes de Washington y Pekín comunican al Wall Street Journal que se ha llegado a un preacuerdo. Ambos gobiernos parecen haber encontrado una solución para el problema con ZTE y su bloqueo para adquirir hardware de empresas norteamericanas.
Como parte de este acuerdo, ZTE tendrá que hacer varias concesiones. Desde cambiar a parte de sus directivos hasta introducir sensibles cambios en su gestión interna. Los responsables de provocar la primera sanción, la que recibieron por comerciar con Irán y Corea del Norte, tendrán que abandonar la compañía asiática.
25 de mayo 2018: Se levanta el bloqueo con condiciones
El preacuerdo sale a la luz, aunque de forma escalonada. Como parte del mismo, ZTE deberá despedir a los directivos relacionados con la primera sanción y colocar a algunos funcionarios de Estados Unidos dentro de ZTE. Estos funcionarios monitorizarán las actividades comerciales de la multinacional China.
Además, ZTE se hará acreedor a una "multa sustancial" de 1.000 millones de dólares que, en estos momentos, aún no se ha anunciado. También Además deberá cambiar a todo el equipo administrativo que trabaja en suelo norteamericano, los sustitutos de éstos deberán ser aprobados por Estados Unidos. Este movimiento se interpreta como un mensaje de Trump a las autoridades chinas.
7 de junio de 2018: todo toca a su fin con 1.000 millones y cambios
Al fin sale a la luz la cifra de la multa impuesta por Estados Unidos a ZTE. El fabricante chino debe hacer frente al pago de 1.000 millones de dólares, sumados a los casi 900 millones de dólares con los que fue sancionado el año anterior, para que se levante el bloqueo y vuelva la normalidad comercial, pudiendo de nuevo adquirir hardware de compañías norteamericanas como Qualcomm, Intel, Dolby y demás.
Además de estos 1.900 millones de dólares, ZTE debería depositar 400 millones de dólares a modo de aval sobre futuras multas que puedan ser impuestas desde Estados Unidos. Este acuerdo no gusta en Estados Unidos y la Cámara de Representantes aprueba un proyecto de ley que impediría que los EEUU llegue a un acuerdo con ZTE ante una posible amenaza de seguridad para el país.
La información más interesante que se extrae de esta propuesta de ley aprobada es la que se obtiene analizando los apoyos obtenidos. La propuesta se presentada formalmente por el senador republicano Tom Cotton y el demócrata Chris Van Hollen, una enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA), con apoyo no sólo del partido contrario a Trump, el demócrata, sino también de su propio partido, el republicano.
En el aire, dudas suficientes para alimentar a los conspiranoicos
Es posible que nunca llegue a saberse qué ocurrió tras el telón de esta obra de teatro protagonizada por los gobiernos de Estados Unidos y China, con la participación de ZTE como principal secundario y con empresas como Huawei, Qualcomm o Intel formando parte del elenco de la misma. Al menos no hasta que Trump deje de ser Presidente de los Estados Unidos y vuelva a su actividad anterior, y quien llegue para sustituirle decida o no abrir los cajones para que aflore la auténtica verdad.
Entre las posibles teorías se encontraría que Trump se habría asegurado una buena parte del control de ZTE en el futuro, algo a lo que China se habría opuesto y que habría combatido desde varios frentes, tanto al descubierto como en las sombras. Al descubierto, el movimiento para potenciar su propio sector de semiconductores. En la sombra, una probable presión sobre Apple y los componentes fabricados en el país y por empresas del país oriental.
Implicaciones comerciales sobre Apple en forma de aranceles especiales que harían daño a las cuentas de la compañía dirigida por Tim Cook y que se habría hecho extensibles también a otras grandes empresas norteamericanas con fábricas en suelo chino. Google, por ejemplo, o Amazon. Aunque Apple estaría a la cabeza por tratarse del emblema norteamericano en estos momentos.
Sea como fuere, es poco probable que este cierre del caso Estados Unidos contra ZTE sea realmente el fin de la historia. Los 400 millones de aval depositados por ZTE auguran nuevos conflictos futuros, y veremos qué sucede durante toda la transición de directivos y administrativos en las próximas semanas o meses. Y, por supuesto, toca esperar al propio Congreso de los Estados Unidos.
Si la propuesta de ley acaba convirtiéndose en una ley, estos movimientos deberán ser aprobados a partir de ahora por el Congreso, y no parece que Trump cuente con apoyos suficientes para hacer y deshacer a su antojo. La ley de Seguridad Nacional puede volverse en contra de los intereses del propio presidente del país, y eso sí sería toda una novedad.
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