Si hay una aplicación que ha dañado las cuentas de los operadores esa ha sido WhatsApp. Tras años sangrándonos a SMS a 15 céntimos, cuando descubrimos la aplicación (ya hace siete años) pronto la adoptamos prácticamente como un nuevo estándar de comunicación de texto, que además también nos permitía compartir imágenes, vídeos, audios y ubicaciones, llegando más tarde las llamadas por voz IP.
El primer intento por reconquistar a los usuarios llegó en 2012 en forma de nueva aplicación, Joyn. Tras su estrepitoso fracaso, a pesar de que se preinstalaba en los smartphones vendidos por los operadores, Google es el nuevo aliado de las compañías telefónicas. Junto a los de Mountain View han vuelto a la carga con el RCS, ofreciendo funcionalidades no disponibles en WhatsApp, pero su avance es muy lento y tiene grandes escollos que superar.
Tras haber usado el estándar RCS en Joyn, el nuevo intento de los operadores para hacer frente a WhatsApp se anunció en el MWC de 2016. En esta ocasión había un aliado fuerte, Google, que ya hace un año actualizó su Messenger para convertirlo en una app de mensajería compatible con los mensajes enriquecidos de los operadores (pasando siempre por los servidores de estos). Fuera se quedaba Apple, que no ha dado signos de querer colaborar.
La interoperabilidad es la piedra en el camino
La idea de los operadores y Google es ofrecer aplicaciones de mensajería más potentes que la propia WhatsApp, para tentar al cambio a los usuarios. Algunas de esas funciones extra, como compartir la ubicación en tiempo real, ya están en WhatsApp mientras que otras podrían resultar interesantes, como las videollamadas a varias bandas, poder compartir cualquier tipo de archivo, retransmitir en directo o adjuntar un mensaje a una llamada ("coge que es urgente" por ejemplo).
El problema de esa idea es la lenta adopción de la nueva solución. Los operadores que ya permiten usar RCS se pueden contar con los dedos de las manos (Sprint, Rogers, Telenor...) y si ponemos el foco en España solo Vodafone lo está ofreciendo, mientras que Orange planea lanzarlo en los próximos meses y Telefónica se lo toma con mayor calma. Vodafone ha dado cifras: 2,2 millones de clientes la usan, habiendo enviado más de tres millones de mensajes, lo que da una cifra de poco más de un mensaje por usuario.
Hay dos problemas para que este nuevo intento de derrocar a WhatsApp funcione: es necesario que los operadores ofrezcan el servicio para que sus clientes puedan recibir y enviar mensajes RCS y el más grave y difícil de solventar, su única compatibilidad con Android. ¿Qué probabilidades de éxito tiene una app de mensajería que deja fuera a los clientes de operadores no involucrados y a los usuarios de iOS? Escasas.
Tendremos novedades sobre RCS en los próximos meses, aunque Google en su blog lleva ocho meses sin hablar del tema y además lo ignoró en el último I/O, pero lo que parece seguro es que mientras no sea compatible con iOS y no esté disponible en todos los operadores (incluidos virtuales) los operadores se encontrarán con una respuesta similar a la que recibieron hace cinco años con Joyn.
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