Los mercados emergentes están siendo clave para la expansión de quienes ya se consideran gigantes en el mundo de las comunicaciones y, en concreto, del sector móvil. Países que en muchos casos se encuentran en Asia y África, continentes de los que hablamos continuamente por ser el destino y el objetivo de estos gigantes tecnológicos. Pero el hecho de que estén por explotar no significa que se trate de un camino fácil.
Hace un tiempo nos hacíamos eco de que en la India se estaba empezando a poner trabas a la iniciativa Free Basics. Un programa para acercar el acceso a la red a las zonas con menos infraestructura de la mano de Facebook que finalmente veía su fin tras la acción por parte de la TRAI (Telecom Regulatory Authority of India).
Y no se trata ni mucho menos del único país en el que ocurre algo así, ni el único programa o software que se ve afectado. Hay más casos de esta paradoja en la que las ganas de crecer de una y otra parte finalmente se dan de bruces por el propio terreno fértil. ¿Qué trabas son pues las que se encuentran éstas y otras iniciativas de cara a su expansión en los mercados emergentes?
África, la tierra prometida pero no para todo
Detrás de estos programas están las empresas cuyos servicios se fundamentan en que exista una conexión que permita una buena experiencia de usuario
De la importancia de este gran continente hablamos hace unos meses, al ser destino habitual de programas para expandir la conexión a la red de manera que no supusiese un impacto económico para el país. ¿Los actores principales? Como no podía ser de otra manera, detrás de estos programas están las empresas cuyos servicios se fundamentan en que exista una conexión que permita una buena experiencia de usuario, como son Microsoft, Google o Facebook.
Y no es de extrañar que África se encuentre en el punto de mira de estas empresas cuando, ya que sólo teniendo en cuenta lo que creció el número de usuarios de móvil ya se ve la acogida que puede tener cualquier inversión en estos países. Algo que verían en su momento fabricantes como Xiaomi, quien decidió ampliar su comercialización a Nigeria, Sudáfrica y Kenia en una primera fase de expansión por el continente.
No tenemos números exactos de cómo le han ido las ventas en estos mercados a la empresa china desde este momento, pero quien sí se está encontrando un camino tortuoso es Zuckerberg también con Free Basics. Dos meses duró la alegría hasta que, como vimos hace unas semanas, el gobierno egipcio dejó de renovar los permisos de la iniciativa.
La cara B de las tierras prometidas
Cuando hablamos del peso de Asia en la industria móvil se suelen dibujar China e India como mercados representativos dado su protagonismo. No en vano, hace unas semanas sabíamos que India ha crecido hasta desbancar a China quedando la segunda en cuanto a los principales mercados en el sector móvil y colocándose en el retrovisor de Estados Unidos. Pero el pastel se reparte entre otros muchos.
Ejemplo de ello es Singapur, el cual se verá beneficiado de un programa para crear un equipo de ingenieros por parte de Google, como han anunciado hoy en su blog. Por otro lado, recordando algunos casos recientes tras un mes de exámenes en lo que se refiere a cifras y balances (tanto trimestrales como anuales), vimos por ejemplo como Indonesia se erigía como mercado de marcado crecimiento en el caso de LINE.
Aunque justamente este binomio, Indonesia y la mensajería, es otro ejemplo de esta cara B que tiene la expansión por según qué mercados, encontrándose con barreras debido a aspectos socioculturales. El último caso que veíamos era el de los stickers con alusión a relaciones no heterosexuales los que las autoridades de Indonesia no veían con buenos ojos, pidiendo a los servicios mediante los que llegan que los eliminasen.
Algo que no se limita a Asia ni mucho menos. Hace poco leíamos en Quartz el caso de Nigeria, cuyas autoridades (concretamente la Comisión de Comunicaciones del país, NCC) ponían en tela de debate la regulación de servicios como WhatsApp, Twitter o Facebook, es decir, lo que se denomina como servicios over-the-top, debido a que estarían poniendo en peligro el negocio de las operadoras, cuyo beneficio ha descendido considerablemente. Una petición de regulación a la que también se suma Sudáfrica.
Un horizonte fructífero pero nada fácil
Ya vimos al hablar del ascenso de la India como mercado de referencia que se trata de países en los que las ventas han crecido de manera destacada por la confluencia de varios factores, como el hecho de que el acceso a los teléfonos móviles se extienda hacia zonas de menos recursos económicas y que haya muchos fabricantes (tanto locales como internacionales) que apuesten por la estrategia de los productos asequibles. Esta misma semana hemos visto el lanzamiento de un terminal cuyo coste apenas pasa de los 3 euros, el Freedom 251 Phone.
El móvil es un producto de demanda intrínseca y permanente debido al papel básico que juega actualmente en la comunicación, siendo en ocasiones el acceso a la red más económico y práctico, como vimos con el caso de la prensa en Tanzania o cuando hablamos del móvil como herramienta financiera en África. A esto hay que sumar el que sea objeto de deseo, fruto de las apps y las modas que van surgiendo y expandiéndose de manera rápida.
No obstante, estos gigantes tendrán que seguir vigilando aspectos como la neutralidad de la red, que no sólo está siendo amenazada en estos países (como estamos viendo con la iniciativa Binge On de T-Mobile), además de las barreras socioculturales que, si bien no tienen por qué ser una barrera absoluta para un servicio, puede suponer que no se inicie el contacto con buen pie. De momento, siguen siendo jugosos como nuevas fuentes de usuarios y, por tanto, de ingresos, y estos países a su vez se ven beneficiados porque poco a poco van alcanzando un buen nivel de infraestructuras ahorrándose en apariencia parte de la inversión.
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