Tiempos de consolidación decíamos hace un tiempo que se vivían en Europa. En España por ejemplo vimos como Vodafone se hacía con ONO y Orange con Jazztel, sin demasiados problemas por parte de los organismos regulatorios. Siempre se había hablado de que en el viejo continente había que unir fuerzas para hacer frente a los gigantes asiáticos o americanos, pero de un tiempo para aquí parece que algo ha cambiado.
De la necesidad de una consolidación se ha pasado a mirar con lupa cualquier movimiento empresarial, intentando preservar la competencia. Así vimos como Bruselas echó por tierra las intenciones de TeliaSonera y Telenor de unir fuerzas en Dinamarca, vaticinio de la noticia de hoy: las autoridades europeas no autorizan la venta de la filial británica de Telefónica, O2, a Hutchinson Group.
Semanas se lleva hablando de que la empresa española no podría salir del Reino Unido mediante una venta a la empresa que ya le compró el mismo negocio en Irlanda. De nada ha valido que el comprador se comprometiese a ceder parte de su capacidad de red a otros operadores, a salir de Tesco (un OMV) o incluso a congelar sus precios durante cinco años. Los temores a una menor competencia han podido con todo ello.
De cuatro a tres operadores con red
Lo cierto es que Telefónica perdió su oportunidad cuando British Telecom optó por hacerse con Everything Everywhere (operador conjunto de Orange y Deutsche Telekom) para volver al mercado móvil, del que salió precisamente al vender O2. Al no tratarse de dos operadores con red, dicha transacción no encontró grandes problemas para ser autorizada.
El problema es que Telefónica pretendía vender su operador con red a otro operador con red, lo que además de crear el mayor operador móvil en Reino Unido, reduciría el número de OMRs de cuatro a tres. Europa ya autorizó un movimiento similar en Austria anteriormente y ha podido constatar que dicha reducción del número de actores ha sido perjudicial para la competencia, con subida de precios incluidas.
La (no tan) incómoda situación de Telefónica
Ahora Telefónica tendrá que plantearse qué hacer con O2, aunque tras tantas semanas de rumores que apuntaban a la noticia hoy conocida es de imaginar que ya contarán con un plan B. Buscar otro comprador parecía algo complicado, vistas las trabas puestas desde Bruselas, pero parece que habría nuevos interesados en la compañía, que al no tener redes móviles propias no encontrarían tanto impedimento. Seguro que pronto tenemos noticias.
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