Continuamos analizando las posibles repercusiones en el mercado español de la futura fusión entre Orange y el Grupo MásMóvil, con consecuencias que pueden afectar al ritmo con el que se producen ofertas en todo el sector, cambio de cobertura para los usuarios de MásMóvil, un futuro muy diferente para la retransmisión del fútbol o el renacimiento de una Telefónica menos regulada.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), encargada de velar por la existencia de la libre competencia, adjudicó a Telefónica el papel de operador dominante por ser la teleco con mayor cuota de mercado, obligándola a una regulación que ha limitado sus movimientos desde la liberación del sector de las telecomunicaciones.
¿Será suficiente el segundo puesto por número de usuarios para dejar de ser dominante?
Pero la fusión entre Orange y MásMóvil puede cambiarlo todo. O al menos eso espera Telefónica, que quiere que la CNMC reconsidere su posición de operador dominante, ya que dejarán de ser el operador con más usuarios de fibra y móvil, aunque seguirá siendo el operador con más clientes de televisión, con más ingresos y con mayor huella de fibra.
En realidad, lo que Telefónica espera es una desregularización, que iguale sus obligaciones a las de otros actores del mercado que ofrecen servicios similares, como Netflix o WhatsApp. Si lo consigue o no, tiene que dictaminarlo la CNMC cuando revise el mercado telco, como muy pronto, en primavera de 2023.
La última revisión del mercado se produjo en marzo de 2020, y el código europeo de comunicaciones electrónicas establece que la próxima será en un plazo de cinco años desde la adopción de la medida anterior. No obstante, el propio código también recoge la posibilidad de realizar, si la dinámica competitiva lo requiere, un nuevo análisis de mercado en un plazo inferior a los cinco años, pero no antes de los tres años. Y es de suponer que la fusión entre Orange y MásMóvil requerirá una revisión del mercado.
Ventajas para los usuarios si Telefónica cede la posición de operador dominante
Es curioso lo que sucede. El organismo encargado de velar por la competencia, es el mismo que con sus normas, ha provocado que Telefónica sea menos agresiva de lo que podría llegar a ser, y ha ocurrido principalmente porque está obligada a que sus ofertas puedan ser replicadas por sus competidores.
La CNMC estableció dos zonas del país, en función del nivel de competencia (con tres o más redes de fibra desplegadas, y donde la cuota de Telefónica en el mercado minorista de banda ancha es inferior al 50% y existen, al menos, tres redes NGA con una cobertura mínima del 20%) o no: son la zona libre (compuesta actualmente por 696 municipios de mayor población), y la zona regulada (en la que se encuentran otros 7.453 municipios).
Esto no quiere decir que la CNMC impida a Telefónica ser más competitiva, pero para evitar verse obligada a reducir los precios mayoristas para que los rivales pudieran replicar sus ofertas, lo que hizo Telefónica fue limitar las mejores ofertas a la zona libre. Lo vemos más claramente en la oferta de O2, distinguida en función de dónde vivas, pero también ocurre con la oferta de fibra más barata de Movistar.
Así que si Telefónica dejase de ser considerado operador dominante, podrá extender sus ofertas con fibra a todo el territorio, y podría lanzar promociones de manera más ágil y agresiva, al no tener que esperar el visto bueno del regulador.
En lo que respecta al acceso mayorista a otros operadores, la pérdida de condición de operador dominante no tendría que afectar demasiado, puesto que la mayoría de rivales ya cuanta con acuerdos privados, que no dependen de las condiciones impuestas por la CNMC.
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