RIM ha hecho públicos los detalles de sus resultados financieros correspondientes al segundo trimestre del ejercicio fiscal del año 2012 y las cifras obtenidas no han resultado nada halagüeñas para la multinacional canadiense. Como consecuencia, los de Waterloo ha reajustado de nuevo sus previsiones para lo que resta de año, con unos resultados que se prevén más bajos que las estimaciones hechas en el mes de junio tras la presentación de los pobres resultados financieros del trimestre anterior.
Hemos lanzado con éxito una nueva gama de smartphones equipados con BlackBerry OS 7 en todo el mundo en las últimas semanas y estamos registrando unas fuertes ventas y un gran interés por parte del público. Sin embargo nuestra producción se ha situado en niveles bajos a la espera de una mayor demanda de modelos antiguos, que no ha sucedido.
Nueva caída de ventas y errores de estrategia
Según declaraciones del co-director ejecutivo de RIM, Jim Balsillie, los malos resultados se deben principalmente a la baja demanda registrada por los modelos más antiguos de BlackBerry, aún vigentes en el mercado mientras se espera la llegada de los nuevos modelos presentados hace pocas semanas.
Una respuesta de lo más lógica por buena parte de sus clientes potenciales, muchos de los cuales son actualmente usuarios de otras plataformas, cuyas opciones actuales son modelos de BlackBerry que ya llevan tiempo en el mercado y cuya vida útil acaba con la llegada de BlackBerry OS 7, sistema operativo al cual no podrán ser actualizados mientras RIM utiliza su nueva plataforma como un potente argumento de venta.
Un total y absoluto cúmulo de incongruencias que se han saldado con 4 millones menos de smartphones vendidos y tan sólo 200.000 unidades del tablet PlayBook, obteniendo unos beneficios un 15% más bajos respecto al trimestre anterior, lo que se traduce en unos 4.200 millones de dólares (aproximadamente 3.026 millones de euros), frente a los casi 5.000 millones de dólares (3.600 millones de euros) del trimestre anterior.
La rebelión de los accionistas
Por lo que no son de extrañar las misivas que recorren las oficinas del cuartel general de Waterloo en la que miembros del consejo de accionistas piden las cabezas del propio Balsilie y de su compañero de andanzas Mike Lazaridis, tratando de acabar con la atípica bicefalia que, a los mandos de RIM, llevó a la multinacional a atravesar una época dorada en el terreno de la telefonía móvil corporativa en años pasados.
La que hasta no hace mucho tiempo era considerada como un rival a tener en cuenta ha pagado caro su falta de capacidad de decisión y respuesta, retrocediendo en número de unidades vendidas y, por ende, en cuota de mercado y competitividad.
Sus previsiones se sitúan a mitad de camino entre los dos últimos trimestres que sin duda marcarán este “annus horribilis” de la compañía. La apuesta por los nuevos terminales y la campaña navideña podrían acelerar las ventas hasta el punto de situarse alrededor de los 14 millones de unidades.
Del fracaso del BlackBerry Playbook y la fuga de talentos
Sin embargo, RIM aún tiene que lidiar con la gran inversión realizada en el desarrollo y comercialización del BlackBerry PlayBook, un tablet que no termina de cuajar en el mercado, víctima en gran medida de un software poco depurado que ya ha recibido un buen número de actualizaciones, y del que ya ha sido anunciada una gran rebaja en el precio de cara a incentivar sus ventas en el canal corporativo.
Para colmo de males el vicepresidente de la división BES de BlackBerry, John Vandermay, responsable del equipo de 400 desarrolladores que se encargan de evolucionar el servicio de comunicaciones orientado a la mediana y gran empresa ha abandonado su puesto para pasar formar parte de la plantilla de Gemcom Software International. Y no ha sido el único en abandonar el barco.
Las cosas no pintan bien para RIM y sus máximos responsables, los cuales, una vez más, han solicitado tiempo a sus socios para afianzarse de nuevo en el mercado y recuperar el puesto que se supone le corresponde en el panorama de la telefonía móvil. Y será eso mismo, el propio tiempo, el que juzgue lo acertado o no de su decisiones.
Vía | BGR.