En muchas ocasiones y distintos foros hemos escuchado que España es un país a la vanguardia en lo que a redes de Banda Ancha fijas de alta velocidad se refiere. Y es cierto que ya contamos con conexiones de hasta 1.000 Gbps de descarga y que la fibra está llegando ya a muchos hogares, pero nuestra amplía geografía está haciendo que esa llegada sea muy desigual territorialmente.
Como desvela el análisis geográfico de los servicios de banda ancha y despliegue de nueva generación en España de la CNMC casi la mitad de esa fibra instalada se queda en poblaciones de las provincias de Madrid y Barcelona. Nos queda el consuelo del cable, que cubre también importantes zonas de provincias sin tanta población.
A cierre de 2014 ya eran 25.8 millones las líneas de Banda Ancha fija de fibra o cable las instaladas en España, listas para que los usuarios que las tengan a mano puedan conectarse a velocidades del siglo XXI. Pero como nos deja ver el informe del regulador, el reparto de esas líneas es muy desigual y lo peor es que no parece que vaya a haber una mejora a corto ni medio plazo.
El tamaño de la población es determinante
Como podéis ver en el gráfico sobre estas líneas Madrid y Barcelona se quedan con gran parte de las líneas de fibra instalada, pero es que además la gran mayoría se queda en las poblaciones de más de 100.000 habitantes. Los que viven en poblaciones de 10.000 a 100.000 habitantes tienen la suerte de contar con los operadores de cable, que tienen más accesos instalados en este tipo de poblaciones que los operadores que apuestan por la fibra.
Pero es en las poblaciones por debajo de 10.000 habitantes las redes de nueva generación tienen una presencia muy reducida. Las que están dentro de comunidades con operadores regionales (País vasco, Galicia y Asturias) la solución es el cable de esas compañías, pero fuera de ellas la llegada de este tipo de redes está en el aire.
La importancia de la regulación
Con estos datos sobre la mesa, la disminución de la brecha digital está en manos de la CNMC, que tiene una nueva regulación para este mercado por aprobar. La propuesta definitiva del regulador, a la espera de escuchar a todos los actores, es obligar a Movistar a abrir su red de fibra en esas zonas donde precisamente no hay al menos tres redes de NGA.
Aunque a priori la noticia parece positiva para las poblaciones pequeñas, Movistar ya ha amenazado con frenar su despliegue de fibra, que tenía previsto llegar con su fibra a casi todas las poblaciones españolas en 2020. Por eso, los residentes en esos municipios penden de la regulación definitiva y de la actitud de los distintos operadores, para conocer si algún día (cercano) la fibra o el cable llegan a sus hogares.
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