Las ventas de smartphones empiezan a frenarse, así lo indican las predicciones de Gartner, que estima que el crecimiento de este mercado caerá al 7% durante 2016 -menos del doble del crecimiento registrado en 2015, y sin visos de aumentar en próximos años. La saturación del mercado y la escasez de diferencias técnicas entre modelos hace que tengamos cada vez menos motivos para cambiar de móvil.
Hasta ahora, las marcas han venido apostando por ciclos de renovación anuales para revitalizar las ventas. Es la estrategia del tener lo más puntero, estar siempre a la última, pero el truco ya no les está funcionando tan bien. La batalla del hardware está pasando a un segundo plano y sólo las empresas que sepan compensar este apartado con un buen ecosistema de servicios sobrevivirán.
Valor más allá del hardware
El mercado de los móviles está cambiando y muchos caerán por el camino. Así ve el futuro del sector la analista de Gartner Roberta Cozza, que prevé la desaparición de aquellas compañías que no puedan ofrecer un valor más allá del propio hardware.
Sería el caso de BlackBerry, donde a pesar del temporal siguen empeñados en lanzar nuevos equipos (tienen dos modelos en fase de desarrollo según su CEO), o de Microsoft, cuyo futuro tras el despido de 1.850 trabajadores de su división móvil es más que incierto a pesar de los rumores del Surface Phone.
HTC es un ejemplo claro de que no sólo de hardware se vive. La compañía taiwanesa lleva bastante tiempo sin levantar cabeza a pesar de los constantes intentos por mejorar sus resultados. El problema es que esos intentos se reducen al lanzamiento de nuevos teléfonos. Ayer mismo conocimos los resultados de mayo y parece que el nuevo y flamante HTC 10 no ha servido de mucho. Sin embargo, la marca asiática podría tener futuro en el segmento de la realidad virtual con las HTC Vive.
Alargando los ciclos de renovación
Como decíamos, el modelo de negocio de los actores principales en esto de los smartphones ha sido el de renovar sus modelos una vez al año. Apelando a nuestro espíritu consumista, quieren que cambiemos de móvil cada año para tener lo último de lo último, pero la realidad es que el ciclo de renovación se va prolongando cada vez más.
Aunque muchas marcas se empeñen a forzar la compra de nuevos productos al no actualizar el sistema, la realidad es que la vida útil de un móvil es mucho más larga de lo que les gustaría. Según Gartner, los usuarios que suelen gastar más cambian su móvil en ciclos de alrededor de dos años y medio.
Por otro lado, cada vez hay menos diferencias técnicas entre equipos de una misma gama, haciendo que las razones para cambiar de móvil disminuyan. No tiene sentido renovar un smartphone que funciona bien sólo porque ha salido un modelo superior si además no ofrece mejoras contundentes que justifiquen su compra.
Los fabricantes tienen que adaptarse y es posible que cambien su estrategia en un futuro cercano. De momento es sólo un rumor, pero ya hay indicios de que Apple podría abandonar su hábito de anunciar nuevos teléfonos cada año para ofrecernos un nuevo iPhone cada tres años.
La cosa cambia en países emergentes, donde el mercado no está tan saturado y la mayoría de usuarios tiene terminales de gama de entrada. En este sentido, los ciclos de renovación son más cortos y hay más espacio para innovaciones.
Y mientras tanto...¿Qué hacemos?
Las innovaciones a nivel de hardware son cada vez más discretas y ya no hay grandes diferencias entre los móviles que encontramos en el escaparate. Sin embargo, el hardware no puede vivir sin el software y es aquí donde se librará la próxima gran batalla.
Si los ciclos de renovación acaban por ampliarse, el compromiso con el software debe fortalecerse. Imaginemos que Apple decide lanzar nuevo iPhone cada tres años. Podrían aprovechar los años de espera para seguir ofreciendo novedades a sus clientes en forma de software. Sí, ya lo hacen con las actualizaciones de iOS cada año, pero podríamos asistir a un nuevo concepto de actualizaciones, con más y mejores novedades.
Los androides lo tienen más complicado para adoptar un modelo de este tipo dada la naturaleza fragmentada del sistema. Sin embargo, marcas como Samsung han conseguido ofrecer un ecosistema de servicios muy completo al margen de la plataforma que supone un valor añadido con respecto a la competencia.
El hardware es importante, pero el software será el elemento diferenciador que determine en última instancia quien sobrevive a la feroz competencia.
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