Con la entrada del mes de junio, Yoigo cumple su primer año y medio de vida, una fecha quizás no muy redonda pero significativa en el caso de un operador móvil, ya que es el momento en el que acaban sus primeros contratos de permanencia.
A principios de diciembre de 2006 se lanzaba un nuevo operador móvil en nuestro país, tras muchos años de oligopolio de las tres grandes (con permiso de Carrefour móvil). Desde el principio, Yoigo quiso dejar claro que no era un operador virtual y que su filosofía iba a ser muy diferente a la que hasta entonces conocíamos. Sería una compañía centrada en las tarifas (lo que hizo que no regalara móviles), sin letra pequeña y que diría las cosas claras. Con cobertura propia, pero apoyada por la de Vodafone donde fallaba.
Así lo demostró desde un primer momento, lanzando unas tarifas revolucionarias en su momento: 12 céntimos minuto a cualquier destino y hora. Obtener una tarifa similar en Movistar, por ejemplo, requería un consumo de 90 euros al mes. Además, por primera vez las llamadas costaban lo mismo tanto para clientes de contrato como de tarjeta, aunque también introdujo algo nunca visto: el consumo mínimo en prepago. También fue revolucionaria su tarifa de datos, que nos permite conectarnos sin límites pagando un máximo de 1,20 euros al día.
Pero sin duda, el momento en el que Yoigo demostró ser una operadora diferente fue algún tiempo después, en marzo de 2007, cuando la Ley de Consumo obligó a todas las compañías a facturar las llamadas por segundos. Yoigo fue de las pocas que aplicó esta norma sin subir un céntimo las tarifas. Y por si fuera poco, en noviembre lanzó algo aún más revolucionario: las llamadas entre clientes serían gratis, sólo pagando el establecimiento de llamada. Lo nunca visto.
Pero las cosas comenzaron a complicarse en ese momento.
Sólo cuatro meses después de haber lanzado esta tarifa (y habiendo jurado y perjurado que no se trataba de una promoción), Yoigo la limitaba a una hora diaria, subiendo de facto sus tarifas por primera vez.
Además, surgieron nuevas operadoras (principalmente Simyo, de KPN) que mejoraban las tarifas de Yoigo, y sin consumo mínimo mensual. Al poco tiempo, este virtual lanzó también su promoción de llamadas gratis entre clientes, aunque limitada desde un principio a los 10 primeros minutos de cada llamada.
Lo último ha sido la firma de un acuerdo con Movistar para usar su red (lo que convierte a Yoigo en el operador con mayor cobertura), la venta de móviles a 0 euros en contrato y una nueva subida de tarifas, en este caso las internacionales.
Muchos critican a Yoigo por haber permanecido inmóvil todo este año y medio, sin bajar sus tarifas pese al aumento de la competencia, incumplir sus promesas o haber tardado más de un año en poner en marcha el área de clientes de su web.
Sin duda, el cuarto operador de nuestro país tiene tareas pendientes. No sólo recuperar la confianza de muchos, sino también poner en marcha una oferta para empresas y autónomos, un programa de renovación de móviles (¿sistema de puntos?), ofrecer servicios 3G (no olvidemos que su licencia es UMTS) o actualizar sus tarifas, actualmente desfasadas cuando hay operadores que ya las ofrecen a 8 céntimos por minuto, como MásMóvil. Además, siguen los rumores sobre la compra de TeliaSonera por parte de Orange, lo que posiblemente les obligaría a deshacerse de Yoigo en España...
¿Cuál es tu valoración del primer año y medio de Yoigo? ¿Seguirás como cliente cuando acabe la permanencia?